Los varones y las mujeres no somos iguales. Eso es algo de lo que no me cabe la menor duda. Y es algo con lo que estoy absolutamente de acuerdo con los y las feministas de la diferencia. Lo único en lo que estoy de acuerdo con ellos/as. Y es que hay un factor que olvidan los/as feministas de las diferencias, y es por ello por lo que difiero tanto con estas personas: olvidan que tampoco somos iguales entre todos los varones y que tampoco son iguales entre todas las mujeres. Es decir, que las personas somos individuos únicos e irrepetibles en el mundo.
El feminismo de la diferencia se equivoca en dividir la especie humana en dos grupos, varones y mujeres, y en base a esta dicotomía nos atribuyen una serie de características diferentes a cada sexo. Según las y los feministas de la diferencia, o mejor dicho, según las personas sexistas, los varones somos todos, sin excepción, fuertes, brutos, insensibles, competitivos, agresivos, nos gusta trabajar y no dedicarnos al cuidado de nuestras crias, adoramos a las mujeres maquilladas y con tacones altos, etc, etc. Asimismo, según estas personas, las mujeres son todas dulces, sensibles, débiles, tiernas, rebosantes de amor, sólo piensan en el cuidado de sus hijos/as y nunca en el sexo, etc, etc. Y esto es un error. Lo cierto es que, como dije al comienzo, cada ser humano es un ser único e irrepetible. El simple hecho de nacer hombre o de nacer mujer no determina ni nuestro temperamento, ni nuestros gustos, ni nuestros deseos. En todo caso, en un principio podría condicionar, pero nunca determninar. Nada tengo yo que ver con Adolf Hitler, ni con Stalin, ni con Leo Messi, ni con Orlando Bloom. Nada tiene que ver mi abuerla con Julia Robers, ni con María Montessori, ni con Hipatia de Alejandría, ni con Valerie Solanas, ni con Angela Merkel.
"Yo soy yo y mis circunstancias", decía el filósofo José Ortega y Gasset. ¡Y cuánta razón tenía!
Podría presentarles a varios varones sensibles, tiernos, cariñosos, que se fascinan ante los/as bebés y que están dispuestos a tomar una baja por paternidad... Y, a su vez, podría mostrarles ejemplos de mujeres que maltratan a sus hijos/as, que son brutas, insensibles, competitivas, etc. Por si así lo desea, para hallar pruebas de estas diferencias de carácter individual e impulsados por la cultura y la educación, y no por la naturaleza, le recomiendo, entre otras muchas que podría citar, la lectura de los estudios sociológicos de Margaret Mead. Dos libros que me parecen sumamente interesantes de esta mujer, son:
Sexo y temperamento en tres sociedades primitivas, y
Sexo, adolescencia y cultura en Samoa.
Así pues, con esto queda claro que no habríamos de hablar de hombres y mujeres, o mejor dicho, no deberíamos hablar del varón y de la mujer (porque es lo que hacen las personas sexistas y los/as feministas de la diferencia: hablan
del varón, refiriéndose al conjunto de los hombres; y de
la mujer, generalizando a todas las mujeres, cuando realmente lo que pretenden es hablar por sí mismas. Lo que quiero decir es que un hombre o una mujer deja de ser, para estas personas,
un hombre o
una mujer, para dar lugar
al hombre y
la mujer, como conjunto estereotipado). En su lugar, pienso, haríamos bien en hablar de personas, de seres humanos.
Pero lo peor, bajo mi punto de vista, se encuentra no sólo cuando se nos atribuyen una serie de supuestas caracterísitcas que tenemos por el mero hecho de ser varón o mujer. Lo peor viene cuando llegan a más: cuando nos insertan dentro de un papel fijo, preestablecido e inamomible; cuando nos introducen en una serie de roles que debemos cumplir sólo por tener pene y testículos o vagina y clítoris.
¿Por qué yo, por haber nacido varón, he de dedicarme exclusivamente a proveer dinero para mantener a mi familia mientras mi pareja se dedica al cuidado de la casa? ¿Por qué mi pareja, por el simple hecho de ser mujer, debe dedicarse exclusivamente a las labores domésticas? Ojo, por favor, fíjense en que no estoy diciendo que la mujer deba trabajar mientras el hombre debe cuidar a sus hijos/as, ni que esté mal que una mujer sea ama de casa. A lo que me estoy refiriendo es a por qué ese papel fijo debe darse en todo varón y en toda mujer siempre, sí o sí, y sólo porque lo diga la sociedad. ¿Y si yo quisiera coger una baja por paternidad? ¿Y si mi pareja quiere trabajar? ¿Y si ambas partes, mujer y hombre, desean desempeñar ambos roles? ¿Y si ni el hombre ni la mujer quieren tener hijos/as y exclusivamente quieren elegir, libremente, la opción de trabajar? ¿Y si una familia opta por mantener los roles tradicionales pero de forma invertida? Y, por qué no, ¿qué malo habría en que una familia decida tener la postura tradicional?
Por supuesto, existen ciertas diferencias entre hombres y mujeres que sí son generales a cada sexo. Por ejemplo, las mujeres pueden gestar y parir, mientras que los varones no (y esto sin tener en cuenta que no ocurre tampoco este hecho en todas las mujeres. Las hay estériles o infértiles, y eso no las convierte en varones). Ahora bien, este hecho no debería implicar la obligatoriedad de llevar a cabo la función biológica. Si una mujer no desea ser madre, no desea gestar y parir un/a hijo/a, ¿por qué habríamos de obligarla? ¿Porque es mujer y "es su función"? No. Indudablemente, para mí la posibilidad de hacer algo biológicamente no debería implicar tener que desempeñar la función de forma obligatoria. No quiero pensar lo que debe suponer para una mujer un embarazo no deseado (que no es lo mismo que un/a bebé no deseado/a. Puede no desearse tener la criatura en ese momento pero sí quererle); y mucho menos quiero pensar lo que ha de ser un parto no deseado (parir hay que hacerlo con tranquilidad, con la mente fija en ello, siendo respetada... Y si una mujer no desea hacerlo, no va a estar muy a gusto durante este proceso). Tampoco creo que a todos los varones, por mucho que digan que "a todos los hombres les encanta trabajar y sentirse importantes, aunque eso conlleve no permanecer junto a su cría, les encante pasar veinte horas trabajando y alejado por su familia (creo que la prueba de esto que digo está en que hay varones que piden derechos para los trabajadores y las trabajadoras). O por lo menos, a mí no me gusta (añado que a mí no, porque no quiero generalizar y cometer el mismo error de las personas sexistas).
El hecho de que un varón no pueda gestar o parir, no debería significar que los varones estén obligados a trabajar y a no poder cuidar de su prole. Si ese es el deseo de éste, y, más aún, de la pareja, ¿por qué prohibírselo? Criar, cuidar y educar a un/a bebé no es sólo cuestión de dar el pecho o haberlo parido. También necesitan caricias, protección, besos, cuidados básicos, amor, abrazos... Y esto son tareas que perfectamente pueden desempeñar los varones.
Y es que, al fin y al cabo...
La educación debe estar dirigida, bajo mi punto de vista, hacia la formación del individuo como persona, como ser humano, con una buena base moral, intelectual, física... y debe estar orientada siempre hacia la libertad del mismo. El fin último de la educación, pienso, debe ser la persona misma y no otro.
Empero, en un mundo en el que se segregan a las personas en función de su sexo (varón o mujer), en un mundo regido por las pautas sexistas o de los/as denominados/as feministas de la diferencia, la libertad no es posible, en tanto que el hombre y la mujer han de desempeñar unas funciones que no han elegido por su propia cuenta, sino que se les han sido impuestas por la sociedad, en primer lugar mediante la educación desde su niñez, y seguidamente mediante la promulgación de leyes que dificultan la elección (apenas hay bajas por paternidad, piensan dar una paga a las amas de casa pero no a los amos de casa en caso de haberlos o de querer haberlos, etc).
Por ese motivo opto por el feminismo de la igualdad. Y no es porque piense que hombres y mujeres somos iguales; como ya dije al inicio, somos diferentes. No es porque desee que todas las mujeres, sí o sí, vayan a trabajar. No es porque quiera que todas las mujeres, sí o sí, dejen a sus hijos/as únicamente en manos de sus parejas. No es porque desee que el hombre y la mujer se dediquen a la vez al trabajo y a las tareas domésticas de forma obligada. Ya lo digo y lo dejo bien claro: para mí, tanto el trabajo como el cuidado de una familia son funciones igual de importantes. Si no hubiesen personas a cargo de los niños y las niñas, las pobres criaturas no sobrevivirían. Y, al mismo tiempo, si no hubiesen personas que trabajan fuera del hogar, la sociedad no podría permanecer en pie.
Yo opto por el feminismo de la igualdad, porque es el feminismo que me trata como persona y no como varón, y por ende, no me introduce dentro de un grupo de características fijas, lo cual me lleva a tener la libertad de elegir lo que quiero hacer en mi vida. Opto por el feminismo de la igualdad porque es el que me trata realmente por igual a una mujer; porque es el feminismo que no me hace desaparecer (para el feminismo de la diferencia no existen los hombres, sino "el hombre"; y tampoco existen las mujeres, sino "la mujer", y has de cumplir con lo que se te dice, porque si no eres un "hombre-mujer" (afeminado) y una "mujer-hombre" (machorra). ¡Qué tontería!).
Opto por el feminismo de la igualdad porque es a éste gracias al cual niños y niñas tienen el mismo currículum en la escuela, es decir, ambos sexos pueden estudiar matemáticas, lengua y literatura, conocimiento del medio, inglés, educación física... en vez de separarlos en "los chicos estudian química y las chicas costura y economía doméstica" (por cierto, no entiendo por qué estas asignaturas no se estudian en el Instituto. Siempre he pensado que a los/as jóvenes nos venría bien que nos enseñasen a desenvolvernos de forma autónoma cuando nos independicemos).
Opto por el feminismo de la igualdad porque es el que me permite estudiar pedagogía y estar con niños/as (tarea atribuida a las mujeres) mientras mi pareja estudia una ingeniería (labor socialmente asociada a los varones).
Opto por el feminismo de la igualdad porque es el feminismo que me permite elegir mi vida como individuo y no mi vida como varón.
A las personas que promuevan que los varones en general y las mujeres en general somos diferentes, en vez de tratarnos como a seres humanos individuales, solamente les pregunto:
¿Por qué los niños y las niñas no podrían elegir jugar al balón o a las muñecas?
¿Por qué los niños y las niñas no podrían elegir de qué color quieren vestir?
¿Por qué los hombres y las mujeres no pueden elegir, sin que nadie les mire mal y les señale con el dedo, a qué quieren dedicarse?
¿Por qué no una sociedad en la que no haya roles fijos, sino, en su lugar, roles opcionables e incluso rotables?
¿Por qué no una sociedad en la cual al varón y a la mujer se les den las mismas oportunidades, los mismos derechos, y el mismo respeto como persona y no como hombre o mujer?
¿Por qué no una sociedad basada en el amor, la igualdad de trato y la libertad?