lunes, 28 de febrero de 2011

Los estereotipos sexistas en la escuela y en los manuales escolares.

A continuación les dejo un link a través del cual podrán acceder a un artículo en el que, como el título de la entrada indica, se analizan los estereotipos sexistas en la escuela y en los manuales escolares.

http://www.educacionenvalores.org/IMG/pdf/estereotipos.pdf


En este artículo (de doce páginas) se analizan los siguientes puntos:

- Las diferentes formas de sexismo en la esucela.
- El sexismo en la organización del sistema educativo.
- El sexismo en la relación educador/a - educando.
- El sexismo en las relaciones entre alumnos y alumnas, y en los juegos.
- El sexismo en los manuales escolares: los estereotipos sexistas.
- Cómo influye sobre la infancia la presencia del sexismo en la esucela.

Bajo mi punto de vista, merece la pena leerlo. Espero que les guste.

sábado, 19 de febrero de 2011

Hoy toca ser feliz.

Aparte de alguien que pueda estar a nuestro lado para ayudarnos, escucharnos y comprendernos, no hay nada como unas buenas risas y la alegría para levantar el ánimo. 

Juegos colectivos, unos chistes, un poco de música, bailar... todo ello puede ser utilizado como técnicas de risoterapia.

También los niños y las niñas pequeños/as me parecen una gran fuerte de alegría. Siempre tan sonrientes, felices, correteando libremente cual pájaro en el viento de un lado para otro... Creo que en este aspecto deberíamos aprender de ellos/as.

Hoy toca ser feliz es una canción del grupo musical Mago de Oz. Les dejo con la letra; y recuerden: a mal tiempo, buena cara.

Cuando un sueño se te muera
o te entre en coma una ilusión,
no lo entierres ni lo llores: resucítalo.

Y jamás des por perdida
la partida; cree en ti.
Y aunque duelan,
las  heridas curarán.

Hoy el día ha venido a buscarte
y la vida huele a besos de jazmín.
La mañana está recién bañada;
el Sol a traído a invitarte a vivir.

Y verás que tú puedes volar,
y que todo lo consigues.
Y verás que no existe el dolor:
hoy te toca ser feliz.

Si las lágrimas te nublan 
la vista y el corazón,
haz un trasvase de agua
al miedo; escúpelo.

Y si crees que en el olvido
se anestesia un mal de amor...
No hay peor remedio
que la soledad.

Deja entrar en tu alma una brisa
que aviente las dudas y alivie tu mal.
Que la pena se muera de risa;
cuando un sueño muere
es porque se ha hecho real.

Y verás que tú puedes volar,
y que todo lo consigues.
Y verás que no existe el dolor:
hoy te toca ser feliz.

Las estrellas en el cielo
son solo migas de pan
que nos dejan nuestros sueños
para encontrar
el camino y no perdernos
hacia la tierra de Oz,
donde habita la ilusión.

Y verás que tú puedes volar
y que tu cuerpo es el viento,
porque hoy tú vas a sonreír:
hoy te toca ser feliz.

jueves, 17 de febrero de 2011

Maestro, ¿qué es el amor?

El siguiente cuento me lo contó una amiga, hablando con ella sobre mi opinión acerca de los modelos de pareja y el amor, y que coincide plenamente con lo que pienso:

Un buen día un niño de la clase de Educación Primaria hizo la siguiente pregunta a su profesor:

-Maestro, ¿qué es el amor?

El maestro, para responder a dicha pregunta, pidió a sus alumnos y alumnas que, a la hora del recreo, trajesen cosas que despertasen en ellos/as el sentimiento del amor. Cuando finalizó el recreo, el maestro dijo:

-Venga, chicos y chicas, enseñadme lo que habéis traído.

A esto, un alumno exclamó:

-Yo he traído esta flor. ¿A que es preciosa?

A continuación, otro alumno dijo:

-Yo he cogido un pajarito que he encontrado en un nido.
-¡Y yo una mariposa! -se apresuró a comentar una niña al fondo de la clase.

Y de este modo, los chicos y las chicas fueron mostrando al maestro y a sus compañeros y compañeras lo que habían recogido en el patio.

Cuando terminaron, el maestro advirtió que una de las niñas no había traído nada y que había permanecido en silencio mientras sus compañeros hablaban. Se sentía avergonzada por no tener nada que enseñar.

Extrañado, el maestro le preguntó:

-¿Y tú, Estrella, no has encontrado nada que despierte en ti el sentimiento del amor?

La criatura, tímidamente, respondió:

-Lo siento, profesor, pero es que vi una flor pero preferí dejarla sin arrancar para que creciese más tiempo. Vi también mariposas suaves y muy coloridas, pero me pareció cruel encerrarlas en un frasco y quitarles la libertad. También estuve apunto de coger el pajarito, pero le vi junto a su madre y su padre, y me dio pena cogerlo... Así que traigo conmigo el perfume de la flor y la libertad de las mariposas y del pajarito. ¿Cómo puedo enseñaros eso?

 

El maestro le dio las gracias a la alumna y, emocionado, le dijo que había sido la única en advertir que lo que amamos no es un trofeo que se posee, y que cuando se ama algo o a alguien, no hay gesto más bello que dejerlo libre. El amor no es algo que se tiene. El amor es algo que se siente. El amor es algo que se vive.

martes, 15 de febrero de 2011

Mirar debajo de las faldas de las chicas...

Esta entrada pertenece al blog Basta de Sexismo. Con permiso de su creadora, dado que me parece un tema interesante de leer (al igual que todas sus entradas; y a mi gusto especialmente las de educación), copio su entrada tal cual la escribió ella. Al final de su escrito, añado unas pautas mías.


Dice así:


"Un niño de cuatro, cinco, seis años, levanta la pollera de una niña para satisfacer su curiosidad.

¿Cuántas veces hemos presenciado este tipo de escena? ¿Y cuántos de nosotras o nosotros la hemos vivido? Por lo general, los padres del niño se emocionan ante la precocidad o el atrevimiento de su progenitura.


A mí siempre me espantó la reacción complaciente de esos padres. En lugar de explicar al niño que lo que hizo está mal, se le premia con una sonrisa o una risa, que significan: "Lo que hiciste es divertido, es tierno, a los adultos nos causa gracia, seguí así".


¿Qué es lo que hizo ese niño? Sí, a esa edad, quiso simplemente satisfacer una legítima curiosidad de niño que empieza a preguntarse acerca de la diferencia biológica entre los sexos. No digo que sea un perverso o un delincuente. Pero, sin saberlo, lo hizo avasallando la intimidad de una niña. Y ahí es imprescindible que intervenga un adulto para explicarle que eso está mal, que no se pueden hacer esas cosas y que no se tiene que repetir en el futuro.


No critico el gesto del niño, que, a esa temprana edad, no lo hace pensando a mal. Critico la ausencia de reacción de los padres, que tendrían que aprovechar esta ocasión para explicar a su hijo que hay que respetar la intimidad de las personas, de todas las personas. Y también los padres de la niña tendrían que explicar a su hija que lo que hizo el varón está mal, que ella, si le molesta, tiene derecho a quejarse y defenderse cuando ocurren cosas así.


Claro que cuando una niña va a quejarse de que un varón le levantó la pollera, la reacción de los padres no tendría que ser: "Pero bueeeeno, no es graaaave, lo hizo sin pensar a mal, ¿cómo te va a molestar eso?", porque eso le daría la idea de que lo que pasó no es un abuso, que se tiene que someter a los atropellos de los varones a su intimidad sin chistar y que, en todo caso, no puede esperar ayuda de los adultos en casos como éste, cuando es muy importante explicar desde muy chiquita a una niña (y a un niño) que tiene derecho a la intimidad. Eso ayudaría mucho a luchar contra la pedofilia, si los niños y las niñas víctimas de abusos sexuales supieran desde chiquitos que nadie tiene derecho a avasallar su integridad sexual (por más que sea "solamente" una ojeada debajo de sus prendas) y sintieran que están en su derecho de denunciar las agresiones.


Tengo recuerdos muy vívidos de la bronca, la impotencia, la vergüenza, la humillación que sentía, de niña, cuando un niño me levantaba las polleras, cuando tenía 6 o 7 años y el uniforme escolar era, para las niñas, un vestido (otro motivo de discriminación: no se tiene la misma libertad de correr, trepar, jugar, con una pollera o un vestido que con un pantalón, cuando siempre se tiene miedo a que se levante, se vea la bombacha, etc.). A partir del momento en que cambié de colegio y se pudo elegir la ropa, recuerdo perfectamente haber preferido llevar pantalones para tener la libertad de movimiento que tienen los varones y para no correr el riesgo de que algún varón fuera a mirar debajo de mi falda.


Entonces, al sonreírnos ante un niño que levanta la pollera de una niña, al no explicarle que lo que hizo está mal, estamos enviándole como mensaje que tiene derecho a violar la intimidad de una chica, a no respetar su integridad física, a cometer acciones sobre una chica sin pedirle permiso. Si ningún adulto, en algún momento, interviene para hacer entender a ese niño que lo que hizo está mal y no lo tiene que repetir, ese niño crecerá con la impunidad de saber que los avasallamientos de la intimidad de las mujeres no está castigado, no está prohibido, es más, divierte a los adultos. Y las niñas crecerán con la idea de que su cuerpo es un objeto del que cualquiera puede disponer sin pedirle permiso.


No estoy diciendo que ese niño terminará siendo un violador, ni mucho menos.


Pero son esos minúsculos pero múltiples detalles que, acumulados, meten en la cabeza de los niños y las niñas que los varones tienen derechos sobre las mujeres. Esos minúsculos y múltiples detalles que no me canso de denunciar en este blog, que participan en la construcción de una mentalidad sexista, y por los que, sin embargo, me dicen constantemente que exagero y no debería calentarme.


No me canso de repetir que el sexismo es un sistema, y dentro de ese sistema, cada detalle cuenta, se trata de un engranaje en que cada pieza está íntimamente vinculada a la otra, y en que cada pieza hace que el sistema funcione. Empezar a nombrar esas piezas, a reconocerlas, a designarlas y a sacarlas del sistema, permitirá, espero, modificar todo el sistema.


Volviendo a nuestros niños, ni hablar cuando se trata de niños más grandes o de adolescentes que juegan a levantar las polleras de las chicas: ya no lo hacen para satisfacer una legítima curiosidad de niño pequeño que va en búsqueda de explicaciones, sino para molestar deliberadamente a las chicas. A esos chicos que hacen eso a los 10, 11, 12 años, probablemente nadie les haya explicado, siendo muy niños, que se trata de una agresión.


A esos niños, con muchísima más razón, hay que dejar bien claro que lo que hicieron está mal, en lugar de mirarlos con ternura y decir: "Ay, esos chicos, qué precocidad..." No veo qué tiene de tierno ser precoz en las agresiones".


Fuente: http://bastadesexismo.blogspot.com/


Dijo Pitágoras de Samos: "Educad a los niños y no será preciso castigar a los hombres". Y, bajo mi criterio, ¡cuánta razón hay en esta expresión!

En numerosas ocasiones, como bien ha explicado la autora, los padres y las madres apoyan, aun sin pretenderlo, ciertas malas conductas de los y las infantes; y cuando crecen, dichos comportamientos, al haber sido reforzados previamente, se repiten, y es entonces cuando nos echamos las manos a la cabeza hablando de una adolescencia y una juventud que no tienen respeto, cuando en realidad las primeras personas que cometieron errores y apoyaron la falta de respeto fueron sus padres y madres, que son personas adultas.

Así pues, expongo a continuación los modos por los cuales padres y madres, educadores y educadoras en general, inciden en el reforzamiento, o al menos en la continuidad, de ciertos comportamientos no deseables:

-Indiferencia: No muestran inclinación ni rechazo hacia dicho comportamiento.
-Condescendencia: Se acomodan al gusto y voluntad de sus hijos/as.
-Complacencia: Muestran hasta cierto grado de satisfacción, contento o placer (en este punto se encuentra la actitud llevada a cabo por los padres y las madres ante situaciones como la que nos muestra la autora).
-Indulgencia: Muestran disposición a disimular o perdonar tales conductas.
-Complicidad: Manifiestan de diversas formas sentimientos de solidaridad, participación o asociación hacia faltas o delitos de los/as hijos/as, cooperando con ellos/as aun sin ser autores/as de su ejecución.


Y es que, el ser humano no es ni bueno por naturaleza, como afirmaba Jean Jacques Rousseau, ni malo por naturaleza, como aseguraba Hobbes. Aunque con el influjo de la biología, el ser humano es como decía Immanuel Kant: "El hombre no es más que lo que la educación hace de él".


Así pues, eduquemos bien a nuestros niños y a nuestras niñas... y no tendremos que quejarnos tanto en el futuro.

sábado, 12 de febrero de 2011

Fracaso escolar.

Existen una serie de distintivos que caracterizan a los niños y las niñas que tienen fracaso en la escuela, y son los siguientes:

1- Características de los/as alumnos/as:

-No tienen ansias por aprender.
-Formulan pocas cuestiones (o ninguna).
-No trabajan duro y no piensan que el esfuerzo sí importa.
-Tienen malas destrezas sociales y emocionales.
-Evalúan mal o no evalúan sus propias destrezas.

2- Características asociadas a la familia:

-Sus padres y madres no son modelos para aprender.
-No promueven el aprendizaje en el hogar.
-No fijan y mantienen límites.
-Las rutinas familiares no apoyan el hacerlo bien en la escuela.

3- Características asociadas a las escuelas:

-Tienen bajas expectativas sobre el estudiante.
-No apoyan el desarrollo de los/as profesores/as.
-No se comunican frecuentemente con las familias.

A partir de esto he estado pensando qué causas pueden ocasionar que los niños y las niñas, y su ambiente, posean dichas características, y por ende que existan malos resultados académicos, y opino lo que expongo a continuación. Iré punto por punto (y tengan en cuenta que todo cuanto expongo a continuación no son casos generalizables a todas las familias y todos los contextos educativos; simplemente me limito a dar una visión global de una serie de malos acontecimientos. Desde luego no estoy por la labor de afirmar que toda persona cometa los siguientes fallos, o algunos de ellos):

1- Características de los/as alumnos/as:

1.1- No tienen ansias por aprender:

Todos los niños y todas la niñas desean aprender. Cuando finaliza la etapa en la cual la alimentación y los cuidados por parte del padre y/o la madre son lo más importante para la supervivencia de un/a niño/a, viene la etapa exploratoria. Los y las infantes comienzan a explorar el mundo y aprender muchísimas cosas. Estos aprendizajes son los que asegurarán la supervivencia y la convivencia de los niños y las niñas.

Entonces, ¿qué es lo que hace que dejen de tener esas ganas tan grandes de aprender? Bajo mi punto de vista, el problema proviene del modelo educativo que muchas familias y muchas escuelas llevan a cabo, y que consiste en inhibir la curiosidad.

Fíjense que en la escuela se enseña (y las familias también lo hacen) que lo verdaderamente importante es sacar buenas notas, y no el aprendizaje en sí mismo. Es verdad que en buena medida, si un/a alumno/a obtiene buenas calificaciones significa que está aprendiendo bien. Pero no siempre eso es así. En muchas ocasiones los educandos estudian de memoria para el día del examen, para aprobar sin más, y si después no recuerdan lo que estudiaron, no importa. Lo importante es que han aprobado el examen. No importa la exploración en sí misma, no importa el trayecto, no importan el cómo, el cuando, el qué, ni, sobretodo a mi juicio, ni el por qué, ni el para qué. Solamente importa el premio final. Y no debería ser así; deberíamos enseñar a los hijos y las hijas que es importante aprobar, pero que más importante aún es qué y cuánto aprenden. Es decir, en lugar de adquirir motivación por un refuerzo extrínseco (el aprobado), hay que fomentar mantener la motivación intrínseca (el placer de aprender).

1.2- Formulan pocas cuestiones (o ninguna):

Fíjense en los/as pequeños/as, aunque pueda resultar agotador, ¿no es maravilloso ese espíritu que tienen por conocer el porqué de las cosas? A mí sí me lo parece. Pero, ¿por qué dejan de interesarse por la causa de las cosas; por los porqués?

Pienso que se debe a que en muchas ocasiones reciben estímulos que les inhiben a ello, como por ejemplo:

En casa, muchos padres y muchas madres nunca dan explicaciones. Todo es así porque lo dicen ellos. Y más le vale al pobre niño o la pobre niña no preguntar, pues si lo hace no tardará en llevarse un buen castigo (que generalmente, por desgracia, suele ser un bofetón).

En el colegio, lo que ocurre es que, como en el punto anterior, se refuerza la obtención de un premio, y no el interés por saber. ¿Cómo? Por ejemplo, se les enseña que si preguntan significa que no saben, y por no saber obtienen un punto negativo, o el conjunto de la clase se ríe del niño o  la niña que ha preguntado.

1.3- No trabajan duro y no piensan que el esfuerzo sí importa:

Hay familias que imbuyen a sus hijos/as en la holgazanería, o les educan para infravalorar las cosas. Pienso que suelen ser familias que apenas pasan tiempo junto a ellos/as, y optan por ser excesivamente permisivos y por educarles caprichosamente (recuerdo que no es lo mismo educar caprichosamente que educar con caprichos, como ya comenté en la entrada Crítica a Amy Chua y su educación coercitiva, cuyo link es: http://educacion-enrique.blogspot.com/2011/01/critica-amy-chua-y-su-educacion.html), ya que sienten lástima o se sentirían mal, dado que piensan que bastante mal tiene la pobre criatura al verse casi privada de la presencia de su padre y su madre como para además prohibirle otras cosas. Asimismo, opino que también suelen ser familias que han vivido una infancia dura, demasiado autoritarista, y por miedo a repetir la misma experiencia con sus hijos/as, se paralizan y acaban teniéndoles con 30 años en la casa y sin saber hacerse la cama.

En conclusión: unos/as se pasan y otros/as no llegan.

Como ya dije en la entrada Crítica a Amy Chua y su educación coercitiva, hay que distinguir entre libertad y libertinaje, y entre autoridad y autoritarismo.

En cuanto a lo de infravalorar las cosas, opino que tal vez se deba a gente que ha realizado muchos esfuerzos sin obtener buenos resultados y acaban pensando "me esforcé y no lo logré. Conclusión: no lo intentes, que no merece la pena".

1.4- Tienen malas destrezas sociales y emocionales:

Como ya he comentado, la escuela, aunque por un lado favorece nuestra socialización mediante la posibilidad de conocer a más personas, por otro, y creo que de un modo más eficaz, ejerce una presión contra el compañerismo y la cooperación, para imponer en nosotros la tendencia hacia la competitividad y el esfuerzo de superación a las demás personas, y no a uno/a mismo/a.

En cuanto a lo emocional, puede verse afectado a través de una crianza y una educación restrictivas en la familia y en la escuela, y a un trato inhumano por parte de padres, madres, profesores/as y compañeros/as.

No voy a extenderme más en este punto, pues es algo que conocerá mucho mejor alguien que se dedique a la psicología; o en todo caso, lo conoceré más a fondo cuando finalice este curso o el año que viene. Pero por ahora, sinceramente no conozco mucho sobre esto, y no voy a mentir a nadie. Solamente hablaré de lo que sé a ciencia cierta o de lo que puedo opinar.

1.5- Evalúan mal o no evalúan sus propias destrezas:

A lo largo de la historia, a raíz del poderío obtenido en el ámbito educativo por parte de la Iglesia Católica, la educación ha sido dada hacia un fin externo a los niños y las niñas (por ejemplo, la reproducción social, a fin del mantenimiento estático de las castas sociales; o en la Revolución Industrial, el hecho de que los niños y las niñas provenientes de familias de bajo estatus social debían aprender a ser sumisos/as a un futuro jefe, y a manejar bien la maquinaria de fábrica). Y esto en gran medida se mantiene. Aunque ya son numerosas las fuentes paidocentristas (centradas en los/as niños/as. A mí me gusta decir que más bien opto por una corriente que sea humanocentrista, donde no importen la edad, el sexo, la raza, la cultura, la nacionalidad...), lo cierto es que aún continúan vigentes el interés económico y otros intereses externos a la centralización por la persona en sí misma. De este modo, no se enseña a los alumnos y las alumnas a preguntarse dónde han fallado, o en qué están aventajados/as, o cuáles son sus defectos, y cómo mejorarlo todo. Por contra, lo que prima es el interés por el resultado y no en el proceso. De tal forma que no se enseña a evaluar las destrezas, sino a preocuparse por el producto.

2- Características asociadas a la familia:

2.2- Sus padres y madres no son modelos para aprender:

En mi opinión, todo ser humano que desee realizar una buena educación, ha de ser alguien que predique con el ejemplo. De nada sirve hablar mucho y hacer poco. ¡Y a cuanta gente he escuchado decir en el parque: "Hijo/a, no debes fumar"; y esto lo comentaban con un cigarro en la mano. ¡Cuántas familias enseñarán a sus hijos/as que no deben pegar, y lo hacen propinándoles un bofetón! ¡Cuántos casos de hipocresía pedagógica deben de darse a diario!

2.3- No promueven el aprendizaje en el hogar:

Hoy día son numerosas las familias que no pueden permanecer junto a sus hijos/as el tiempo suficiente como para conocerles a fondo y enseñarles muchas cosas. Y otras tantas no poseen un nivel socioeconómico lo suficientemente bueno como para disponer de libros en su casa o proporcionarles otros medios, como una academia. Y otras tantas familias directamente no verán importantes los logros académicos.

A los primeros y a los segundos no les juzgo, y les comprendo. El problema más bien no está en esas familias, sino en la mala estructuración social.

Ahora bien, de aquellas familias que piensen que el aprendizaje y la educación no son importantes, nada bueno puedo pensar.

2.3-No fijan y mantienen límites:

Existen familias que, por determinadas causas, abogan por no poner límites, ni estar pendientes de las conductas que mantienen sus hijos/as. Ya ha sido explicado en el punto 1.3.

2.4-Las rutinas familiares no apoyan el hacerlo bien en la escuela:

Cada día hallamos más familias que tienen "hijos/as-coche": se aparcan en la escuela, permanecen en el comedor, y a la salida acaban siempre con el abuelo o la abuela, o en decenas de actividades extraescolares. 

Está muy bien que vayan al colegio, que hagan actividades extraescolares, o que de vez en cuando pasen tiempo con su abuelo y su abuela. Pero, ¿que la escena se repita todos los días de su vida, incluso cuando están en vacaciones? No lo comprendo...

Así pues, son familias que atribuyen a la esucela el valor de "parking", y no de centro formativo y educativo, donde los niños y las niñas deben respetarse, ayudarse, colaborar activamente, aprender, comportarse adecuadamente, etc; y son familias que no acuden a hablar con el maestro o la maestra cuando éste/a les pide quedar para hablar sobre unas determinadas conductas del hijo o la hija, o sobre las calificaciones.

Si las propias familias no se interesan y preocupan porque su prole progrese adecuadamente en su vida académica, y respete a los y las docentes y a los/as compareros/as, bajo mi propio criterio, no es de extrañar que lo mismo suceda en los hijos y las hijas.

3- Características asociadas a las escuelas:

3.1- Tienen bajas expectativas sobre el estudiante.

La falta de expectativas sobre los estudiantes, pienso, debe de ser muchísimo mayor en los Institutos, pues los y las docentes que dan clases en estos centros en numerosas ocasiones no son personas entusiasmadas con la docencia y su trabajo, sino personas que, no encontrando trabajo dentro de la profesión estudiada, pasan las oposiciones y se introducen en un mundo que les es totalmente despreciable y desmotivador. Y, desde luego, eso no puede seguir siendo así...

3.2- No apoyan el desarrollo de los/as profesores/as:

Si a que en nuestro país la docencia no está bien valorada ni recompensada, le sumamos que hay una ley educativa distinta cada vez que cambia el partido político de turno, dando a entender que la solución solamente está en la política y no en la formación docente; le sumamos también que los profesores y las profesoras no tienen una plena posibilidad de ejercer una verdadera libertad de cátedra, pues tienen ciertas normas impuestas sobre qué deben enseñar y cómo; y le sumamos que en las aulas muchas veces se excede el número de alumnos/as que debe haber por clase, manteniéndose un clima no muy agradable; desde luego podemos afirmar que no existe un buen apoyo al desarrollo de los y las docentes.

3.3- No se comunican frecuentemente con las familias:

Actualmente se da el caso de que algunos/as profesores/as tienen miedo a comunicarse con las familias porque cada vez hay menos respeto a la figura docente; y no sólo eso, sino que además existen muchas familias a las que el asunto no les es importante. Entonces, ¿cómo va a haber comunicación?

4- ¿Algunas soluciones?:

1- Un mejor sistema económico y social que favorezca la posibilidad de compaginar el trabajo y el cuidado de los hijos y las hijas.
2- Incidir a las familias por un mayor interés en la educación de los niños y las niñas, y una mayor posibilidad de que las mismas se vean implicadas en la comunidad escolar.
3- Adoptar la idea de que la opinión de los educandos sí cuentan, y una mayor preocupación por una educación dirigida a la mejora intelectual, física, social y moral de las personas, y no exclusivamente a unos fines externos.
4- Estimular el interés por la exploración de niños y niñas.
5- Mejorar la calidad de la formación docente, y promover que la enseñanza y la educación la desempeñen personas cualificadas y motivadas. Por tanto, que las familias dejen de contratar al vecino o la vecina, que estudia 4º de la ESO en el Instituto de enfrente, para dar clases particulares a su hijo/a o cuidarlo, y en su lugar se acoja a gente preparada, y que en los centros educativos se contraten a personal bien formado e interesado.
6- Promover el aprendizaje de un pensamiento crítico, auto-crítico y activo, basado en una comunicación rica y responsiva.
7- Aprender a distinguir entre autoridad y autoritarismo, y entre libertad y libertinaje.
8- Poner límites que obligue a los educandos a esforzarse; es decir, eliminar las promociones inadecuadas y la política de mínimos (mediante la cual los conocimientos mínimos indispensables se convierten en conocimientos máximos).
9- Promover el apoyo educativo y económico a las familias desfavorecidas.
10- Promover una enseñanza individualizada, que compense las necesidades educativas de los alumnos y las alumnas, y el interés por el progreso adecuado de todo el alumnado.
11- En resumen, promulgar prácticas educativas que conlleven a que los niños y las niñas puedan y quieran rendir bien.

martes, 8 de febrero de 2011

Diez cosas que he aprendido con mis alumnos y alumnas.

He visto en otros blogs que se están escribiendo estradas tituladas "10 cosas que he aprendido con mis hijos", y como yo no tengo ni hijo ni hija, he decidido realizar una entrada similar, pero haciendo alusión a mis alumnos/as.

He aquí, pues, qué he aprendido con ellos/as (a ver qué tal me sale):

1- Aunque es algo que he pensado desde siempre, en la praxis he observado que cada niño/a es un mundo diferente. Cada cual tiene sus posibilidades y sus dificultades, sus dudas, sus preguntas, su historia; cada uno/a tiene sus días buenos y sus días de mayor travesura; cada uno/a es un trocito de alegría; cada uno/a es un regalo diferente... y un regalo precioso.

Lo de la travesura es totalmente comprensible, y algo que debería estar un poco más aceptado (sin llegar a permitir un alocado libertinaje, claro está), pues un/a niño/a que no se mueve, está enfermo/a o tiene un problema. Además, ¿cómo pedir que permanezca totalmente inquieto un ser que precisa de su propio movimiento para desarrollarse y aprender? Horrible me parece toda aquella persona que pretende mantener a los niños y las niñas como si fuesen estatuas, y mediante absurdos métodos restrictivos y altamente conductistas.

2- Que enseñar y educar no es fácil, y que la teoría de poco sirve si no hay una práctica de por medio.

3-  Que los niños y las niñas son maravillosos/as exploradores/as en potencia. Su espíritu y su energía les mueven a querer aprenderlo todo; pero es la escuela actual la que, desgraciadamente, sustituye esa gran y maravillosa motivación que todo/a infante tiene, por una amarga y oscura énfasis en la competitividad y la preocupación por las calificaciones.

4- Que, tal y como dice el pedagogo Paulo Freire, en la enseñanza dialogada, construida y compartida siempre surge un proceso de retroalimentación: los educandos aprenden del docente, pero el educador también aprende de los y las discentes.

5- Que cuando amas de verdad a tus alumnos y alumnas, y éstos/as realizan una mala conducta que se sale de lo que le has enseñado (cuando insultan o pegan a un/a compañero/a, por ejemplo), te hace un daño inmenso en lo más profundo de tu corazón y sientes una gran impotencia.

6- Que hasta que no convives con ellos/as unos días, y hasta que no les conoces más afondo, cuesta saber qué camino seguir.

7- Que en todo momento, en toda circunstancia y en todo lugar, siempre hay algo que poder enseñar, y un valor hermoso en el cual poder educar.

8- Que en sus fracasos, también sientes la pena; que sus problemas, de modo alguno también son tuyos; que sus lágrimas, aunque en silencio y sin expresión, también son tuyas...; pero que también en sus éxitos sientes la emoción; que sus grandes vivencias siempre son compartidas; que sus sonrisas despliegan a la vez la tuya, y te alegran tanto como la luz del sol.

9- Que son mucho más importantes la paciencia y el cariño a la hora de educar que una buena teoría, pues si los primeros faltan, ¿cómo habrá ánimos para pretender enseñar y educar bien? No solamente quien orienta y pone normas, educa; bajo mi punto de vista, también educa quien ama. Es más, considero que exclusivamente quien se aventura en el camino de la educación por amor al infante, y por pretender cuidar y elevar al ser humano a su mayor condición física, psíquica y moral, es verdaderamente un/a educador/a.

10- Que siendo pedagogo, a la vez soy:

Un explorador... de mundos.
Un comunicador... de sueños.
Un conductor... de sensaciones.
Un escultor... de almas.
Un padre o una madre que comparte sus genes... de la cultura y el saber.
Un ingeniero... de vidas.

Y para mí, como esto, pocas cosas son igual de gratificantes.

sábado, 5 de febrero de 2011

El problema de la educación sexista.

A raíz de unas determinadas circunstancias, mi padre y mi madre han tenido que marcharse unos días a mi pueblo, y estoy inmerso estos días en la siguiente situación:

Tengo que barrer la casa, limpiarla, hacer la compra, hacer la comida, lavar la ropa, tenderla, cuidar de mi hermano, y otras tantas tareas que se deben hacer en una casa... además de estudiar, pues estoy en época de exámenes. Por lo que, como comprenderán, estoy bastante nervioso, histérico y harto.

No vayan a creer que acabo de descubrir lo que significa el tener que realizar tareas domésticas, pues eso es algo de lo que ya estoy más que acostumbrado; pero, desde luego, a hacerlo todo yo solo, era algo en lo que no me había visto metido a lo largo de mi vida.

Pero esta situación me ha hecho pensar en algo... y aprovecho que mi hermano se ha ido a la piscina y yo ya tengo todo finalizado para despejarme un rato creando una entrada.

Afortunadamente, tanto mi madre como mi padre, consciente o inconscientemente, pero así lo han hecho en bastante medida, me han educado de un modo no sexista. ¿Cuál es el resultado? Pues que, en días como estos por los que estoy pasando ahora mismo, soy auto-suficiente.

Sin necesidad de una madre, o de un padre, o de una pareja, soy capaz de ocuparme más o menos por igual de tareas domésticas y de tareas fuera del hogar.

He aprendido casi de todo, y por ello soy capaz de hacer tantas cosas por mí mismo y sin tener que pedir ayuda, sin tener que emplear mi tiempo actual para aprender. Puedo ser independiente, autónomo, verdaderamente libre.

¿Qué hubiese ocurrido si tan solamente hubiese aprendido a desempeñar las labores consideradas socialmente como "propias de un hombre"? Sencillo, que ahora mismo estaría la casa hecha un caos y yo tendría que alimentarme a base de comida precocinada, o que tendría que emplear mucho más tiempo para hacer las tareas, etcétera.

Entonces, ¿por qué sigue insistiéndose en la división de roles y en la educación sexista, si una educación no sexista nos permite una mayor emancipación, y nos otorga la posibilidad de alcanzar mayores logros personales tanto fuera como dentro del hogar?

Déjenme pensar... Mmmm... ¿Puede ser, quizá, porque es más fácil y cómodo? Sí, creo que esa es la respuesta: el sexismo pervive porque es un sistema muy cómodo; porque es más fácil aprender menos y no tener que ser responsables de ciertas tareas. 

Imaginémonos a dos hermanos, a los cuales su padre y/o su madre les ordena limpiar la casa. ¿Qué es más fácil, que uno se dedique a unas funciones y el otro al resto, o que juntos asuman la responsabilidad de todo y hagan de todo?

La primera opción es la más cómoda y sencilla. Es más fácil que una persona adopte unas pocas tareas, en lugar de asumir todas y cada unas de las funciones y sus consiguientes responsabilidades.

Cuando entré en la Universidad y comenzamos a hacer entre mi grupo y yo los primeros trabajos en equipo y las primeras exposiciones, nuestro sistema de trabajo era el siguiente:

Si debíamos hacer un trabajo sobre la Historia de la Educación, nos dividíamos el mismo y cada persona del grupo profundizaba en una parte. Por ejemplo, alguien se dedicaba a la enseñanza en el Antiguo Régimen; otra persona buscaba información sobre la educación durante el reinado de Isabel II; otro compañero se llevaba la parte de la I República... y, posteriormente, en el momento de la exposición en clase, cada cual hablaba durante un tiempo determinado sobre su tema.

¿Cuáles eran las consecuencias?:

-Cada compañero/a del grupo exclusivamente aprendía la parte que había trabajado, y no el temario por completo.
-Si una persona del grupo no hacía su labor, fallaba todo el grupo.
-Teníamos que consumir más tiempo una vez finalizado el trabajo para realizar la unificación.
-Había una mayor presión a la hora de organizar las exposiciones, ya que teníamos un tiempo muy limitado en el que cada cual expondría su parte.
-Si alguien se olvidaba de algo durante su exposición, nadie del grupo podía ayudarle, dado que únicamente esta persona conocía su parte.
-Todos/as dependíamos de todos/as.

Lo mismo ocurre en las parejas tradicionales del modelo sexista: la educación recibida no consiste en la independencia ni en la verdadera libertad. Consiste en un proceso que nos construye dependientes de otra persona que haya aprendido a realizar las tareas que nosotros/as mismos/as no aprendimos.

En este caso, podemos hablar de que, cuando encontramos pareja, hallamos a nuestra media naranja; esa media naranja que posee las cualidades que nos faltan.

Sin embargo, si educamos a nuestros hijos y nuestras hijas, y a nuestros alumnos y nuestras alumnas, de una manera lo más anti-sexista posible, conseguiremos que éstos/as aprendan más, y ello les lleve a la auto-dependencia y la auto-suficiencia; y por ende, a la autonomía y la libertad.

Pienso que si la gente aprende a realizar un mayor número de actividades, ya no dependerá de una media naranja, pues estas personas serán en el futuro, por así decirlo, "naranjas completas"; y a la hora de encontrar una pareja, entre ambas partes podrán sacar más jugo.

Dándonos cuenta mi grupo de clase y yo de lo mal encaminados que íbamos en las exposiciones, cambiamos nuestro sistema: comenzamos a desempeñar todos/as juntos/as todas las tareas; nos hicimos responsables de todo... y nuestros resultados ahora son:

-Todo el grupo conoce el temario completo, y no una parte del mismo.
-Cuando alguien del grupo falla, debido a problemas de salud, problemas familiares, o que no ha trabajado, el grupo se mantiene en pie y consistente, dado que su parte no falta por hacerse.
-A la hora de realizar las exposiciones, no establecemos un tiempo determinado para cada miembro del grupo, sino que en cualquier momento podemos hablar todos/as, enlazando nuestras partes, y construyendo un aprendizaje más significativo y vivaz.
-Si alguien se pone nervioso/a durante la exposición y se olvida de algo, otro miembro del grupo puede ayudarle.
-Ningún compañero y ninguna compañera depende del resto del equipo, dado que incluso podría llegar a realizar la exposición una única persona, si se diese el caso de que faltase todo el resto del grupo.

A través del modelo tradicional sexista, si la mujer quedaba enferma unos días, el padre tendría que pedir ayuda a una vecina para que le hiciese la comida, realizar él una chapuza de comida, o llevar a sus hijos/as a una pizzería. Y si era el hombre quien caía enfermo, durante esos días no entraría dinero en la casa.

Empero, si ambas partes de la pareja aprenden a hacer de todo, cuando un mimbro del grupo falle por algún motivo, el equipo continuará estable.

Bajo mi punto de vista, la solución es un modelo educativo que enseñe que en una familia no conviven miembros aislados, sino un conjunto que debe hacerse cargo de todo, y asumir las responsabilidades de todo cuanto se pueda; de tal forma que no se ayuden mutuamente (como se promueve muchas veces erróneamente, aludiendo que el hombre debe ayudar a la mujer en casa), sino que en su lugar cooperen como en un equipo; de tal modo que las responsabilidades del hogar las adquieran también el hombre y los/as hijos/as, y no ayuden, sino que colaboren mutuamente.


Para conocer algunos ejemplos de educación sexista y su respectiva solución didáctica, puede hacerlo a través de la siguiente entrada:

http://educacion-enrique.blogspot.com/2010/12/la-educacion-anti-sexista-la-vacuna.html


Si desea saber más acerca del sexismo en general, y el machismo en particular, puede hacerlo mediante el siguiente blog:

http://bastadesexismo.blogspot.com/

miércoles, 2 de febrero de 2011

El poema de la lluvia triste.

No llorar es una de las tantas cosas absurdas que muchas veces se nos suele inculcar (esto sobretodo a los hombres). Pero llorar es bueno, pues nos ayuda a sacar toda esa rabia y todo ese miedo que inundan a veces nuestro corazón.

Así pues, aprendamos que lo que no es bueno es reprimir el dolor, callarnos y aislarnos. Aprendamos a pedir ayuda, a llorar y a expresar nuestras emociones. Seguro que así nos irá mejor.

Les dejo a continuación con El poema de la lluvia triste; letra de una canción del grupo musical Mago de Oz. Y recuerden: Vencido no es quien cae, sino quien no se levanta.

El poema de la lluvia triste:

Se despertó a medianoche a mirar
si en el reflejo del agua podía encontrar
aquella risa que un día mudó,
y por segunda piel de soledad se vistió.

Buscó respuesta en el aire,
mientras el mar le arropó.
Pidió ayuda a su estrella,
que le abandonó;
pues olvidó llorar.



Llorar es purgar la pena;
es deshidratar todo el miedo que hay en ti;
es sudar la angustia que te llena;
es llover tristeza para poder ser feliz.

Cierra los ojos, abre el corazón,
y aprende a ver con los ojos del alma -ella oyó.
Le hablaba el viento, le hablaba una flor,
con la cadencia que tiene un susurro de amor.

Deja salir los fantasmas
que amargan besos y dan,
a cambio de tus silencios,
acopio de ansiedad,
mutilada paz.

Llorar es purgar la pena;
es deshidratar todo el miedo que hay en ti;
es sudar la angustia que te llena;
es llover tristeza para poder ser feliz.

Llorar es purgar la pena;
es deshidratar todo el miedo que hay en ti;
es sudar la angustia que te llena.
¡Escucha, soy Gaia!
No castres tu rabia.
Que tu alma escupa el dolor.


Que llueva tristeza al llorar,
y que sacie la amargura su sed.
Las lágrimas son el jabón
que limpia de penas tu piel.


Llorar es purgar la pena;
es deshidratar todo el miedo que hay en ti;
es sudar la angustia que te llena;
es llover tristeza para poder ser feliz.

Llorar es purgar la pena;
es deshidratar todo el miedo que hay en ti;
es sudar la angustia que te llena.
¡Escucha, soy Gaia!
No castres tu rabia.
Que tu alma escupa el dolor.
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