El Síndrome de Alineación Parental (SAP) es una construcción ideológica que fue ideada por el médico psiquiatra y psicoanalista estadounidense Richard Alan Gardner, quien lo inventa en el año 1985 para utilizarlo como instrumento de defensa de padres acusados de maltrato, incesto y/o abuso.
Según este autor, el SAP (que tendría lugar en un 90 % de los divorcios) vendría a ser un lavado de cerebro al cual uno de los padres -generalmente la madre- somete al hijo o la hija en contra del otro progenitor -generalmente el padre-, logrando de este modo quitar a ese padre o esa madre el derecho a permanecer junto al niño o la niña, pudiendo llegar a hacer creer a la criatura que el padre o la madre ha abusado de él/ella.
Gadner lo define exactamente como:
"Un trastorno infantil que surge casi exclusivamente en el contexto de disputas por la custodia de los niños. Su manifestación primaria es la campaña de denigración del niño contra un padre, una campaña que no tiene justificación. Ello resulta de la combinación de una programación (lavado de cerebro) de adoctrinamiento parental y de las propias contribuciones del niño para el vilipendio del padre objetivo".
El invento del SAP es utilizado para devaluar la palabra de aquellos niños y aquellas niñas que denuncian un abuso por parte del padre, y para devaluar la palabra de aquellas mujeres que denuncian malos tratos. Es decir, que según el SAP, el problema no se encuentra en la parte denunciada, sino en la persona denunciante, que padece de un trastorno.
De hecho, con respecto a los abusos sexuales, el propio Gadner afirma que:
“El niño sexualmente abusado es generalmente considerado como la víctima, a pesar de que el niño pueda iniciar encuentros sexuales seduciendo al adulto… Si la relación sexual es descubierta, el niño probablemente fabricará un argumento de modo que el adulto sea culpado por su iniciación” (1).
Gadner distingue tres grados de este supuesto síndrome (2):
- Ligero: La alineación es superficial. Los niños o las niñas cooperan con las visitas pero con disgusto. No obstante, existe un vínculo fuerte y saludable con el progenitor alienado.
- Moderado: La alienación es más aguda que en el caso anterior. Durante las visitas al progenitor alienado, el niño o la niña mantiene una actitud oposicionista.
- Severo: Las visitas pueden ser imposibles. La hostilidad de los hijos o las hijas es muy intensa, de tal modo que pueden llegar a la violencia física. Si se fuerzan las visitas muestran un continuo comportamiento oposicionista y destructivo.
El Síndrome de Alienación Parental basa sus argumentos principalmente en:
- Que los niños y las niñas son fácilmente programables.
No obstante, cuando un padre o una madre se hace presente en la crianza de su hijo o hija, la criatura adquiere tal apego que ni si quiera el maltrato puede llegar a hacerle odiar. El psiquiatra Bowlby, quien estudió los problemas de delincuentes juveniles y de niños/as abandonados/as, observó que
incluso los niños y las niñas que han padecido un matrato siguen queriendo a su padre y a su madre. Es decir, que la programación contra el progenitor no es tan fácil como insinúa Richard Gadner.
Y es que, tal y como dice el pediatra Carlos González en el texto Tu hijo es una buena persona (3):
"Miles de niños reciben cada año palizas y malos tratos en nuestro país.
"Lloraba y lloraba, no había manera de hacerlo callar" es una
explicación frecuente en estos casos. Es la consecuencia trágica e
inesperada de un comportamiento normal: los niños no huyen cuando sus
padres se enfadan, sino que se acercan más a ellos, les piden más brazos
y más atención".
Es decir, que los niñas y los niñas a quienes les maltratan, no muestran su rechazo hasta el divorcio no por alienación, sino porque muestran una conducta de adaptación al ambiente. Al fin y al cabo, la misma persona que le golpea es quien también le da los medios que le permiten sobrevivir.
- Que los niños y las niñas mienten y pueden sostener una mentira, sólo por dañar a otra persona, aún cuando vaya contra su propia voluntad, sentimientos e intereses.
De acuerdo con Carlos González, esto también sería falso. En el mismo texto citado atrás, dice que:
"Ninguna amenaza, ninguna violencia, pueden obligar a un niño a hacer lo
que no quiere. Y mucho menos a dejar de llorar cuando está llorando.
Todo lo contrario, a cada nuevo grito, a cada bofetón, el niño llorará
más fuerte".
- Que los derechos de los niños y las niñas deben quedar sumidos a los derechos de los progenitores.
Éste es el problema básico del SAP: que tiene más en cuenta la palabra de la persona adulta que la del niño o la niña, dado que considera que la criatura miente al padecer del síndrome. Es decir, que con el invento del SAP, de carácter no solamente machista, sino que además adultocentrista, se busca proteger a la persona adulta y no a la infancia.
- Que es necesario coaccionar a un niño o una niña para encauzar su conducta en los criterios de normalidad subjetiva que consideren las personas adultas implicadas.
Cuando se diagnostica el Síndrome de Alienación Parental, se fuerza al niño o la niña a alejarse de la parte que "les lava el cerebro" y a permanecer junto a la parte supuestamente alienada "hasta que supera el trastorno" (es decir, realizan un cambio de custodia). Y si el progenitor trata de recurrir a cualquier medio para recuperar la custodia, o persiste en su defensa de la criatura, se considera que está teniendo síntomas del síndrome.
Especialmente se recurre al mencionado síndrome cuando una mujer denuncia haber padecido violencia de género; y por el mismo se mantiene que no solo su testimonio es falso, sino que también el de los hijos o las hijas, lo cual invierte la carga de la culpa: pasa a ser ella quien tiene que demostrar su inociencia al alienar a sus hijos/as (a parte de que se apela a una supuesta epidemia de denuncias falsas por parte sólo de las mujeres).
Es decir, que bajo este síndrome se desprotege a la infancia, llegándose a promover la custodia compartida o invertida en casos en los que los niños y las niñas pueden correr un grave peligro al tener que permanecer forzadamente junto al padre o la madre que les maltrata o abusa.
Por supuesto, estoy a favor de la custodia compartida, pero no de la custodia compartida de forma generalizada y automática. Si el padre es un violador, si la madre es una maltratadora, si el padre nunca se ha implicado en la crianza de sus hijos/as y no sabe cuidarles, o si la madre es una irresponsable que pasa olímpicamente del cuidado de las criaturas, no es bueno adjudicar una crianza compartida.
Sin embargo, por suerte y a pesar de todo, este supuesto síndrome ha sido rechazado tanto por la Asociación Americana de Psiquiatría (APA) en el manual DSM-IV-R y en el futuro DSM-V, como por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en el CIE-10.
Es más, según la Asociación Americana de Psiquiatría y la Asociación Americana de Médicos, el trabajo de Richard Gadner no fue ni revisado ni examinado, sino que este autor publicó sus trabajos en su propia editorial: Creative Therapeutics.
Lo que está claro es que el hecho de que los padres y las madres se divorcien y hablen mal del otro progenitor, no puede ni debe justificar la existencia de SAP. Existen personas que pueden hablar mal, e incluso algunas denuncias falsas provenientes por parte tanto de varones como de mujeres, cierto, no puede negarse, pero eso no significa que exista un trastorno de por medio. Las peleas han de solucionarse con la mediación, con pactos, o con terapias familiares para la conciliación y el buen comportamiento, y no con un tratamiento psiquiátrico por el cual se puede llegar incluso a medicar.
El rechazo del niño o de la niña hacia su padre o su madre puede deberse a varios motivos como la no aceptación de la separación, el desagrado por una nueva pareja de su padre o madre, el disgusto al tener que alejarse de uno de los progenitores, la verdadera existencia de abusos o maltratos, etc, pero no por un síndrome que no ha sido comprobado científicamente y que ha sido fundado bajo argumentos que defienden la pedofilia, además de ir contra teorías pedagógicas.
Por último, aquí les dejo:
- Una
declaración en contra del Síndrome de Alienación Parental de la Asociación Española de Neuropsiquiatría.
- Un
link de la página
Heterodoxia: Comunidad de hombres por la igualdad, a través del cual se explica la nulidad del SAP.
- Y un
vídeo en el que Consuelo Barea, Médico Psicoterapeuta, y Sonia Vaccaro, Psicóloga clínica, autoras de
El pretendido Síndrome de Alienación Parental, hablan sobre su inexistencia.
Fuentes:
(1)- Gardner, R. (1986). Child Custody litigation: A guide for parents and mental health professionals.
(2)- Bolaños, I. (2002). Psicopatología Clínica Legal y Forense. Vol. 2, en http://www.psicojurix.com/pdf/sap%20presentacion-completo-web.pdf
(3)- http://www.amamantarasturias.org/eto/index.php?id=24