Imaginaos que una familia de Mauritania vende a su hija de 14 años por un camello, y que una vez vendida esa chica acaba casada, teniendo bebés y más bebés, y sirviendo a su marido.
¿Qué os parece? ¿Es correcto esto? ¿Puede la familia de esta chica venderla o hacer con ella lo que se le antoje, como quien pone su casa en venta? ¿O quizá consideráis esto una aberración, pues se trata a esa chica como un objeto y no como un ser humano?
Otro caso:
Una familia tiene un niño de 2 años y un día le venden a otra familia que les da nada más y nada menos que 30.000 €, y además prometen cuidarle bien y tratarle con cariño. ¿En esta situación es aceptable la venta de la criatura? ¿Sí? ¿No?
Vayamos más allá...
Imaginaos ahora que se pone en venta a un chico... un chico de 6 meses de gestación, un chico que aún no ha nacido, pero que nacerá y será entregado por dinero a otra persona nada más nacer...
¿Qué diferencia hay entre éste último caso y el del niño de 2 años? ¿Os parece más respetable la venta de la criatura que todavía está por nacer que la venta de la chica de 14 años?
Y es que resulta que en los países del "primer mundo", se da muy mala prensa al hecho de que en países como Mauritania se venda a las niñas, pero luego se promueve la venta de bebés. Porque, hablando claro y alto, me parece indudable que la legalización del vientre de alquiler supone la venta de niños y niñas.
Cuando se habla de si es moral o inmoral el permitir los vientres de alquiler, el debate siempre gira en torno a si las mujeres deben tener libertad o no de usar la gestación y el parto como un bien mercantil a través del cual poder ganar dinero. Mas nunca se habla sobre que cuando una familia paga a una madre de alquiler, lo que se está llevando es una criatura. O sea, la gestación es un trabajo, sí, y hay que valorarla además de impedir que las mujeres sean maltratadas durante el parto. ¡Pero no nos engañemos!: el producto final que la otra familia se lleva, el verdadero bien por el cual se paga, es un o una bebé.
Y claro, como vivimos en una sociedad adultocentrista, en donde los niños y las niñas no cuentan, pues parece solo preocupar si la madre está o no siendo explotada sexualmente, o si ella tiene o no que disponer de la libertad para emplear de esta forma su cuerpo con el fin de ganar dinero, etc.
Pero vamos, yo pregunto: ¿cómo le contáis luego al niño o la niña de dónde viene? ¿Cómo decirle: "mira, hijo/a, nos acercamos a una mujer y pagamos una cantidad de dinero por tenerte, es decir, eres el producto de un negocio"?
Respeto mucho los derechos y las libertades de las mujeres; estoy de acuerdo en que aún queda mucho por hacer para solventar las desventajas y los problemas que las mujeres padecen, pero, sintiéndolo mucho, para este caso del vientre de alquiler me importan muy poco su derecho y sus ganancias o pérdidas económicas. En este caso, no se trata de su cuerpo, no se trata de ellas y su libertad, sino de ese/a bebé que ha nacido o nacerá; se trata de ese o esa bebé que sí estará de por medio.
Y es que yo lo tengo claro: ¡Los niños y las niñas no se venden!
Y es que yo lo tengo claro: ¡Los niños y las niñas no se venden!