lunes, 21 de abril de 2014

Mito masculinista 3: El poder sexual femenino (y la estupidez masculina).

No es inusual entre masculinistas (en adelante, neo-machistas, porque en verdad son machistas con otro discurso y un nombre diferente para enmascararse), leer cosas como que "las mujeres tienen un fuerte poder sexual mediante el cual manipulan a los varones (heterosexuales / bisexuales)".

Pero... ¿es cierto eso? ¿Es verdad que las mujeres controlan a los varones mediante el sexo? ¿Podemos afirmar que el sexo femenino está dotado de un poder especial carente en el sexo masculino, y con el cual ellas dominan a los varones (e incluso el mundo)?

Definitivamente, no. Y esto es lo que vamos a ver en la presente entrada.

Los y las neo-machistas que afirman esto, se basan en una serie de axiomas y supuestos que bien podrían hacer indicar que tienen razón; pero a través de esta entrada voy a desmitificarlos.

Sus bases se encuentran en:

1- El poder y la autoridad pueden desligarse, y por este motivo, aunque las mujeres no hayan sido, por lo general, representantes de autoridad, igualmente han sido poseedoras del poder gracias al sexo.

2- Las mujeres no desean tanto el sexo como los varones y por ello ellas pueden auto-controlarse y manipularles a ellos.

3- Las mujeres pueden conseguir lo que se propongan mediante el sexo.

4- La objetivización femenina conlleva poder.

5- Los varones son idiotas.

Vayamos por puntos:

1- El poder y la autoridad pueden desligarse:

Según los y las neo-machistas, se puede tener poder sin autoridad; y autoridad, sin poder. De este modo, según su lógica, aunque las mujeres no hubiesen estado generalmente en los altos cargos de gobierno, aunque no hayan tenido autoridad, han tenido poder... desde atrás, usando el sexo como medio. Y esto lo comparan con las empresas, las cuales, sin ser gobernantes, controlan las leyes, de tal manera que estas pueden ser cambiadas a su antojo.

Esto es, para mí, un auténtico absurdo; y antes de dar explicación alguna, voy a poneros en contexto:

Los seres humanos, como todo ser vivo, podemos reproducirnos. Esto quiere decir que gracias a la unión producida entre un espermatozoide y un óvulo, y varios meses de gestación en el vientre materno, viene al mundo otro ser humano. Esa persona, a la que llamamos bebé, está totalmente indefensa; requiere de cuidados, de calidez, de protección. Por sí misma, la criatura nada tiene que hacer. No tiene poder alguno para cazar, ni autoridad alguna para que el resto de personas adultas que la rodean, se sientan en la obligación de atenderla. Sin embargo, cuando el o la bebé tiene a otro ser humano cerca que se preocupa por su existencia, le basta con llorar para recibir alimento y seguridad. Entonces, ¿puede afirmarse que los y las bebés dominan el mundo? ¿Podemos argüir realmente que las criaturas tienen poder sobre las personas adultas? De ningún modo. El poder y la autoridad lo tienen las personas adultas que rodean al niño o la niña. Ese pequeño ser, no tiene poder ni autoridad; nada tiene que hacer por sí mismo; es totalmente dependiente. Y lo único que puede hacer es esperar a recibir algo de caridad. De no recibirla, se muere. Y de recibirla, sobrevive, pero siempre bajo la supervisión, el control y la orden de quien le da lo que necesita. Por mucho que sea capaz de conseguir la leche materna llorando, no podemos decir que un o una bebé tiene poder.

Y es que el poder y la autoridad son indivisibles. Las empresas realmente no están a un lado. No se encuentran detrás de los gobiernos. De hecho, los gobiernos están formados por esas empresas.

Quien tiene autoridad tiene poder; y quien tiene poder es porque tiene autoridad. Simplemente tenemos que fijarnos en que la medida pedagógica promovida por sectores conservadores por excelencia para recuperar el poder paterno, materno y docente, está en recuperar y  resaltar su autoridad.

Por lo tanto, desde atrás, las mujeres, si no han tenido autoridad, no han tenido poder alguno, por mucho que usasen el sexo para obtener ciertos privilegios.

En parte entiendo a los y las masculinistas: al fin y al cabo suelen ser demócratas que se han tragado el cuento de que existe la soberanía popular por el simple hecho de meter un papel en una caja cada tantos años; y a raíz a ese cuento que se han creído, llegan a tal conclusión sobre la separación del poder y la autoridad, y que desde atrás se puede hacer algo importante. "El pueblo no tiene autoridad, pero tiene poder, mediante las elecciones", han de pensar. Pero no olvidemos que el pueblo no tiene voz. El poder y la autoridad está en quien maneja el ejército, las leyes, la policía... en definitiva, quien tiene el control. Y las pequeñas cosas que un pueblo pueda cambiar mediante protestas, no es más que caridad. Pero no olvidemos que las cosas no cambian con caridad, sino con políticas que promuevan la equidad y la libertad real. Y esto es algo que solo el pueblo puede darse a sí mismo.

Las mujeres no han tenido poder desde atrás gracias al sexo; todo lo contrario: quienes ostentaban el poder, conseguían que una mujer fuese sumisa y ofreciese sexo. No eran ellas las que lograban algo con el sexo: eran los poderosos quienes conseguían el sexo con las que querían haciendo uso de su posición privilegiada.

Además, de ser cierto lo que afirman las y los neo-machistas sobre el poder y la autoridad, entonces tendríamos que cambiar toda nuestra forma de ver las relaciones de poder, de tal manera que los dueños y las dueñas de animales no tendrían poder ni autoridad sobre sus mascotas, sino que sería al revés, ya que mientras el amo o la ama puede fallecer en un accidente laboral, ésta la espera y recibe comida. Por otro lado, los y las neo-machistas deberían dejar de quejarse de que la mendicidad sea mayormente masculina: al fin y al cabo, desde su lógica, la gente que vive en la mendicidad tendría un gran poder, en tanto que les basta con dar pena para poder comer sin subirse a un andamio...


2- Las mujeres no desean tanto el sexo como los varones:

Este mito lo fundamentan en las hormonas.

Para empezar, muchos y muchas cometen el error de decir que los varones tienen testosterona mientras que las mujeres no. Y es falso. La testosterona también se encuentra en las mujeres y regula su apetito sexual.

Ahora bien, es cierto que los varones producen, estadísticamente hablando, mayores niveles de esta hormona. Sin embargo, al parecer, los mayores niveles de testosterona presentados en varones de forma natural, y no ambiental, no estarían destinados tanto a modelar su conducta y su libido, sino a mantener su aparato reproductor y su condición física. Es decir, la testosterona que un varón produce no sirve para afectar a su cerebro, enloquecerle y convertirle en un depredador sexual, sino para que pueda seguir presentando sus rasgos masculinos (testículos, voz más grave, etc).

Por otro lado, tal y como muestra la neurobióloga Catherine Vidal en Cerebro, sexo y poder (1), no son las hormonas, exceptuando aquellos casos de desajustes, las que interfieren en la conducta humana, sino al revés: el ambiente interfiere en los niveles de hormonas segregados en el cuerpo humano. La explicación de esto, al parecer, se encuentra en el córtex cerebral, el cual actúa como un filtro.

Es decir, de forma natural un varón no presenta un mayor deseo sexual que las mujeres. Ellas también desean sexo, y lo que las puede llegar a inhibir más no es la naturaleza, sino al ambiente.

Como ya expliqué en otra entrada (2), a los varones se les lanzan constantemente mensajes sexuales relacionados con el poder; tienen la posibilidad de ver más mujeres que varones que lucen ropa sensual y nadie les critica por su apetito sexual.

Para las mujeres, por el contrario, el sexo puede acarrear más problemas que para los hombres. Solo fijémonos en el tema de los piropos: muchos de ellos utilizan la sexualidad como herramienta contra las mujeres, lo cual no lleva a éstas a ser poderosas, sino a ser acosadas en la calle (y lo que sería prueba de que el poder sexual en todo caso se hallaría en los varones).

Y es que para ellas, las amenazas de las violaciones son constantes; saben que tienen más dificultades de llegar a ser autónomas si el jefe o la jefa las despide por quedar en periodo de gestación; se topan con chicos que se despreocupan de tomar precauciones anticonceptivas; y para colmo se encuentran con que neo-machistas adultistas, misóginos y misándricos como Carlos Rodríguez anuncian que es un derecho fundamental para la sexualidad masculina poder tirar a las mujeres y a los y las bebés como si de basura se tratasen, cuando afirma que:

"... a nadie le parece un ultraje que al varón le sea imposible renunciar a su paternidad (durante el periodo de embarazo) y tenga que mantener durante 18 años o más a un hijo no deseado" (3).

Si a todos estos problemas adultistas y machistas le sumamos el mito de "la santa y la prostituta", es decir, de que la que tiene ganas de acostarse con muchos hombres "es una guarra" y que para ser mujeres decentes, "unas santas", deben ser monógamas... no es de extrañar que el clima las inhiba.

No obstante, dentro de una pareja honesta o sintiéndose las mujeres seguras, no se da que ellas tengan menos deseo que ellos. Bajo buenas condiciones, su presión disminuye y no se auto-controlan tanto, de tal manera que presentan tanto deseo como ellos. De ahí que haya varones que cuentan que sus parejas tienen más ganas que ellos y que aquella historia de "me duele la cabeza", ya no forma solo parte del colectivo femenino; hoy por hoy, son también hombres quienes se niegan a acostarse con sus parejas -si es que llegan a negarse, porque, recordemos, muchas veces los hombres no tienen sexo por apetencia, sino porque sienten que deberían tener siempre ganas- (4).

Y por otro lado, no olvidemos que en la Antigua Grecia se afirmaba que las mujeres tenían más deseo sexual que los hombres...

3- Las mujeres pueden conseguir lo que se propongan mediante el sexo:

Dicen que basta con que una mujer ofrezca sexo a un hombre para que éste le ofrezca lo que pide. Sin embargo, hay dos cuestiones que hemos de plantearnos.

- ¿Quién realmente consigue lo que busca?

- ¿Por qué las mujeres han sido oprimidas?

En relación al primer planteamiento, pongámonos en situación:

Supongamos que una mujer esbelta se presenta para una oferta de trabajo. Presenta su currículum ante el jefe (un varón heterosexual) y éste, sin mirarlo, le dice: "Acuéstate conmigo aquí mismo y el trabajo es tuyo". Como la muchacha está económicamente necesitada, accede al deseo del empresario y finalmente entra a trabajar a la empresa.

Desde una perspectiva neo-machista, el poder lo tiene la mujer: ella, gracias a su seducción y su esbelta figura, ha domado al hombre para que le dé el puesto laboral.

Sin embargo, pongámonos en esta otra situación:

Estamos en la II Revolución Industrial, época en la que los niños y las niñas trabajaban sin descanso, y un chiquillo de 8 años se presenta ante el jefe de una fábrica para pedir trabajo. El burgués, ya casi anciano y barrigudo, le dice a la pobre criatura que ponga el culo y le dará el trabajo. El niño no tiene más remedio que acceder y finalmente es elegido para el puesto.

¿Alguien se atreve a afirmar que el muchachillo tiene poder sexual? No, ¿verdad?

Obviamente, el poder no lo tiene quien ofrece sexo a cambio de algo... sino quien ofrece un derecho, una libertad o un bien a cambio del sexo.

Las mujeres no consiguen lo que quieren ofreciendo sexo, sino que quienes ostentan el poder consiguen sus propósitos denigrando sexualmente a tales mujeres.

No es la mujer que se ve forzada a dar sexo quien realmente consigue lo que busca. Ella es violada consentidamente; el que da el bien a cambio del sexo tiene en verdad el poder.

Con respecto a la segunda cuestión, argumentar simplemente que si de verdad las mujeres hubiesen tenido tanto poder sexual, ahora dominarían el mundo y la pobreza no estaría feminizada. Sin embargo, las mujeres han tenido que soportar la ablación, el matrimonio con hombres a quienes no amaban, han tenido que aguantar cuellos de jirafa y pies de loto, han sido perseguidas, no han podido acceder siempre a estudios superiores, han estado relegadas a labores minusvaloradas, etc.

Si de verdad las mujeres tienen tanto poder sexual, ¿por qué no pudieron salvar sus vidas enseñando sus pechos en medio de la plaza antes de ser incineradas en vida?


4- La objetivización femenina conlleva poder:

La hipótesis de masculinistas / varonistas (neo-machistas) es que en una sociedad en la cual las mujeres están objetivizadas, éstas forman un bien de consumo preciado, y por ello tienen poder.

Las mujeres, al objetivizarse, no se empoderan, sino todo lo contrario, pierden fuerza. No es la máquina quien tiene la fuerza de producción, sino el obrero o la obrera que la hace funcionar; no es el dinero el que tiene fuerza, sino quien lo adquiere a mansalva; así pues, no es la mujer-objeto la que tiene fuerza, sino quien puede comprarla y utilizarla a su antojo.

De ahí que cuando se ve a una mujer con muchos hombres y a un varón con muchas mujeres, en el inconsciente colectivo no tienen la misma relevancia. En el primer caso, la gente no tiende a pensar: "Oh, qué súper mujer. Con cuantos se va a acostar", sino todo lo contrario, la fuerza la tienen ellos y se piensa más bien: "Oh, qué bien se lo van a pasar esos tipos con esa (...)". En la segunda imagen, en la que hay un solo hombre y muchas mujeres, él no queda como un guarro de quien se van a aprovechar todas esas mujeres, sino que más bien queda como un campeón que se va a llevar a unas cuantas a la cama.

El poder no lo tiene el objeto, sino quien puede acceder al objeto y usarlo a su antojo. Por ello, el poder sexual no es femenino, sino masculino, quien además, desgraciadamente, puede llegar a disfrutar del sexo sin responsabilidad.


5- Los varones son idiotas:

Pues sí, para las y los neo-machistas, los varones son idiotas. Si los varones solo son máquinas sexuales que pierden la cabeza por el culo de una mujer y acceden a todos los deseos de la misma, entonces, básicamente, lo que están afirmando es que los varones son todos idiotas con una única neurona situada en el pene, de modo que son incapaces de racionalizar (lo que lleva, además, a que se piense que todos son violadores en potencia).

Y es que los varones somos tan idiotas para los y las neo-machistas, que no les falta en su discurso el concepto de "pagafantas", o de "nice guy" (en inglés, tipo bueno).

El "pagafantas" o "tipo bueno", es un varón "humilde, cariñoso y bueno" que ofrece su ayuda a las mujeres para luego no ganar nada a cambio.

¿Y a qué se refieren con lo de que no ganan nada a cambio? Se refieren, por supuesto, al sexo. Porque para los y las neo-machistas, para empezar, los hombres no pueden tener amigas, sino que deben ser unos machotes que se lleven a todas a la cama (con lo cual están demostrando que no tienen ningún verdadero interés en desmontar la masculinidad hegemónica, sino que pretenden mantenerla); y para terminar, convierten el sexo, no en algo que realizan una, dos o más personas por placer y en respeto mutuo, sino en un derecho masculino y un deber femenino. Sí, porque una mujer, para esta gente, no tiene derecho al sexo: más bien al contrario, está obligada a dárselo a cualquier hombre que tenga una buena actitud con ella.

Porque ya sabemos que para estas personas, las mujeres son inferiores, y por ello no merecen ayuda ni respeto por parte de los varones a menos que decidan acostarse con ellos.

Y luego dicen que los "pagafantas" son "buenos tipos". ¿Buenos tipos? ¿Perdón? Más bien son capullos que siguen la norma de "por interés te quiero".

No me extraña que luego piensen que las mujeres solo son unas brujas, unas pícaras, interesadas... Al fin y al cabo proyectan su miserable personalidad sobre ellas...

Pero la cosa está clara: un bien ha de realizarse altruistamente. Si yo quiero a una amiga o amo a mi pareja, debo ayudarla porque busco su felicidad, su bienestar, y no por sexo. Mi amiga y mi pareja no me deben sexo. Nos acostaremos si queremos, libremente, por deseo y no por obligación para recompensar una ayuda (5).


En conclusión:

Las mujeres no tienen poder sexual; y en caso de tenerlo, no sería mayor que el masculino. Queda claro que el pensamiento de esta gente neo-machista no se aleja en absoluto del discurso catecista, mediante el cual se promueve la idea de que las mujeres son el diablo seductor que incita a todo hombre a caer en el pecado. Y ellos, ¡los muy pobres!, dotados de una supuesta naturaleza sexual incontrolable, caen en las garras de este dulce pero despiadado Satanás, encerrado un el cuerpo femenino.

Cada vez que leo a neo-machistas habar sobre este tema, no puedo evitar pensar en esta canción de El Jorobado de Notre Dame:



Fuentes y notas:


(2)- http://educacion-enrique.blogspot.com.es/2013/01/la-rota-sexualidad-masculina.html

(3)-http://quiensebeneficiadetuhombria.wordpress.com/2014/02/07/los-derechos-reproductivos-masculinos/

(4)- http://www.pikaramagazine.com/2011/06/la-dificultad-de-decir-no-afinando-el-organo/

(5)- Con respecto al tema del pagafantismo, añadir que las y los neo-machistas dan por hecho, para colmo, que ellas son unas vagas que no hacen nada por ellos. En su mentalidad, ellas deben sexo porque ellos ayudan, ellos proveen, ellos invitan... pero olvidan que ellas también trabajan, ayudan, proveen, invitan...

viernes, 11 de abril de 2014

Tres generaciones. Fondation pour l'enfance.

Os dejo un pequeño vídeo titulado Three Generations (Tres generaciones), elaborado por la Fondation pour l'enfance (Fundación para la infancia) y que me ha encantado.


"Los padres y las madres que golpean, usualmente fueron golpeados en su niñez. 
Educa sin violencia".


Gracias a Kuxille por mostrármelo.

martes, 1 de abril de 2014

¿Pueden las personas ser iguales y diferentes a la vez?

En este blog hablo mucho sobre la igualdad entre el profesorado y el alumnado; la igualdad entre padres, madres e hijos e hijas; la igualdad entre mujeres y varones; la igualdad entre todas las personas de diversidad funcional (personas con ceguera, con Trastorno del Espectro Autista, con Síndrome de Down...); la igualdad sin importar el color de la piel, la orientación sexual...; etc.

Y al mismo tiempo, digo que hay que respetar las diferencias, la pluralidad, la diversidad.

Entonces, ¿estoy siendo contradictorio por hablar de igualdad y diferencia al mismo tiempo? ¿A qué me refiero cuando digo que dos personas diferentes son iguales? ¿Podemos ser iguales y diferentes a la vez?

La respuesta es afirmativa. ¿Por qué? Pues, porque como dijo la autora del blog Basta de sexismo en una entrada:

"Lo contrario de la igualdad no es la diferencia. Es la desigualdad".

Y esto es algo que podemos entender fácilmente a través de las matemáticas. 

En el tema de las multiplicaciones nos han repetido hasta la saciedad que 2 x 1 es lo mismo que 1 x 2; que 4 x 5 es lo mismo que 5 x 4; que 8 x 9 es igual que 9 x 8; que 6 x 4 es como 4 x 6... En resumen: que el orden de los factores no altera el producto.

Sin meterme en filosofadas, y centrándome solo en las multiplicaciones, porque lo de que el orden de los factores no altera el producto solo es válido para algunas operaciones aritméticas, voy a decir que esa expresión tiene toda la razón, que es cierta... pero está incompleta. 

Cuando nos dicen que 3 x 4 = 4 x 3, no nos mienten, pero no nos cuentan toda la verdad. 5 x 6 da el mismo resultado que 6 x 5; es decir, son equivalentes, iguales; pero a la vez estamos hablando de cosas distintas, es decir, no son idénticos; son diferentes.

Lo mostraré con dibujos.

Cuando decimos que 2 x 3 = 6, estamos mencionando, gráficamente, que podemos tener tres cajas con dos pollitos en su interior (dado que dos por tres quiere decir que el 2 se repite 3 veces):


Sin embargo, cuando afirmamos que 3 x 2 = 6, tenemos el mismo número de pollitos; el resultado es el mismo; pero la distribución es diferente, ya que estamos hablando de dos cajas con tres pollitos en cada una (en tanto que tres por dos implica que 3 se repite 2 veces):


En el primer caso tenemos tres cajas; en el segundo, dos en el primer dibujo hay dos pollitos en cada caja; en el segundo, tres. De este modo, observamos que son diferentes e iguales; que dos por tres no es idéntico a tres por dos, pero son iguales, equivalentes... tienen el mismo valor, el mismo resultado, el mismo número de pollitos.

¿Se ve claramente ahora cómo dos cosas pueden ser equivalentes, pero distintas; iguales en valor y diferentes en su estructura?

A pesar de ser diferentes en su distribución, el resultado de 3 x 2 es el mismo que el de 2 x 3, por lo mencionado antes: lo contrario a igual, no es diferente, sino desigual. Diferente es la distribución de los pollitos en un caso y en el otro; desigual sería que el resultado no fuese equivalente. 

Por ello no es lo mismo conceptualmente el hacer referencia a una suma que a una resta, y sin embargo 5 - 3 = que 2 + 0. Por otro lado, desiguales son 1 + 1 y 1 + 2.

Por este motivo es diferente hablar de multiplicaciones, de divisiones, de raíces cuadradas, de bases y exponentes, de logaritmos, de cosenos y tangentes, de números romanos... y sin embargo nos topamos con que cuatro es lo mismo que dos al cuadrado; e igual a dos por dos; y a veinte entre cinco; y a la raíz cuadrada de dieciséis; e igual a la raíz cúbica de sesenta y cuatro; y equivalente al logaritmo en base diez de diez mil; igual que ocho medios; y que el número cuatro en números romanos:


Por esta razón es diferente tener euros que dólares americanos en el bolsillo y sin embargo a día de hoy 0,73 € es igual a 1 $.

Y en definitiva, por ello...

- Una persona de piel oscura y otra de piel más clara son diferentes y reciben un trato desigual... pero son iguales en valor.

- Una persona que padece ceguera y otra que no, son distintas, poseen desiguales facilidades para moverse en la vida... pero también son iguales

- Hablar de docentes no es lo mismo que hablar de discentes, pero ambos grupos deben ser tratados por igual.

- No es lo mismo ser homosexual, que bisexual, que heterosexual... pero todas las personas son iguales independientemente de su orientación sexual.

- Es distinto ir a vendimiar que trabajar en un telar... pero ambos trabajos deberían valer lo mismo.

- Un varón y una mujer son diferentes; de hecho la sociedad les da una consideración desigual... Pero eso no quita que a la vez son iguales.

Ser iguales significa valer lo mismo; disponer de los mismos derechos y deberes; no estar por encima ni por debajo, socialmente hablando; que no te menosprecien, ni te humillen por ser quien eres o ser como eres.

Ser desiguales implica que los varones y las personas adultas tengan privilegios frente a las mujeres y las personas más jóvenes, dentro del sistema patriarcal; que exista una diferencia de clases que permite a unas personas pisotear a otras; que la ley tolere la persecución de seres humanos a raíz de su orientación sexual; que salir a buscar pan a otra tierra porque en la tuya no tienes nada que comer, sea ilegal; etc.

La diferencia es aceptar la diversidad de la especie humana... y esto puede realizarse tanto desde la igualdad como desde la desigualdad.

Y ese es el problema actual: que la diferencia conlleva la desigualdad.

Estaría bien que en un futuro este suceso se arreglase y pudiésemos vivir en equidad desde nuestras diferencias. Esperemos que en un futuro las diferencias no impliquen desequilibrios sociales, políticos, económicos... Ojalá lleguemos a ser iguales y diferentes al mismo tiempo... y que el derecho a la diferencia no suponga una diferencia de derechos.

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