Como ya sabemos, la educación está orientada, con respecto a la crianza de los niños y las niñas, a una segregación de roles en función del sexo: se estipula socialmente que las mujeres deben encargarse de las criaturas bajo la falacia de que "ellas son las más preparadas por naturaleza para esta tarea", mientras que los varones han de ir al trabajo y dedicarse exclusivamente a proveer (aunque esta segregación madre-hogar y padre-trabajo hoy día también es en muchos casos difícil que se dé, en tanto que el nivel de vida que se ha generado actualmente, precisa que en muchas familias con un bajo nivel socio-económico, tanto la mujer como el varón busquen un empleo, lo cual lleva en muchas ocasiones también a tener que pagar dos coches, más gasolina, dos seguros... y al final nadie puede encargarse de sus hijos e hijas).
Por supuesto, cada persona debería poder hacer lo que más le guste, que pueda elegir libremente en su vida. Sin embargo, como la sociedad gira en torno a la segregación del sexo, tanto en la educación como en la promulgación de leyes, salirse de los valores (pre)establecidos no es tarea fácil, dado que se nos condiciona desde nuestra más tierna infancia para seguir un camino dado y no el que nos sale del corazón. Y a mí me gustaría que se
fomentase la libertad y el derecho de elección, para lo cual es necesario proporcionar una educación igualitaria y orientada hacia la libertad (lo que, por supuesto, supone no sólo un cambio de mentalidad con respecto a las funciones de género, sino que también una revolución en diversos aspectos, como por ejemplo una sociedad con una situación económica algo más equitativa y situaciones laborales menos opresivas). Si la educación es sexista, y no feminista, esto es, igualitarista con respecto a los roles de género, entonces ya no podemos hablar de una real libertad de elección. Y mucho menos si además las leyes ponen obstáculos.
Y, aunque para poder cambiar la sociedad primero tenemos que cambiarnos a nosotros/as mismos/as (primero hay que cambiar lo interno antes que cambiar exclusivamente lo externo, porque de lo contrario surge un fenómeno denominado "backlash" -vuelta de látigo-, y lo que ocurre es que cambia la sociedad pero no las mentes de las personas que componen esta sociedad, y al final la liberación se vuelve contra ti), sí es cierto que también es bueno cambiar, poco a poco, algunos aspectos externos para poder adquirir una mayor libertad y autonomía, y que esto externo influya un poco sobre lo interno.
Entre esos factores externos que, en mi opinión, hay que cambiar, y que muchas personas ya piden (es decir, que muchas personas ya han cambiado internamente), se encuentra la obtención de
un permiso por paternidad obligatorio.
Todos y todas sabemos que una sociedad sin una baja por paternidad, es una sociedad que impide la elección libre y que discrimina tanto a varones como a mujeres. ¿Por qué? Sencillo:

Para los varones, la carencia de un permiso por paternidad resulta una discriminación, obviamente, porque
se les niega a ejercer su pleno derecho a disfrutar de la crianza, el cuidado, la enseñanza y la educación de su hijo/a, de su bebé que acaba de nacer; se le niega el derecho a crear lazos con su niño/a y a disfrutar junto a él/ella (mientras que, por contra, la madre sí podrá disfrutar de este derecho); se le niega el derecho a estar junto a la madre, a la cual, después del período de gestación y del parto, y más todavía si es por cesárea, una ayuda le vendrá bien. Asimismo, si un hombre no disfruta de una baja por paternidad,
corre el riesgo de que las empresas lo exploten, sabiendo que su familia necesita su sueldo.
Para las mujeres es discriminatorio porque, para aquellas que deseen encontrar un puesto laboral, les resultará más difícil. Cuando una mujer busca trabajo, en caso de tener una formación similar (en ocasiones incluso superior) a la de un varón, tendrá menos probabilidades de ser contratada, en tanto que ella, si está en edad de procrear, puede quedarse en período de gestación, con lo cual tendría derecho a varias semanas de baja por maternidad, y con ello la empresa tendrá que buscar a otra persona que la reemplace. En resumen: sin una baja por paternidad que sea igual que la baja por maternidad, las mujeres constituyen todo un estorbo para las empresas (repito: para las empresas, no para mí), mientras que los varones, cuando tienen hijos/as, al no tener la obligación de coger una baja por paternidad, no representan ningún tipo de problemas de este tipo.
De hecho, está tan fuertemente asociada la crianza a las mujeres, que cuando los niños y las niñas presentan algún problema, mucha gente acusa a éstas. Por ejemplo, en los periódicos o incluso en libros, podemos leer escritos en los que se dice que cuando un/a niño/a tiene un problema determinado, se debe a una
falta de estimulación por parte de la madre, o a que
su madre no estuvo al tanto de ellos/as, o que su madre... su madre... su madre... ¿Responsabilidad y derechos del padre? No tiene, al parecer...
Algunas personas ponen la excusa barata de que los hombres no podemos dar el pecho (cosa que
no es del todo cierta). Y mi pregunta ante esta excusa es: ¿es que el cuidado de un/a bebé consiste exclusivamente en dar el pecho? ¿No olvidan que un/a bebé también necesita afecto, caricias, abrazos, besos, cuidados higiénicos, atención..., y que todo esto también lo puede hacer un varón? Además, con esta excusa, a las mujeres que tengan dificultades a la hora de dar de mamar o que no puedan dar el pecho por la causa que sea, no debería concedérseles el permiso por maternidad. Entonces, ¿quién cuida al o la bebé, si ni al padre ni a la madre se les cede una baja, porque no dan el pecho? (Ah, es cierto, olvidaba que hay personas que pretenden que un día los/as bebés salgan caminando, o incluso levitando, del vientre materno, con una Licenciatura y un Doctorado, y sabiendo, cómo no, prepararse la comida).
Como se habrán dado cuenta, yo hablo de un permiso por paternidad
obligatorio (también debe serlo el maternal, además de que deberían tener una duración de al menos 6 meses ambos), es decir, que para mí la baja ha de tenerse y cogerse sí o sí, y no ser opcional. ¿
Por qué? En primer lugar, porque si es opcional, es fácil que el jefe o la jefa de la empresa presione a los varones trabajadores para que no se cojan la baja, so amenaza de ser despedidos o de ser colocados en un puesto inferior y ver su sueldo reducido. Y en segundo lugar, porque no es justo que las mujeres tengan el deber y la responsabilidad obligada de cuidar a sus hijos/as, mientras que para el varón el cuidado es algo opcional. ¿Cómo es eso de que sea opcional cuidar a tu hijo/a? ¿Qué les parece si ponemos como opcional que un/a cirujano/a le atienda o no ante una patología que le causaría la muerte de no acceder a una rápida intervención médica?
Bueno, hasta aquí, creo que ha quedado claro que la baja por paternidad beneficia tanto a las mujeres como a los varones.
Ahora veamos de qué modo una baja por paternidad obligatoria beneficia también a los/as bebés; veamos cómo la baja por paternidad obligatoria constituye toda una medida también paidocentrista:
Si yo ahora le digo a los padres y las madres que no tengo la obligación de cuidar a sus hijos/as cuando los traen a clase, con la burda excusa de que soy un chico y solamente las maestras tienen tal obligación, seguramente se me echarían encima, enfadados/as, y con razón, porque todo el mundo quiere que a sus hijos/as se les cuide bien. Pero no sólo yo tengo esa responsabilidad de cuidar bien de esos/as niños/as, sino que también su padre y su madre. A su vez, pienso, en tanto que todos/as queremos ver a nuestros/as hijos/as bien cuidados/as, deberíamos opinar lo mismo para con el resto de niños y de niñas (y mejor aún: para todas las personas, indistintamente de su sexo, edad, ideología, nación, color de piel, cultura, etc).
Un hijo o una hija nace de un padre y una madre, es responsabilidad de ambos progenitores; por tanto, ambas partes tienen el deber de cuidar a sus hijos/as. Y también, un niño o una niña es responsabilidad de la sociedad, y por consiguiente, la sociedad debería tratarles bien, cuidarles, protegerles y contribuir a que puedan disponer de una buena educación y formación.
Cuando hablamos de educación obligatoria, mucha gente entiende por esta la obligatoriedad de niños y niñas de ir a la escuela para aprender y educarse. No obstante, yo considero que deberíamos cambiar la mentalidad en esto y comenzar a verlo del siguiente modo: por educación obligatoria debería entenderse el deber y la obligatoriedad de la sociedad en general, y de padres y madres en particular, de criar, enseñar y educar a niños y niñas.
Los niños y las niñas no deberían tener la obligación de educarse, sino el derecho a ser educados/as. La obligación ha de residir en padres y madres, y en la sociedad. Para los/as pequeños/as tiene que ser un derecho; para las personas adultas, una responsabilidad y un deber.
Por ende, al entender la crianza, el cuidado, la enseñanza y la educación de los niños y las niñas desde su nacimiento como un derecho, vemos que se hace necesaria que la baja por paternidad, al igual que la de por maternidad, sea obligatoria, en tanto que hace a los padres responsables de sus hijos/as, y a los/as bebés les otorga y refuerza su derecho a ser criados/as y educados/as.
A esto, existen personas que responden que habrá padres que cojan la baja y no cuiden a sus niños/as, y por este motivo, la baja no tiene que ser obligatoria. En primer lugar, me parece esto un pensamiento un tanto rebuscado que generaliza absurdamente. En segundo término, por esa regla de tres habría que eliminar la escuela pública, porque hay niños/as que no estudian; habría que eliminar la sanidad pública, ya que hay hay médicos/as que no hacen bien su trabajo; habría que tolerar las guerras, porque, total, siempre habrá gente que cometa delitos; habría que quitar muchas cosas beneficiosas y permitir otras tantas perjudiciales...
Y en definitiva, al ser la crianza compartida, al haber una persona más al cuidado de los/as mismos/as, los/as bebés, además de obtener su derecho a la educación y a ser tratados dignamente, reciben mayor atención, mejores cuidados, una mejor estimulación (más vocabulario, más caricias, más besos...), se estrechan lazos entre ellos/as y sus padres y madres, y reciben más amor y protección. Todo esto, indudablemente, les beneficia.
Entonces, por todo esto, podemos afirmar que la baja por paternidad obligatoria, igual e intransferible es una medida también paidocentrista que beneficia a los/as bebés, y para mí sólo por ello ya hay que luchar por alcanzarla.