martes, 23 de noviembre de 2010

El elefante encadenado (Cuento sobre la indefensión aprendida).

Consultando un manual de Psicopedagogía, encontré un artículo en el que se decía lo siguiente:

“En un estudio, a un grupo de estudiantes se les planteó una serie de problemas de  “control de ruido”. Se les hizo creer que, apretando un botón, en cierta forma podrían detener un ruido perturbador que aparecía regularmente. Para la mitad de los estudiantes, el presionar el botón cuatro veces producía realmente el efecto de parar el ruido; pero los demás, por mucho que apretasen, nunca obtenían el resultado deseado. Más tarde, a todos ellos se les proporcionó una serie de anagramas, o conjuntos de letras, que formaban palabras si se descifraban correctamente. Los estudiantes a los que se les había planteado el problema de ruido que tenían solución resolvieron muchos más anagramas y con mayor rapidez que los del otro grupo. Estudios posteriores realzados también con estudiantes dieron resultados similares: los que habían aprendido la indefensión en una tarea inicial actuaban mucho peor en una segunda tarea” (Hiroto y Seligman, 1975).

En conclusión: La indefensión aprendida (condición psicológica en la que un sujeto aprende a creer que está indefenso, que no tiene ningún control sobre la situación en la que se encuentra y que cualquier cosa que haga es inútil), no sólo puede acarrear efectos negativos ante un contexto determinado, sino que también, en un futuro, en otro distinto.

Tras leer este estudio, recordé el siguiente cuento, el cual, espero que les ayude a afrontar o a enseñar a afrontar la indefensión, ya que ésta, con un tratamiento o una educación adecuada, puede superarse:

Habíase una vez un niño muy curioso al cual le entusiasmaban los elefantes.
Sabiendo esto, un día su padre le llevó al circo para que pudiese ver a su animal favorito de cerca, e incluso, si era posible, acariciarlo.

¡Qué contento se puso Juan (que así se llamaba el niño) al escuchar la noticia! Juan tenía muchas películas y muchos documentales sobre de elefantes. Pero… ¿tocar a un elefante? ¡No podía creérselo!

<<¡Qué emoción!>>, pensó el niño.

Al llegar al circo, Juan y su padre vieron animales de todo tipo, y a gente que hacía unas cosas fascinantes, como manejar un monociclo sobre una cuerda o tragar bolas incandescentes. Tuvieron que esperar un largo rato hasta que llegó la actuación que Juan más esperaba: la actuación de los elefantes.

Y la verdad es que ésta fue la actuación más impresionante que se había realizado aquel día en el circo… pero, más que fascinado, Juan llegó a su casa pensativo. Había algo extraño en aquella actuación… y decidió consultarle a su padre la duda que tenía, para ver si éste podía aclarársela:

-Papá, ¿te puedo hacer una pregunta? –dijo Juan.
-Sí, Juan, dime.
-Si los elefantes son tan grandes y tan fuertes que pueden incluso romper árboles, ¿por qué no se liberan de las cadenas que les ponen en el circo? ¿Son unas cadenas más fuertes que ellos, o es que mienten las personas que hacen los documentales y las películas?

El padre de Juan sonrió.

-No, hijo; lo que ocurre es que, cuando los elefantes son muy pequeños, les ponen unas cadenas que no pueden romper. Ellos tiran y tiran, pero como apenas tienen fuerza porque todavía son pequeños, no logran arrancarlas. Más tarde, cuando crecen un poco y pueden destrozar las cadenas, se las cambian por otras algo más fuertes. El pobre elefante vuelve a hacer fuerza para intentar librarse de ellas; pero, como continúa siendo demasiado débil, vuelve a fracasar en su intento. Así, día tras día, intento tras intento, el elefante no logra romper las cadenas y ve mermadas sus fuerzas. Y, a medida que crece, siguen cambiándole las cadenas por otras hechas a la medida de su pata. De este modo, el elefante, cuando se hace mayor, deja de intentar arrancar las cadenas porque recuerda todas las veces anteriores que había fracasado en sus intentos, cuando en realidad ahora es cuando sí puede romperlas debido a gran fuerza.

Fuente: Déjame que te cuente los cuentos que me enseñaron a vivir, de Jorge Bucay (no está transcrito tal cual viene en el libro, pues lo he escrito de memoria).

=> A los seres humanos en ocasiones nos ocurre esto mismo que le sucede al elefante: una vez intentamos llevar a cabo algo que siempre deseamos hacer, pero, debido al fracaso, acabamos por perder la ilusión y cedemos ante nuestro objetivo; olvidando que siempre podemos aprender, que siempre podemos mejorar, que a medida que transcurre el tiempo podemos “hacernos más grandes y fuertes… y romper las cadenas”.

Si aprendemos de nuestros errores, si insistimos, si nos armamos de valor y tratamos de mejorar nuestra autoestima con un “puedo hacerlo”, pienso, lograremos desempeñar muchas más cosas de las que nos creíamos capaces.

Porque… vencido/a no es quien se cae, sino quien no se levanta.

jueves, 18 de noviembre de 2010

20 de Noviembre: Día Universal de la Infancia.

Hoy, día 20 de noviembre, se celebra en todo el mundo el Día Universal de la Infancia y el XVII aniversario de la Convención sobre los Derechos del Niño, aprobada en 1989.


 Ratificada por 192 países, la Convención sobre los Derechos del Niño supuso un hito, pues desde su aprobación la infancia es considerada, no como objeto de protección, sino como sujeto de pleno derecho. Un enfoque de desarrollo basado en los derechos de la infancia contribuye a que se produzcan las transformaciones sociales, económicas y jurídicas necesarias para hacer del mundo un lugar más justo y habitable.

No obstante, la Convención sobre los Derechos del Niño sigue siendo un documento insuficientemente conocido y los derechos que recoge aún distan mucho de convertirse en realidad en numerosos rincones del planeta. 
Días como el 20 de noviembre sirven para recordar que los derechos de la infancia están ratificados pero no garantizados.

Desgraciadamente se siguen violando diariamente los derechos de millones de niños y niñas en todos los países del mundo, y son muchos los retos que quedan hoy día.

Por este motivo, a fin de concienciar y sensibilizar ante estos fatídicos hechos, y de dar a conocer que los niños y las niñas no sólo tienen una serie de obligaciones, sino que también disponen de una serie de derechos que nosotros/as hemos de respetar (pues ellos/as también son seres humanos que merecen respeto y comprensión), quiero  traer a la nuestra memoria este día tan importante.

 Con esta declaración se reconoce por primera vez la ciudadanía de niños y niñas, y se tienen en cuenta los siguientes aspectos fundamentales:

-Derecho a ser protegido (frente al abandono, los malos tratos, la explotación...)
-Derecho a acceder a beneficios y servicios (educación, atención sanitaria, seguridad social...)
-Derecho a realizar ciertas actividades y participar en ellas.

Los Derechos del Niño vienen enumerados en la siguiente Declaración:

-Derecho a la igualdad.
-Derecho a la protección
-Derecho a la identidad y la nacionalidad.
-Derecho a tener una casa, alimentos y atención.
-Derecho a la atención al disminuido. 
-Derecho al amor de los padres y la sociedad.
-Derecho a la educación gratuita y a jugar.
-Derecho a la pertenencia en una familia y en la sociedad.
-Derecho a la educación gratuita y a jugar.
-Derecho a recibir ayuda.
-Derecho a ser protegido contra el abandono y la explotación.
-Derecho a crecer en solidaridad, comprensión y justicia entre los pueblos.

 Por el amor de nuestros alumnos y nuestras alumnas (porque un/a maestro/a que no ama a sus educandos como si de un/a padre/madre se tratase, no sé qué clase educador o educadora será).

Por el amor de nuestros hijos e hijas.

Y por su cuidado, su protección, su salud y su educación... protejamos a los niños y las niñas, y respetemos sus derechos. 

Porque al igual que usted, estimado/a lector/a, también merecen vivir... honradamente.


jueves, 4 de noviembre de 2010

El sexismo y el currículum oculto. La educación invisble.

No hace mucho tiempo, caminando por la calle, me fijé en el escaparate de una tienda de juguetes infantil. En él podía divisarse lo mismo que entodas las tiendas de juguetes:

Una estantería llena de "juguetes para chicos" (balones de fútbol, coches eléctricos, muñecos de guerra, pistolas de bolas, monstruos de series de dibujos animados, etc; y, en otra, toda una diversa colección de "juguetes para chicas" (cocinitas, muñecas, carritos, videojuegos tales como Imagina ser mamá, Imagina ser diseñadora de moda, Imagina ser cocinera, etc).

(En esta imagen, como podemos ver, la muñeca está fuera de la caja, mientras que la niña se encuentra en su interior, representada como un "juguete" de la sociedad).

Entonces pensé en lo que en Pedagogía denominamos el Currículum oculto.

El currículum oculto es un tipo de currículum formado por todos los aprendizajes no preestablecidos ni por la Administración, ni por el centro, ni por el profesor o la profesora.

En palabras de Miguel Ángel Santos Guerra:

”Currículum oculto se define como el conjunto de normas, costumbres, creencias, lenguajes y símbolos que se manifiestan en la estructura y el funcionamiento de una institución. Sin pretenderlo de manera reconocida, el currículum oculto constituye una fuente de aprendizajes para todas las personas que integran la organización. Los aprendizajes que se derivan del currículum oculto se realizan de manera osmótica, sin que se expliciten formalmente ni la intención ni el mecanismo o procedimiento cognitivo de apropiación de significados”.

Por ejemplo: Si estudio en Historia la Guerra Civil española, y mi profesor posee las ideologías de un bando, yo aprenderé la historia de un modo, aprenderé a ver la historia desde la perspectiva de mi profesor, y pensaré con dicha ideología.

Otro ejemplo: Si en el Instituto soy acosado por todos los compañeros varones extranjeros, y soy tratado bien por las mujeres extranjeras, ocultamente, sin la intención de nadie, "aprenderé" que todos los varones extranjeros son malos y peligrosos, mientras que las mujeres extranjeras son cariñosas y comprensivas.

Y esto es lo que sucede en la sociedad: Se nos inculca un determinado tipo de currículum oculto, unos aprendizajes invisibles,  y estos, al ser aprendizajes adquiridos sin que nadie nos los expliquen, sin haberlos oído mencionar, suelen ser aprendizajes no razonados, no pensados... y al final pensamos de una determinada manera porque sí, porque es lo que hemos visto o experimentado a lo largo de toda nuestra vida, a través de los juguetes, las canciones, los anuncios publicitarios, etc.

Y el sexismo, la discriminación y la desigualdad de género, es justamente uno de esos aprendizajes ocultos de los cuales, hasta que no somos mayores (a menos que no nos hayan enseñado a pensar), no solemos darnos cuenta.

A un niño, desde que nace, se le inculca que debe gustarle el color azul y detestar el rosa; que debe jugar al balón y a las pistolas, en vez de a las muñecas; que debe ser travieso y guerrero; que tiene pene y las chicas no tienen nada; que decir tacos y levantar las faldas a las mujeres está bien porque todo el mundo se ríe cuando lo hace; que si juega con una consola, debe ser a videojuegos de violencia, y no de cuidado de animales o bebés. En definitiva: Que es un chico, y debe pensar y actuar de un modo determinado; porque, de no hacerlo, será un marica y un afeminado.

Por el contrario, a una niña, desde que nace, se le inculca que debe gustarle el rosa; que debe jugar a las muñecas y a "los papás y las mamás"; que debe estarse quieta y tranquila, pues nadie quiere a las niñas intranquilas; que ella no tiene nada y los chicos tienen pene; que si un niño le levanta la falda no debe enfadarse, porque es motivo de risa, pero si a ella se le ocurre tocar el pene de un niño será castigada; que los videojuegos pertenecen a los niños, pero que si juega a ellos, debe ser a juegos de mamás, cocineras, modelos, etc. En resumen: Que es una chica, y debe pensar y actuar de una manera determinada; porque, de no hacerlo, la señalarán al grito de "machorra" o "guarra".

No trato de explicar que el hecho de que un niño juegue al balón y que una niña juegue a las muñecas sea malo. Trato de aclarar que estos hechos, en ocasiones, más que suceder por el deseo propio del niño o la niña, ocurren porque se les obliga, en cierto modo, a hacerlo de esta manera y no de otra.

A lo que critico no es al hecho de que un niño juegue con un coche y una niña a las muñecas; a lo que critico es a que, en lugar de una acción elegida por el/la niño/a, sea una acción impuesta por la sociedad; y que todo niño y toda niña que se salga de esta norma sea rechazado/a.

Una de las características que diferencia al ser humano del resto de las especies animales, reside en que nosotros podemos realizar procesos metacognitivos, es decir, que podemos desempeñar una función de cognición de la cognición; o dicho de otro modo: podemos pensar sobre nuestro propio pensamiento y comportamiento.

Importante es saber pensar; pero más aún lo es el saber pensar acerca de nuestro propio pensamiento. Poder saber por qué motivo pensamos de un modo u otro y por qué motivo llevamos a cabo unas acciones u otras; nos permite darnos cuenta de cuáles son nuestras actitudes y aptitudes; cómo va encaminado nuestro pensamiento moral; darnos cuenta de los errores de las demás personas y nuestros propios errores, enjuiciarlos (a través de un pensamiento crítico) y remendarlos... Todo esto permite regular nuestro estado de ánimo, nuestras pautas de conducta y de opinión, autorrealizarnos y aspirar a un bien mejor.

Y es que, si queremos cambiar determinados ámbitos de las socidad con la educación, primero hemos de "levantar el velo" a esos currículum ocultos, a esos aprendizajes invisibles, que nos son inculcados (y no enseñados), y pensar sobre ello. Porque, mientras existan personas que adquieran aprendizajes sin darse cuenta, de forma inconsciente, siempre habrá personas sin una opinión propia, y que piensen que actúan como actúan porque son lo que son y deben comportarse y opinar así por norma general. Porque, mientras la sociedad prosiga inculcando unos valores y unas ideologías, habrá gente que opine que las cosas son como son y no pueden ser de otra manera. Porque, mientras el currículum oculto siga sin desmantelarse, la sociedad humana estará más henchida de robots que de seres humanos críticos... maduros... independientes... ¡y libres!

miércoles, 3 de noviembre de 2010

El burro que cayó al pozo.

De vez en cuando, según me vaya apeteciendo, dejaré por escrito un cuento. Los cuentos tienen un alto valor pedagógico (enseñan valores, ayudan a hacer "volar" la imaginación de los/as niños/as, mejoran la memoria, nos enseñan a hablar y a esuchar, etc).
Y estos, al contrario de lo que muchas personas opinan, no sólo sirven para educar y mejorar a los niños: también son útiles para los más mayores.

Aquí os dejo un cuento que nos contó un profesor mío. Puede que ya lo conozcáis... puede que no... No obstante, espero que os guste.

Había una vez un granjero que tenía un burro llamado Perico. Este burro era de los más fuertes e inteligenes que tenía, y por ello era el burro a quien más preciaba.

Un día, desafortunadamente, el burro cayó a un pozo que el granjero y su mujer habían construido no hacía mucho tiempo.

Tras pensar un buen rato cómo podría sacar al burro del pozo, ni su mujer ni el granjero dieron con la solución. Así pues, pensaron que lo mejor que podían hacer era enterrarlo y darle una muerte rápida, para que no sufriese.

 

De este modo, tanto la mujer como el granjero comenzaron a echar arena en el pozo, y con el burro en su interior.
Tras un buen rato echando tierra, la pareja de granjeros se sorprendieron al ver cómo, por cada montón de arena que echaban sobre el burro, el animal se sacudía la tierra y avanzaba hacia arriba.

Contemplando la escena con escepticismo, tanto la mujer como el hombre comenzaron a echar arena sobre el asno con mayor fuerza y velocidad... pero esta vez no con pena, sino con la alegría de saber que habían logrado, por casualidad, hallar la forma de hacer salir al burro del interior del pozo.

Y, efectivamente, así ocurrió: Perico continuó hasta el último momento, hasta que salió del pozo, sacudiéndose la tierra y avanzando un paso hacia arriba, dejando bajo sus fuertes patas toda la arena que la pareja de granjeros había echado sobre él.

*En numerosas ocasiones, la vida nos pone obstáculos y "nos tira arena encima". Pero no debemos quedarnos quietos/as, preocupados/as por el problema. Hay que moverse, "dar un paso hacia arriba", aprender... y salir del pozo.

Y es que, a veces, nuestro/a enemigo/a no son los demás... sino nosotros/as mismos/as.
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