martes, 20 de diciembre de 2011

El sexismo y el currículum oculto 2.

Como ya expliqué en la entrada El sexismo y el currículum oculto. La educación invisible, se entiende por currículum oculto, en palabras de Miguel Ángel Santos Guerra, lo siguiente:

”Currículum oculto se define como el conjunto de normas, costumbres, creencias, lenguajes y símbolos que se manifiestan en la estructura y el funcionamiento de una institución. Sin pretenderlo de manera reconocida, el currículum oculto constituye una fuente de aprendizajes para todas las personas que integran la organización. Los aprendizajes que se derivan del currículum oculto se realizan de manera osmótica, sin que se expliciten formalmente ni la intención ni el mecanismo o procedimiento cognitivo de apropiación de significados”.

Es decir, el currículum oculto es el currículum que se nos inculca sin que nadie lo establezca explícitamente; son los aprendizajes que adquirimos de forma oculta.

Cuando leemos un libro de fantasía, por ejemplo, aunque la finalidad del libro no sea la de convencer sobre alguna opinión, aunque la finalidad del autor o la autora no sea la de enseñar algo, en realidad dicho libro siempre va a tener parte de su escritor/a, siempre va a tener sus ideas, su forma de ver el mundo, su estilo, su forma de expresarse... Siempre va a tener, de forma implícita, algún tipo de enseñanza, algo que quiere mostrar.

Un ejemplo claro de currículum oculto se da cuando en la televisión se muestran dibujos orientados a un sexo u otro y con sus correspondientes estereotipo.

Pero hay un ejemplo de currículum oculto que a mí me llama mucho la atención...

En los textos sagrados o en ciertos cuentos suelen aparecer las mujeres como malas pécoras dispuestas a "hacerte caer en el pecado", a darte muerte, a robarte o a cualquier cosa no grata. Y solo aparece como un ser dulce cuando es permisiva y deja que su marido se vaya con otra, o cuando se dedica plena y ciegamente a "las labores de su sexo".

De un modo oculto, tratan de poner a las mujeres sobre un pedestal y se anuncia que son dañinas por naturaleza, excepto cuando son obedientes y sumisas.

Pero una cosa es que te insulten o te traten mal... y otra cosa muy diferente es que te hagan desaparecer, como si no existieses, que es aún peor, bajo mi punto de vista.

Y es que a lo largo de la historia, se hablaba de la educación de los niños, de si el hombre es bueno o malo por naturaleza, de si el hombre tiende o no al bien, etc; pero a las mujeres no se las incluía. No existían en los textos filosóficos y científicos. 

No existían ni siquiera en la educación (aunque posteriormente se comenzó a tener la idea de que las mujeres serían buenas para el magisterio, porque tendrían "dotes naturales", al poder dar a luz). La educación para las mujeres fue prácticamente vedada. Y para cuando empezó a aparecer, fue simplemente para ser educada en "las labores de su sexo" o para servir a alguien.

Por ejemplo, en los primeros años del cristianismo había diaconisas, mujeres con un rango importante en la Iglesia. Pero una vez que la Iglesia logró su objetivo de expandirse, una vez que todas esas mujeres habían prestado sus servicios de inculcar a hombres y mujeres la educación cristiana, las mujeres fueron relegadas a un puesto claramente inferior.

Otro ejemplo claro lo tenemos en España, con la Ley Moyano de 1857 (que se inspiró en el Reglamento de 1821, en el Plan Duque de Rivas de 1836 y en el Plan Pidal de 1845), la única ley de educación en España que se mantuvo vigente durante más de cien años (hasta 1970, con la creación de la Ley Villar), y en la que se anunciaba:

"En las enseñanzas elemental y superior de las niñas se omitirán los estudios de que tratan el párrafo sexo del art. 2º ["Breves nociones de Agricultura, Industria y Comercio"] y los párrafos primero y tercero del artº.4º ["Principios de Geometría, de Dibujo lineal y de Agrimensura" y "Nociones generales de Física y de Historia Natural"], reemplazándose con:

Primero. Labores propias del sexo.
Segundo. Elementos de Dibujo aplicado a las mismas labores.
Tercero. Ligeras nociones de Higiene doméstica".

Incluso en Francia, tan liberales que se mostraban, podemos encontrar a pedagogos como Jean-Jacques Rousseau, para quien, según indica en su libro El Emilio o de la educación, las mujeres eran un suplemento de los varones, y por tanto su educación debía servir para que supiesen educar a sus hijos/as. A diferencia de la educación de los varones, que debía tender a la autonomía, para Rousseau las mujeres debían ser educadas en la dependencia, primero del padre y después del marido, y el camino para ello debían ser el castigo, la sumisión y la obediencia.

Este hombre, al igual de los actualmente denominados "masculinistas" o "neo-feministas", hablaba muy bien sobre la educación de los infantes, sobre una crianza basada en el respeto del mismo, sobre lo natural, sobre la importancia de estar junto a sus hijos/as... pero también se olvidó de ser él también quien hiciese todo ello, y acabó por dejar a sus hijos en una institución porque no se fiaba de la educación que su mujer les proporcionaría.

Ya por aquellos tiempos se hacía desaparecer a las mujeres. Pero lo curioso es que hoy día esto se mantiene.

El primer ejemplo está en el lenguaje, en el cual, en español, el masculino ejerce como neutro, de tal forma que decimos, por ejemplo, "todos", haciéndonos referencia a "todos los hombres y a todas las mujeres". Y, lo queramos o no, inconscientemente, implícitamente, esto otorga a nuestra mente una organización que tiende a la exclusión de las mujeres y a la puesta de los varones por encima de ellas.

Otro ejemplo más visual, se da en las señalizaciones: ¿se han fijado en las señales de tráfico o en los carteles que podemos encontrar en el tren?

 Las señales de tráfico muestran imágenes de varones. Las mujeres quedan invisibilizadas. Invisibilizadas excepto cuando se trata de hacer la compra o de cuidar niños/as.

 
No he podido pasar unas fotografías que hice, porque el blog hace cosas extrañas con ellas y no se ven, pero la próxima vez que se transporten en tren con la red de Cercanías, fíjense en los carteles. Todos ellos, como los de "prohibido cruzar las vías", muestran imágenes de varones. Pero si se aproximan a las puertas mecánicas en las cuales se introduce en billete para pasar, si se acercan a las puertas grandes que están habilitadas para que pueda pasar alguien que va en silla de ruedas, que va con niños/as, fíjense que en justo solamente en esos carteles aparecen tres mujeres: una con un bebé, otra con un niño de la mano y otra con un carrito de la compra.

Por lo demás, son inexistentes.

Y claro, luego los niños y las niñas aprenderán que las mujeres no han hecho nada interesante a lo largo de la historia porque en sus libros de texto a penas aparecen escritoras, reinas, científicas...; irán diciendo por ahí que los varones somos superiores porque aparecemos más en los libros de texto... Dirán por ahí que la genialidad es masculina.

Todo un currículum oculto henchido de sexismo.

lunes, 12 de diciembre de 2011

Segregación en función de capacidades. ¿Sí o no?

¿Qué es preferible: segregar al alumnado en distintas clases en función de sus capacidades o mantenerles juntos/as, creando con ello una clase heterogénea?

Antes de nada, sin andarme con rodeos, comento que estoy a favor de la Escuela Inclusiva, es decir, de que el alumnado, por así decirlo, "más lento" esté junto al alumnado, por así decirlo, "más rápido" (y ante esto no sólo me refiero al alumnado "normal" pero con mayores o menores dificultades, sino que también al alumnado con Necesidades Educativas Especiales). Aunque para esto también habría que modificar alguna cosa del Sistema Educativo español actual (como el hecho de dejar de utilizar la palabras palabras "normal" y "anormal". Al fin y al cabo todo el mundo tiene sus puntos fuertes y sus puntos débiles. ¿Por qué realizar este tipo de categozicación tan absurda?). Así que voy poco a poco.

Empecemos con un ejemplo:

Supongamos que nos reunimos para realizar una carrera. Tres... Dos... Uno... ¡Salimos corriendo! Vamos corriendo, vamos corriendo... y algunos/as de nosotros/as se colocan en las primeras posiciones, y otros/as, en los últimos puestos.

Si yo me en cuentro en el cuarto lugar, y la distancia que hay entre las tres primeras personas es la suficiente como para que pueda alcanzarlas antes de llegar a la meta, eso me motivará para intentar apretar más fuerte y adelantarlas. Ahora bien, si yo me encuentro en los últimos puestos y las personas que están en las primeras posiciones ya van a llegar a la meta, ¿para qué esforzarme en intentar superarlas, si va a ser inútil?

Cuando hay en una clase alumnos/as con distintas capacidades, y la distancia entre ellos/as es corta, puede ser favorable que se encuentren juntos/as. Ahora bien, si la distancia es muy larga, puede ser desmotivador para las personas "más lentas" si el o la docente se adapta al ritmo de las personas "más rápidas".

Pero vayamos más lejos:

Como he dicho, habría que cambiar algo de nuestro actual Sistema Educativo. ¿El qué? La competitividad por la cooperación y el trabajo en equipo.

Retomemos el ejemplo de las carreras:

Imaginemos que quedamos para realizar una carrera. Pero la consigna no dice "quien llegue en primer lugar, gana la carrera, y quien quede atrás, se elimina". En este caso, la consigna dice "para ganar, todas las personas deben llegar a la meta". Si la consigna es esta, no competiremos por llegar primero, sino por llegar. Y no sólo nosotros/as mismos/as, sino todo el grupo trabajando en equipo. Si alguien va más despacio porque le cuesta más correr, las personas con mejor preparación física pueden animarlas, pueden ayudarlas, pueden apoyarlas, pueden dar consejos (si respiras profundamente, a corde con tu ritmo, aguantas más), etc. Las personas a quienes les cuesta más llegar se sentirán respaldadas, aprenderán no sólo de su entrenador/a, sino que también del equipo. Y al final, tal y como lo establece la consigna, llegarán todos/as.

En un ambiente cooperativo, las personas "más rápidas" no luchan por hacer morder el polvo a las personas "más lentas", sino que las ayudan, las enseñan, comparten apuntes, trabajan junto a ellas, etc. Aumenta el aprendizaje, pues no aprende el alumnado del o de la docente, sino que todo el mundo aprende junto a todo el mundo, en equipo.

Además, abandonando el enfoque adultocentrista, en el que hablamos de modelos de enseñanza-aprendizaje, y comenzando a centrarnos en el alumnado, acabamos hablando de procesos de aprendizaje-enseñanza, es decir, que no se trata de que el profesor o la profesora enseña y a partir de ello sus alumnos/as aprenden, sino que a partir de que el o la docente tenga en cuenta las formas de aprender de cada alumno/a por individual, sus capacidades y su nivel, es cuando puede surgir de verdad la enseñanza.

Pero ésta no es la solución que se da, sino que ante esta circunstancia la mayoría del profesorado decide siempre una solución rápida y eficaz: "¡Pues fácil! Hagamos una clase A y una clase B... ¡y todo arreglado!".
Estos/as docentes olvidan, ante todo, que los y las discentes no son personas tontas, y que por consiguiente decodifican rápidamente el significado oculto de los conceptos "clase A" y "clase B", y hablan de "la clase de los/as listos/as" y "la clase de los/as tontos/as".

Asimismo, olvidan que, aun haciendo esta segregación, dentro de cada grupo siempre hay "unos/as listos/as más listos/as" y "unos/as lentos/as más lentos/as". Pero con esta solución los maestros y las maestras se sienten a gusto (ellos/as, no sus educandos, por supuesto), y ya sienten que pueden hacer bien y con menos molestias su anticuada y anti-pedagógica clase magistral, recibida por un alumnado manso que calla y traga.

Pero, ¿cuáles son las desventajas de promover una clase A y una clase B (y C, D, E... según como le venga bien al centro y al equipo docente)? Las siguientes, según Purificació Biniés:

- "Los muy listos pueden llegar a creer que, por el hecho de ser listos/as, son mejores que los demás, desarrollando un complejo de superioridad que puede ser muy aislador y perjudicial, personal y socialmente hablando. Aislados y enaltecidos <<entre los mejores>>, no tienen la ocasión de comprobar que todas las personas, independientemente de sus capacidades, tienen un valor y pueden aportar algo importante a su vida.

- Los listos muy listos, o simplemente listos, pueden quedar privados de sentir que sus cualidades intelectuales podrían servir, también, para ayudar a entender conceptos, o ayudar a progresar a otro menos listo, o muy poco listo. Y quedan privades de aprender que la felicidad individual no es ser perfecto o ser el mejor, con el coste personal que esta meta imposible comporta, sino, más bien, sentirse valorado y saber valorar al otro. Es algo parecido a aquello que dijo, en lenguaje deportivo, Magic Johnson: "Una canasta hace feliz a un jugador, pero una asistencia hace felices a dos".

- Los menos listos, o muy poco listos, ven empobrecida su vida en lo que a estímulos, retos y apoyos se refiere; por tanto, pueden quedar limitadas sus oportunidades de progreso.

- Los menos listos o muy poco listos reciben un mensaje nefasto para su autoestima. El "no puedes" y "te cuesta mucho", junto con el "por tanto, no puedes estar con los demás", conduce a un complejo de inferioridad, reforzado por la exclusión, que comporta un coste personal importante que te limita todavía más. Son las barreras invisibles" (Biniés, P. Revista Aula de Innovación Educativa. Número 205. Octubre del 2011).

Pero, si no segregamos al alumnado, ¿entonces qué hacemos?

No son pocas las medidas que pueden tomarse. Además de fomentar la cooperación y el trabajo en equipo, siempre podemos fomentar la enseñanza individualizada (1); adaptar el currículum; mejorar la pedagogía y las didácticas de tal modo que no sea el aprendizaje meramente memorístico, y busque desarrollar capacidades y valores; aumentar el número de profesores/as por aula; crear programaciones con niveles variados; crear metodologías y organizaciones escolares que favorezcan la atención a la diversidad; y sobre todo, perseguir una pedagogía comprometida que exija recursos y apoyos que permitan responder a las necesidade específicas de cada alumno/a en concreto.

Todo esto no sólo lo comento por teoría, sino que también por experiencia. Realicé mis prácticas de pedagogía en uno de los centros de la asociación YMCA. En el aula se incluía a alumnos/as de todo tipo. Tuve un niño con Síndrome de Asperger, otro con retraso mental y otro con dislexia. El resto de niños/as eran, refiriéndome a las capacidades, "normales", pero se encontraban en riesgo de exclusión social. En el aula siempre había mínimo dos maestros/as (en mi clase estábamos tres docentes unos días, y otros días, cuatro), y nuestra labor era la de proporcionar un apoyo curricular y una educación en valores. Y la experiencia fue bastante buena. Todos/as colaborábamos, nos ayudábamos, compartíamos nuestras experiencias, nuestras opiniones... Algo, en mi opinión, muy enriquecedor.

Además, en mis clases de ajedrez siempre he tenido a gente de todos los niveles, y sabiéndote organizar, es posible llegar a todos/as (claro, también para esto hay que tener motivación e interesarte por ellos/as. Si lo que más me preocupase, fuese cómo hacer que mi trabajo sea más fácil, lógicamente lo mejor que me vendría sería segregarlos en función de su nivel o capacidad. Pero esto me beneficiaría a mí, no a ellos/as).

Ya por último decir que el 13 de diciembre de 2006, en Nueva York, la ONU aprobó la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad. En su artículo 24, sobre educación, se establece que:

"Los Estados Partes reconocen el derecho de las personas con discapacidad a la educación. Con miras a hacer efectivo este derecho sin discriminación y sobre la base de la igualdad de oportunidades, los Estados Partes asegurarán un sistema de educación inclusivo a todos los niveles, así como la enseñanza a lo largo de la vida".

Pienso que hay que tratar de conseguir que estos contextos no se conviertan en un problema, sino en un reto. Un problema nos paraliza; un reto nos estimula.

Estimulémonos para buscar la inclusión social y educativa de todas las personas... y será posible.


Anotación:

(1) Una enseñanza individualizada es aquella que atiende a las características individuales de cada sujeto. No confundir con la educación individual, que es aquella por la cual un/a maestro/a educa solamente a un/a alumno/a.

2- No me gusta nada hablar de alumnado "lento" y alumnado "rápido"; así como tampoco me gusta que se hable, como dije al principio, de alumnado "normal" y alumnado "anormal". Pero como para que se comprendiese mi punto de vista he realizado la comparación entre el aula con la carrera, he visto oportuno usar lo de "rápido" y "lento". Discúlpenmelo.

martes, 6 de diciembre de 2011

Amueblar la mente y desarrollar capacidades y valores.

Dicen que estamos entrando en la sociedad del conocimiento. Pero yo no lo creo. Yo prefiero decir que estamos entrando en la sociedad de la información, a secas.

Actualmente hay muchos, muchos libros por todos lados y de temas varios. Asimismo, tenemos el Internet, una herramienta que nos permite, mediante la web, acceder a todo tipo de información en poco tiempo (sin contar esos ordenadores que son tan lentos que dan ganas de golpearte la cabeza contra la pared).

Sin embargo, aunque esto es un punto positivo, creo que al final acabará acarreando más problemas que trayendo ventajas, dado que, desde mi punto de vista, no se está tocando este tema de un modo adecuado.

Poder acceder a la información no es saber. Saber es poder asimilar esa información, comprenderla, analizarla críticamente (porque en Internet siempre encontraremos información que llega a ser contradictoria entre sí), y sobre todo, saber emplearla y construir nuevos conocimientos a partir de ella.

La escuela ha quedado atrasada. Cada vez hay más docentes que emplean las nuevas tecnologías o que empean pautas pedagógicas como las que promuevo en este blog, pero no se dan cuenta de que la finalidad que persiguen en sus clases sigue siendo la de antaño. Quiero decir, que aunque promuevan una metodología activa y participativa, todavía se centran en el contenido, o sea, en el qué y cuánto aprender. Y a eso le llamo yo aprendizaje al peso. Veo a niños y a niñas llevando mochilas enormes, cargadas de libros y libros, llenos de información que será memorizada y olvidada a los tres días, y lo que se haya retenido, estará en su cabeza como si de un pájaro enjaulado se tratase. Y todo por ese motivo: porque la enseñanza se fija en el qué aprender y en el cuánto aprender, en dar muchas respuestas.

Esto nos lleva a olvidar el cómo y para qué aprender. 

El cómo aprender es importante, porque nos hace abandonar el punto de vista adultocentrisa en el que el maestro enseña y a partir de ello aprende el alumnado (y quien no aprende es porque es tonto/a), y en su lugar, nos centramos más bien en el aprendizaje de los/as discentes, y en función de ese aprendizaje podremos decir si hemos enseñado o no. Por lo cual, bajo mi punto de vista, haríamos bien en no obsesionarnos tanto en los métodos de enseñanza y comenzar a centrarnos más en los métodos de aprendizaje, de tal modo que no hablemos de un modelo de enseñanza-aprendizaje, sino de un modelo de aprendizaje-enseñanza.

Así mismo, es importante el cómo aprender, porque, lo queramos o no, los y las docentes tenemos que enseñar a aprender, ya que un alumno o una alumna que aprende a aprender, podrá seguir aprendiendo a lo largo de toda su vida (aprendizaje permanente); y eso es algo sumamente importante, ya que en una sociedad en la que la información crece día a día de forma muy rápida, tenemos que saber renovarnos. Hace varios años, una persona que estudiaba una carrera aprendía contenidos que podían servirle para muchos años. Actualmente, quien no se renueve, puede quedar anticuado/a en menos que canta un gallo.

El para qué aprender también es importante, en primer lugar, porque el alumnado se motiva más y aprende mejor si encuentra un sentido a lo que aprende (a mí me frustraba muchísimo preguntar a mis profesores/as "¿Para qué sirve aprender esto?" y obtener por respuesta un mísero "Para aprobar"); y en segundo término, porque no basta con aprender solamente, no basta fijarnos solo en los contenidos: hay que enseñar a desarrollar capacidades y valores a partir de los conocimientos y de los métodos. ¿De qué me sirve aprender algo si no sé darle una utilidad ni sacar una idea propia a partir de ello; si sólo me limito a reproducir al pie de la letra lo aprendido,  y además lo empleo para fines egoístas y dañinos?

Es por ello, pienso, que debemos dejar de pensar en métodos avanzados que nos permitan llenar mejor las mentes y comenzar a emplear técnicas que ayuden a los/as discentes a encender bombillas en su cabeza con los contenidos aprendidos, y a que esas ideas sean empleadas de un modo ético, cívico y socio-afectivo.

Y para ello, hay que enseñar a procesar, criticar, comprender y emplear la información que podemos encontrar hoy en día por cualquier parte. Hay que enseñar a amueblar la mente y a desarrollar capacidades con los conocimientos. Hay que enseñar a pensar y a pensar sobre el pensamiento. Tenemos que abandonar un modelo de escuela basada en dar respuestas exclusivamente, y comenzar a avanzar hacia un modelo de escuela que enseñe también a hacerse preguntas (pero, claro, si hacemos esto, el personal se vuelve preguntón... y hay gente a la que esto no le interesa...).

En la Escuela Tradicional, los y las docentes se centraban en los contenidos, los cuales formaban parte del currículum explícito. Y de forma oculta se inculcaban los valores (y a esto me recuerda cómo se está llevando a cabo la asignatura de Educación para la Ciudadanía: los valores enseñados son simples contenidos descritos en el libro. Y, bajo mi punto de vista, la solidaridad no se promueve mostrando que en un libro dice que hay que ser solidarios/as, sino a través de la metodología. A través de la metodología puede educarse en valores incluso en matemáticas y en química, porque no existirán números solidarios ni átomos tolerantes, pero una metodología solidaria, paricipativa, tolerante y cooperativa, fomentará la solidaridad, la participación, la tolerancia y la cooperación).

En la Escuela Activa, se enseñan métodos y herramientas para aprender. La enseñanza estaba centrada en los métodos. Es más, los contenidos no son importantes en la Escuela Activa.

Por consiguiente, tenemos que lograr un nuevo modelo de escuela en donde los niños y las niñas sepan, pero también sepan manejar los conocimientos. Una escuela que promueva la inteligencia, las habilidades, la reflexión, el pensamiento crítico... y la solidaridad, el compañerismo, la responsabilidad... Una escuela en la cual los métodos y los contenidos sean importantes, pero no lo principal del aprendizaje de los niños y las niñas. 

Tenemos que conseguir una escuela en la que los métodos y los contenidos sean medios para amueblar la mente, enseñar a usarla, y desarrollar capacidades y valores. 

lunes, 21 de noviembre de 2011

Las personas adultas no siempre saben más que las jóvenes.

En una reciente entrada que hice, la de La baja por paternidad también beneficia a los/as bebés, una persona anónima me dejó un comentario diciendo que no soy más que un crío con un pensamiento débil y que ya crecería.

Esto me recordó a la idea que tienen muchas personas adultas que por el simpre hecho de que otra persona tenga una edad menor, esta persona tiene menos razocinio, menos capacidad para pensar, y que, por ende, no hay que hacer caso a lo que opinen las personas jóvenes.

Es cierto que las personas jóvenes tenemos menos experiencia (en ciertos aspectos, quizá podríamos decir que tenemos más, dado que, a través del aprendizaje cultural, el cual va avanzando y evolucionando a lo largo de la historia, almacenamos toda esa experiencia), pero también olvidamos que a veces carecer de experiencias permite incluso opinar con más objetividad. Por ejemplo, un/a niño/a (quizá me equivoque), difícilmente podrá ser racista u homofóbico/a, pues carece de experiencias (ideas, opiniones escuchadas, sensaciones, etc), que le lleven a serlo; o una mujer que carezca de la experiencia de una educación machista y sexualmente represiva, muy probablemente no tendrá ningún temor ni nerviosismo la primera vez que haga el amor o entre en período de gestación.

Desde luego, queda claro que estas personas adultocentristas que te tratan como un ser inferior por tener menos edad, no saben que Isaac Newton formuló la Teoría de la Gravedad a una edad cercana a los 24 años, y hoy día se le sigue estudiando...

Y bueno, el caso, que aquel comentario me recordó el siguiente cuento:

Hubo un día en que Javier llegó a casa con cara de extrañado. Su padre, al verle, le preguntó:

-¿Qué te ocurre, hijo?
-Ayer Elena habló con su mamá y ella le dijo que las madres y los padres siempre saben más que sus hijos/as, y que tienen que hacerles caso en todo.

-No entiendo por qué pones esa cara, entonces -dijo su padre-. La madre de Elena tiene toda la razón.

-¿Entonces, tú también piensas que todos los padres y todas las madres saben más que los/as hijos/as siempre?

-Por su puesto -respondió el padre.

-Entonces, ¿el papá de Elena también sabe más que ella?

-Sí.

-¿Y tú sabes más que yo?

-Sí.

-¿Y mamá, para todo, y siempre, siempre, sabe más que yo?

-Claro, hijo mío.

-Entonces, ¿los padres y las madres también sabrían hacer más cosas que sus hijos/as?

-Sí, Javier, sí. Los padres y las madres siempre conocen más cosas que sus hijos/s. Por tanto, también saben hacer más cosas que ellos/as.

-¿Y piensas, entonces, que todos los padres y todas las madres del mundo tendrían más ideas y mejores ocurrencias que sus hijos/as?

-Sí, Javier. Los padres y las madres tenemos más experiencia que los/as hijos/as. Por tanto, nuestras ideas son mejores, más útiles y más valiosas.

-Entonces, por favor, papá, respóndeme a esta pregunta: ¿Por qué fue Thomas Edison quien inventó la bombilla y no su padre o su madre?

Pd. Agradecería a los y las adultocentristas la lectura de esta entrada.

jueves, 17 de noviembre de 2011

El juego de la historia.

Misteriosa, del blog Los que vamos contra corriente, ha comenzado un juego que consiste en lo siguiente:

Ella ha empezado una historia y los/as demás tenemos que continuarla en cadena. Para participar, hay que inscribirse dejando un comentario en esta entrada:


En la misma también podréis ver las condiciones del juego. Yo me he apuntado primero, por lo que continúo la historia.

Parte de Misteriosa:

Una vez más, Teresa se acercó a la playa. Su cerebro era un hervidero de ideas, de sentimientos, toda ella estaba en una especie de nebulosa en la que no sabía qué hacer, cómo seguir... Sabía que era imposible, sabía que no tenía futuro, sabía que no podía ser. Pero a pesar de ello... su corazón la seguía empujando allí, hacia él. El era un ser humano maravilloso, amable, atento, detallista, y ella se sentía irremediablemente enamorada de él. No podía evitar pensar en él, aunque no quisiera. No podía controlarlo, era superior a sus fuerzas. Así que una vez más fue a la playa, donde sabía que él podría estar cerca, donde sabía que podría encontrarse con él y darle conversación hasta llevarle al terreno que ella quería. Quería decirle lo que sentía por él, que él lo supiera, aunque no pudieran estar juntos, porque pronto él se marcharía irremediablemente a tierras lejanas, tal vez para siempre. Caminaba con la cabeza baja, pensando qué hacer, qué decir si se lo encontraba, pensando si sería capaz de volver a enamorarse así de alguien. Cuando de repente, vio un brillo extraño en la arena que le llamó la atención. Se acercó al lugar de donde provenía el brillo y se agachó para poder cogerlo con sus manos. ¡Santo Cielo! ¡Era...!

Continuación:

¡Era la esclava de plata que un par de años antes le había regalado a su amado! No cabía duda de ello. No sólo podía reconocerla por aquella fina y elegante forma que tenía, sino que también porque yacía tan limpia como el día en que la compró, pues su amado cuidaba sus cosas y a las personas con una dulzura y una ternura inigualables, y porque en ella rezaba su nombre: Javier.

Por un breve momento, sobrevino por la cabeza de Teresa la terrorífica idea de que Javier hubiese tirado la esclava sobre la arena a propósito, con la intención de deshacerse de todo recuerdo de ella. Mas pronto desechó aquel pensamiento, pues no era la primera ocasión en que Javier perdía aquella esclava, y sabía ella que aquello no se debía a otra cosa más que a un desafortunado descuido.

Así pues, con el reluciente objeto en mano, Teresa prosiguió su camino para encontrarse con la persona a la que tanto amaba, pensando qué le iba a decir. Decidió finalmente que rompería el hielo haciéndole saber que había perdido la esclava, y pondría aquel fortuito suceso como excusa para justificar su encuentro.

No tardó mucho en hallarlo, y cuando lo hubo hecho, se paró en seco, a poca distancia de él. Un escalofrío recorrió todas y cada una de las pares de su bello cuerpo. Iba a declarar su amor a Javier y no sabía cómo hacerlo.

De pronto, su amado se dio la vuelta, percatándose así de su presencia. Con una sonrisa y saludando con la mano, Javier se aproximó a Teresa.
Ella, tras inspirar profundamente y con el pulso acelerado, solamente atinó a pronunciar una palabra de forma entrecortada:

-Ho... la...
Hasta aquí mi parte. ¿Alguien se anima a continuar?

Pd. Si se apunta alguien, por favor, que previamente se pase por la entrada de Misteriosa para hacerlo. Gracias.

lunes, 14 de noviembre de 2011

Aunque lentamente, se va viendo algo de igualdad...

Puede que hayan encontrado alguna vez en los baños públicos alguna imagen que mostraba un cartel de señores, y otro de señoras; y el de señoras (nunca el de varones) probablemente incluía la imagen de un/a bebé, como la que se muestra a continuación:


Pues bien, hace ya varias semanas, estuve con Kuxille y los/as amigos/as en el centro comercial Madrid Xanadú. Allí, al pasar al baño, sorprendentemente vimos las imágenes de unos baños que incluían a un/a bebé, a otro hijo, al padre y a la madre. 
 

- #cosasraras "Baños Familiares" en centros C o.O...Lo imagino útil solo en el caso de un padre&hija ...
(Había incluido dos fotografías que realicé yo, pero me da problemas el programa. A ver si en otra ocasión puedo colocarlas. Así que, de momento, coloco esta imagen sacada de la web).

Se trataba de un baño especial, un baño familiar donde los padres y las madres pueden pasar con sus hijos/as, sin tener que separarse. Lo mejor de esto es que muestra también al padre como un ser que puede ser partícipe de la crianza y el cuidado de sus niños/as.

Esto, sin duda, viene bien también para los niños y las niñas que vean esto, que podrán empezar a adquirir imágenes de una crianza compartida, y por ende, menos sexista y más igualitaria.

Quizá no sea mucha cosa, pero es un comienzo que indica que, aunque sea poco a poco, algo sí que va mejorando la sociedad con respecto al punto de vista que se tiene frente al tema de la paternidad/maternidad.

martes, 8 de noviembre de 2011

No es verdad. Mitos sobre la educación actual.

Hoy, buscando información para un trabajo de clase, he encontrado un  artículo en PDF cuyo contenido está genial. Habla sobre algunos mitos que se están transmitiendo actualmente sobre la educación, y muestra cómo los métodos pedagógicos de hoy día no distan mucho de aquellos tradicionales de base conductista.

El título del documento es No es verdad, y el link del mismo es este:


Espero que disfruten con la lectura.

miércoles, 2 de noviembre de 2011

El permiso por paternidad obligatorio también beneficia a los/as bebés.

Como ya sabemos, la educación está orientada, con respecto a la crianza de los niños y las niñas, a una segregación de roles en función del sexo: se estipula socialmente que las mujeres deben encargarse de las criaturas bajo la falacia de que "ellas son las más preparadas por naturaleza para esta tarea", mientras que los varones han de ir al trabajo y dedicarse exclusivamente a proveer (aunque esta segregación madre-hogar y padre-trabajo hoy día también es en muchos casos difícil que se dé, en tanto que el nivel de vida que se ha generado actualmente, precisa que en muchas familias con un bajo nivel socio-económico, tanto la mujer como el varón busquen un empleo, lo cual lleva en muchas ocasiones también a tener que pagar dos coches, más gasolina, dos seguros... y al final nadie puede encargarse de sus hijos e hijas).

Por supuesto, cada persona debería poder hacer lo que más le guste, que pueda elegir libremente en su vida. Sin embargo, como la sociedad gira en torno a la segregación del sexo, tanto en la educación como en la promulgación de leyes, salirse de los valores (pre)establecidos no es tarea fácil, dado que se nos condiciona desde nuestra más tierna infancia para seguir un camino dado y no el que nos sale del corazón. Y a mí me gustaría que se fomentase la libertad y el derecho de elección, para lo cual es necesario proporcionar una educación igualitaria y orientada hacia la libertad (lo que, por supuesto, supone no sólo un cambio de mentalidad con respecto a las funciones de género, sino que también una revolución en diversos aspectos, como por ejemplo una sociedad con una situación económica algo más equitativa y situaciones laborales menos opresivas). Si la educación es sexista, y no feminista, esto es, igualitarista con respecto a los roles de género, entonces ya no podemos hablar de una real libertad de elección. Y mucho menos si además las leyes ponen obstáculos.

Y, aunque para poder cambiar la sociedad primero tenemos que cambiarnos a nosotros/as mismos/as (primero hay que cambiar lo interno antes que cambiar exclusivamente lo externo, porque de lo contrario surge un fenómeno denominado "backlash" -vuelta de látigo-, y lo que ocurre es que cambia la sociedad pero no las mentes de las personas que componen esta sociedad, y al final la liberación se vuelve contra ti), sí es cierto que también es bueno cambiar, poco a poco, algunos aspectos externos para poder adquirir una mayor libertad y autonomía, y que esto externo influya un poco sobre lo interno.

Entre esos factores externos que, en mi opinión, hay que cambiar, y que muchas personas ya piden (es decir, que muchas personas ya han cambiado internamente), se encuentra la obtención de un permiso por paternidad obligatorio.

Todos y todas sabemos que una sociedad sin una baja por paternidad, es una sociedad que impide la elección libre y que discrimina tanto a varones como a mujeres. ¿Por qué? Sencillo:


Para los varones, la carencia de un permiso por paternidad resulta una discriminación, obviamente, porque se les niega a ejercer su pleno derecho a disfrutar de la crianza, el cuidado, la enseñanza y la educación de su hijo/a, de su bebé que acaba de nacer; se le niega el derecho a crear lazos con su niño/a y a disfrutar junto a él/ella (mientras que, por contra, la madre sí podrá disfrutar de este derecho); se le niega el derecho a estar junto a la madre, a la cual, después del período de gestación y del parto, y más todavía si es por cesárea, una ayuda le vendrá bien. Asimismo, si un hombre no disfruta de una baja por paternidad, corre el riesgo de que las empresas lo exploten, sabiendo que su familia necesita su sueldo.

Para las mujeres es discriminatorio porque, para aquellas que deseen encontrar un puesto laboral, les resultará más difícil. Cuando una mujer busca trabajo, en caso de tener una formación similar (en ocasiones incluso superior) a la de un varón, tendrá menos probabilidades de ser contratada, en tanto que ella, si está en edad de procrear, puede quedarse en período de gestación, con lo cual tendría derecho a varias semanas de baja por maternidad, y con ello la empresa tendrá que buscar a otra persona que la reemplace. En resumen: sin una baja por paternidad que sea  igual que la baja por maternidad, las mujeres constituyen todo un estorbo para las empresas (repito: para las empresas, no para mí), mientras que los varones, cuando tienen hijos/as, al no tener la obligación de coger una baja por paternidad, no representan ningún tipo de problemas de este tipo.

De hecho, está tan fuertemente asociada la crianza a las mujeres, que cuando los niños y las niñas presentan algún problema, mucha gente acusa a éstas. Por ejemplo, en los periódicos o incluso en libros, podemos leer escritos en los que se dice que cuando un/a niño/a tiene un problema determinado, se debe a una falta de estimulación por parte de la madre, o a que su madre no estuvo al tanto de ellos/as, o que su madre... su madre... su madre... ¿Responsabilidad y derechos del padre? No tiene, al parecer...

Algunas personas ponen la excusa barata de que los hombres no podemos dar el pecho (cosa que no es del todo cierta). Y mi  pregunta ante esta excusa es: ¿es que el cuidado de un/a bebé consiste exclusivamente en dar el pecho? ¿No olvidan que un/a bebé también necesita afecto, caricias, abrazos, besos, cuidados higiénicos, atención..., y que todo esto también lo puede hacer un varón? Además, con esta excusa, a las mujeres que tengan dificultades a la hora de dar de mamar o que no puedan dar el pecho por la causa que sea, no debería concedérseles el permiso por maternidad. Entonces, ¿quién cuida al o la bebé, si ni al padre ni a la madre se les cede una baja, porque no dan el pecho? (Ah, es cierto, olvidaba que hay personas que pretenden que un día los/as bebés salgan caminando, o incluso levitando, del vientre materno, con una Licenciatura y un Doctorado, y sabiendo, cómo no, prepararse la comida).

Como se habrán dado cuenta, yo hablo de un permiso por paternidad obligatorio (también debe serlo el maternal, además de que deberían tener una duración de al menos 6 meses ambos), es decir, que para mí la baja ha de tenerse y cogerse sí o sí, y no ser opcional. ¿Por qué? En primer lugar, porque si es opcional, es fácil que el jefe o la jefa de la empresa presione a los varones trabajadores para que no se cojan la baja, so amenaza de ser despedidos o de ser colocados en un puesto inferior y ver su sueldo reducido. Y en segundo lugar, porque no es justo que las mujeres tengan el deber y la responsabilidad obligada de cuidar a sus hijos/as, mientras que para el varón el cuidado es algo opcional. ¿Cómo es eso de que sea opcional cuidar a tu hijo/a? ¿Qué les parece si ponemos como opcional que un/a cirujano/a le atienda o no ante una patología que le causaría la muerte de no acceder a una rápida intervención médica?

Bueno, hasta aquí, creo que ha quedado claro que la baja por paternidad beneficia tanto a las mujeres como a los varones.

Ahora veamos de qué modo una baja por paternidad obligatoria beneficia también a los/as bebés; veamos cómo la baja por paternidad obligatoria constituye toda una medida también paidocentrista:

Si yo ahora le digo a los padres y las madres que no tengo la obligación de cuidar a sus hijos/as cuando los traen a clase, con la burda excusa de que soy un chico y solamente las maestras tienen tal obligación, seguramente se me echarían encima, enfadados/as, y con razón, porque todo el mundo quiere que a sus hijos/as se les cuide bien. Pero no sólo yo tengo esa responsabilidad de cuidar bien de esos/as niños/as, sino que también su padre y su madre. A su vez, pienso, en tanto que todos/as queremos ver a nuestros/as hijos/as bien cuidados/as, deberíamos opinar lo mismo para con el resto de niños y de niñas (y mejor aún: para todas las personas, indistintamente de su sexo, edad, ideología, nación, color de piel, cultura, etc).

Un hijo o una hija nace de un padre y una madre, es responsabilidad de ambos progenitores; por tanto, ambas partes tienen el deber de cuidar a sus hijos/as. Y también, un niño o una niña es responsabilidad de la sociedad, y por consiguiente, la sociedad debería tratarles bien, cuidarles, protegerles y contribuir a que puedan disponer de una buena educación y formación.

Cuando hablamos de educación obligatoria, mucha gente entiende por esta la obligatoriedad de niños y niñas de ir a la escuela para aprender y educarse. No obstante, yo considero que deberíamos cambiar la mentalidad en esto y comenzar a verlo del siguiente modo: por educación obligatoria debería entenderse el deber y la obligatoriedad de la sociedad en general, y de padres y madres en particular, de criar, enseñar y educar a niños y niñas.

Los niños y las niñas no deberían tener la obligación de educarse, sino el derecho a ser educados/as. La obligación ha de residir en padres y madres, y en la sociedad. Para los/as pequeños/as tiene que ser un derecho; para las personas adultas, una responsabilidad y un deber.

Por ende, al entender la crianza, el cuidado, la enseñanza y la educación de los niños y las niñas desde su nacimiento como un derecho, vemos que se hace necesaria que la baja por paternidad, al igual que la de por maternidad, sea obligatoria, en tanto que hace a los padres responsables de sus hijos/as, y a los/as bebés les otorga y refuerza su derecho a ser criados/as y educados/as.

A esto, existen personas que responden que habrá padres que cojan la baja y no cuiden a sus niños/as, y por este motivo, la baja no tiene que ser obligatoria. En primer lugar, me parece esto un pensamiento un tanto rebuscado que generaliza absurdamente. En segundo término, por esa regla de tres habría que eliminar la escuela pública, porque hay niños/as que no estudian; habría que eliminar la sanidad pública, ya que hay hay médicos/as que no hacen bien su trabajo; habría que tolerar las guerras, porque, total, siempre habrá gente que cometa delitos; habría que quitar muchas cosas beneficiosas y permitir otras tantas perjudiciales...

Y en definitiva, al ser la crianza compartida, al haber una persona más al cuidado de los/as mismos/as, los/as bebés, además de obtener su derecho a la educación y a ser tratados dignamente, reciben mayor atención, mejores cuidados, una mejor estimulación (más vocabulario, más caricias, más besos...), se estrechan lazos entre ellos/as y sus padres y madres, y reciben más amor y protección. Todo esto, indudablemente, les beneficia.

Entonces, por todo esto, podemos afirmar que la baja por paternidad obligatoria, igual e intransferible es una medida también paidocentrista que beneficia a los/as bebés, y para mí sólo por ello ya hay que luchar por alcanzarla.

lunes, 24 de octubre de 2011

Ser un individuo dentro de un grupo.

Hoy, una profesora nos ha hecho unas preguntas al grupo de clase:

¿Qué es más importante, el individuo o la sociedad? ¿Cómo deberíamos educar: para formar personas o para construir una sociedad?  ¿La educación debe servir al propio individuo o debe ser un instrumento para formar un modelo de sociedad?

La clase nos hemos dividido en tres posiciones diferentes:

1- Quienes apoyaban que la educación debe servir para una sociedad, en tanto que la sociedad forma al individuo.

2- Quienes apoyaban el individualismo a ultranza, porque somos los individuos quienes formamos la sociedad y porque sólo así puede formarse personas libres.

3- Y la postura en la que me encuentro yo: Quienes opinamos que hay que formar individuos sociales, individuos dentro de la sociedad.

Quienes estaban a favor de la primera postura, indicaban que, ya que la sociedad construye al individuo y el individuo será, por ende, conforme está construida la sociedad, hay que centrarse en el conjunto, moldear ese conjunto, y por tanto estar la educación orientada a formar una sociedad mejor.

Quienes estaban a favor de la segunda postura, argüían que una educación orientada a modelar la sociedad, en vez de estar dirigida a cada persona por su parte, es una educación esclavizadora, porque entonces la educación se emplea como un medio para lograr algo y no como un fin en sí mismo.

Yo, por mi parte, pienso esto segundo, que la educación debe estar orientada a formar ciudadano/as libres y a ayudarles a mejorarse para intentar alcanzar la plenitud física, psicológica, moral, artística, etc. No obstante, también tenemos que tener en cuenta que vivimos dentro de una sociedad, y por tanto, también hay que educar en valores que lleven a esos individuos a cooperar, a ayudarse los unos a los otros, a vivir y convivir en sociedad.

Por consiguiente, pienso que hay que enseñar, como indica el título de la entrada, a ser un individuo dentro de un grupo.

Si tenemos en cuenta el individualismo a ultranza, corremos el riesgo de formar una sociedad cuyos individuos no tengan cohesión, sin sentido de grupo, que miran sólo por sí mismos y sin fuerza ante cualquier grupo que surja 

Un ejemplo de esto es lo que le están ocurriendo a los/as feministas: antes tenían unión, pero ahora no se ponen de acuerdo ni siquiera en qué es el feminismo, y acaban peleándose entre sí.

Otro ejemplo puede encontrarse en el racismo: en vez de verse a todas las personas como seres humanos que forman parte del mundo y que deben respetarse, se desprecia a aquellas que no pertenecen a la misma nación o raza.

Si tenemos en cuenta a la sociedad solamente, olvidando a las personas en particular, corremos el riesgo de tener un grupo al cuál se le puede adoctrinar fácilmente, que puede ser dirigido de igual forma guía un/a pastor/a a sus corderos.

El ejemplo puede encontrarse en la educación sexista: Se forman dos grupos aislados (varones y mujeres), y a cada grupo, en donde no se tienen en cuenta las características individuales, se le educa conforme a unos patrones (pre)establecidos, y todos/as responden por igual. 

Otro ejemplo puede ser la educación conductista proporcionada en la II Revolución Industrial, en donde a la clase trabajadora, que se quedaba estancada en un nivel formativo en la escuela, se la educaba para trabajar mecánicamente en las fábricas, creando una producción en cadena (fordismo).

Por este motivo, en tanto que apoyo la educación como un derecho y un fin en sí mismo para cada persona, y en tanto que centrándonos en cada punto por separado (individuo contra sociedad), podemos caer en los problemas que he ejemplificado, opto por enseñar a cada persona a ser un sujeto libre y autónomo que sepa convivir en sociedad.

Con esto, pienso, tendríamos las siguientes ventajas:

- Llegarían a formarse grupos diferentes que se respeten los unos a los otros, y en donde cada individuo pueda criticar a los otros grupos, al propio grupo y a sí mismo.

- Evitaríamos el adoctrinamiento de masas, al poseer cada individuo también una ideología propia.

- Tendríamos en cuenta los procesos cognitivos propios de cada persona en particular a la hora de enseñar o educar, pero a su vez no olvidaríamos que la enseñanza y la educación surgen dentro de un ambiente grupal (para que pueda haber educación, se precisa a alguien que eduque y a una persona que esté siendo educada).

- Seríamos capaces de diferenciar entre hombres y mujeres, pero al mismo tiempo veríamos personas.

- Podríamos fomentar la globalización y la interculturalidad, sin que eso supusiese la inhibición de la identidad propia y la cultura de cada pueblo.

- No habría racismo, al ver a las personas de diferentes pueblos o etnias como seres diferentes e iguales al mismo tiempo.

- Nos ayudaríamos los/as unos/as a los/as otros/as, sin dejar de ayudarnos a nosotros/as mismos/as. Y por tanto, buscaríamos nuestro propio bien, sin olvidar el bien a los/as demás.

- La diversidad y la igualdad irían unidas de la mano.

Y es que, al fin y al cabo, la sociedad construye al individuo, sí, pero también, al mismo tiempo, para poder transformar la sociedad, primero tenemos que transformarnos a nosotros/as mismos/as.

No hay individuo sin sociedad, ni sociedad sin individuos.
Es la pescadilla que se muerde la cola...

jueves, 20 de octubre de 2011

El halcón y el águila. Cómo formar un amor sano y más duradero.

Fuente: He sacado el siguiente cuento del blog Historietas con y sin moraleja, de Misteriosa.

Cuenta una vieja leyenda de los indios Sioux, que una vez llegaron hasta la tienda del consejero de la tribu, tomados de la mano, Toro Bravo, el más valiente y honorable de los jóvenes guerreros, y Nube Azul, la hija del cacique y una de las más hermosas mujeres de la tribu....

-Nos amamos... -empezó el joven.

-Y nos vamos a casar... -dijo ella.

-Y nos queremos tanto que tenemos miedo. Queremos un hechizo, un conjuro, o un talismán, algo que nos garantice que podremos estar siempre juntos, que nos asegure que estaremos uno al lado del otro hasta encontrar la muerte.

-Por favor -repitieron-, ¿hay algo que podamos hacer?

El viejo los miró y se emocionó al verlos tan jóvenes, tan enamorados y tan anhelantes esperando su palabra.
-Hay algo -dijo el viejo-, pero no sé... Es una tarea muy difícil y sacrificada. Nube Azul. ¿Ves el monte al norte de nuestra aldea? Deberás escalarlo sola y sin más armas que una red y tus manos, deberás cazar el halcón más hermoso y vigoroso del monte, si lo atrapas, deberás traerlo aquí con vida el tercer día después de luna llena. ¿Comprendiste?

-Y tú, Toro Bravo -siguió el brujo-, deberás escalar la montaña del trueno, cuando llegues a la cima, encontrarás la más brava de todas las águilas, y solamente con tus manos y una red, deberás atraparla sin heridas y traerla ante mí, viva, el mismo día en que vendrá Nube Azul. ¡Salgan ahora!

Los jóvenes se abrazaron con ternura y luego partieron a cumplir la misión encomendada, ella hacia el norte y él hacia el sur.

El día establecido, frente a la tienda del brujo, los dos jóvenes esperaban con las bolsas que contenían las aves solicitadas. El viejo les pidió que con mucho cuidado las sacaran de las bolsas, eran verdaderamente hermosos ejemplares...

-Y ahora qué haremos... -preguntó el joven-. ¿Los mataremos y beberemos el honor de su sangre?

-No -dijo el viejo.

-¿Los cocinaremos y comeremos el valor en su carne? -propuso la joven.

-No -repitió el viejo. -Harán lo que les digo: tomen las aves y átenlas entre sí por las patas con estas tiras de cuero, cuando las hayan anudado, suéltenlas y que vuelen libres.

El guerrero y la joven hicieron lo que se les pedía y soltaron los pájaros. El águila y el halcón intentaron levantar el vuelo pero sólo consiguieron revolcarse por el piso. Unos minutos después, irritadas por la incapacidad, las aves arremetieron a picotazos entre sí hasta lastimarse.

Éste es el conjuro:

Jamás olviden lo que han visto: son ustedes como un águila y un halcón, si se atan el uno al otro, aunque lo hagan por amor, no sólo vivirán arrastrándose, sino que además, tarde o temprano, empezarán a lastimarse el uno al otro. Si quieren que el amor entre ustedes perdure... ¡vuelen juntos... pero jamás atados!

domingo, 16 de octubre de 2011

Déjate sentir.

Cuántas veces nos habremos hecho daño de pequeños/as y, mientras llorábamos, enseguida se acercaba nuestro padre, nuestra madre, nuestro/a abuelo/a, quien fuese, y, abrazándonos, nos decía tranquilamete: "Tranquilo/a. Ya ha pasado" o "No te preocupes, esto pasará pronto" o "No estés triste, que te pones feo/a".

Y así sucesivamente a lo largo de nuestra vida, contándonos frases para calmarnos, que realmente lo que hacían era decirnos indirectamente "No te sientas así. Debes (¡debes!) estar bien".

Es una educación basada en no dejar sentir. Es una educación basada en la eliminación de los duelos.

Y no estoy de acuerdo con interrumpir los duelos. Creo que cuando una persona se encuentra mal hay que apoyarla, estar junto a ella, abrazarla, acompañarla... pero nunca incitarla a abandonar sus sentimientos, a no dejarse sentir.

Por ese motivo, mucha gente, cuando le preguntamos: "¿Qué te ocurre?", responde: "Nada", y se esconde.
Por ese motivo mucha gente, cuando tiene un problema, acaba teniendo uno segundo: el de sentirse mal por estar mal. Piensan: "No debería sentirme así. No es normal", cuando es lo más normal del mundo tener problemas y sentirse mal a causa de ellos.

Opino que el enseñar a interrumpir los duelos es algo que surge por egoísmo, aunque no nos demos cuenta y lo hagamos con la mejor intención. Nos sentimos mal de ver mal a esa persona a la que amamos, y para no sufrir junto a ella, le pedimos, consciente o inconscientemente, de un modo u otro, que deje de estar así, porque nos hace daño.

Por este motivo, pienso que deberíamos dar una educación no sólo racional, basada en el enseñar a pensar, sino que también emocional, con la que los sujetos aprendan a conocerse a sí mismos, en la que las personas aprendan a mirar a sus adentros y a conocer sus emociones. A dejarse sentir.

Porque si no, a este paso, lo único que veo es que en el futuro la gente no tendrá sentimientos (como ocurre, por ejemplo, en el libro 1984, de George Orwell), o acabará la gente tomando soma (una droga que da la felicidad y que es consumida por los/as habitantes del libro Un mundo feliz, de Aldus Huxley). De hecho, vamos ya encaminados/as por ambos caminos. Hay mucha gente que es insensible ante lo que le ocurre a la gente de su alrededor; y por otro lado, a su vez, hay mucha gente tomando antidepresivos y otras sustancias, esperando encontrar desastrosa e inútilmente la rápida y efímera felicidad en ellas.

Es por eso que también opino que las personas dedicadas a la psicología clínica o a la psiquiatría, antes de ponerse a analizar la situación de sus pacientes con la mente (ese típico: "vamos a ver qué le ocurre a éste/a y de dónde viene su problema), deberían dedicar un tiempo para que sus clientes (no me gusta la palabra pacientes, porque trata a la gente que se siente mal como enferma, y no creo que el hecho de no estar feliz en todo moento sea síntoma de alguna enfermedad) puedan dejarse sentir, puedan explorar su interior y vivir sus emociones, y para que los/as propios/as psicólogos/as (o la persona que esté acompañando, no curando, a quien se encuentra mal) pueda empatizar, intimar e intentar comprender desde el corazón. 

Les animo a enseñar acompañar mediante abrazos, besos y expresiones de comprensión a los niños y las niñas cuando se sienten mal, y a dejarles sentirse como se sienten.

Les animo a que la próxima vez que veamos a alguien que está mal, no digamos frases de tipo:

- No llores, que te pones feo/a: Porque llorar es bueno, es sano, es lo que necesita esa persona en ese momento, es lo que le ayuda a dejarse sentir.

- Ya ha pasado todo: Porque es mentira. Se siente mal, por lo que no ha pasado todo.

- Sé cómo te sientes: Esto es incierto, dado que, aunque podamos tener una idea porque hayamos por una situación similar, cada cual siente de forma diferente.
-Ya saldrás de este problema. Ya pasará: En ese momento lo que importa es el dolor que se siente en el instante (por ejemplo, en caso de haber cortado una relación de pareja, lo que imoporta es el dolor por la ruptura, no el hecho de si dejará de sentirse uno/a así en el futuro, o si se amará o no a otra persona posteriormente). Se vive en el presente, y por ende se siente en el presente, no en el futuro.

Y en su lugar, mejor comentemos:

- Siento que te haya pasado esto. Estoy contigo: Es una frase que indica que te acompañan en tu duelo.

- Si tienes que llorar, llora; no te cortes: Con esto animamos a afrontar el duelo y hacemos saber que nadie le va a juzgar por llorar.

- También puede no decirse nada o dar a conocer que no sabemos qué decir: Es más importante acompañar a esa persona y que se sienta escuchada, que lo que digamos.

Y sobretodo, animo a las personas que se sienten mal a no esconder sus emociones, a abrirse, a dejarse sentir, aunque por ello nos señalen, nos critiquen o nos juzguen.


Jorge Bucay, en su libro Cartas para Claudia, escribió:

Me duele tu enfado.
Me duele tu tristeza.
Me duele tu enojo.
Pero lo que más me duele es tu silencio…

Sentir que te escondes de mí.
Que estás detrás de tus “no sé”.
Que, como el tango: te busco y ya no estás.
¿Necesitas una excusa para separarte de mí?
Puedo subir la montaña más alta con tu ayuda.
Sin ti, me cansa hasta jugar al escondite.
Me cansa saltar obstáculos.
Me cansa pelearme con tu orgullo.
Me cansa golpear la puerta
que ambos queremos que se abra
y tú mantienes cerrada.

No creo en tu confusión, sino en tus frenos.
No creo en tu “tiempo”, sino en tu orgullo.
No creo en tu odio, sino en tu frustración.
No creo en tu conducta, sino en tu sentir.

Me siento como el ciego
del poema de Rafael de León,
“que agita su pañuelo llorando
sin darse cuenta de que el tren
hace rato que ya ha partido...”

¡Ven! 
¡Abre!
¡Habla!
¡Pelea!

¡Qué estoy aquí!

lunes, 10 de octubre de 2011

En contra de las calificaciones.

Fíjense en los niños y en las niñas de corta edad. Fíjense en su mirada, en cómo lo observan todo con la máxima atención y una gran motivación. Corretean de un lado a otro... Observan esto y aquello... Preguntan... ¡Preguntan mucho! "¿Qué es esto?" "¿Y esto otro?" "¿Por qué...?" Muestran un interés gigantesco por aprender, por comprender, por saber. Son muy curiosos/as. Y lo mejor de todo es que no precisan de nadie que les obligue a aprender. No necesitan de nadie que les diga "Debes leer esto", o "Tienes que estudiar esto otro para la semana que viene". No. Su interés por aprender proviende de sí mismos/as. Y para mí eso es maravilloso.

Existe un refrán popular que suele decirse mucho y que reza así: "La curiosidad mató al gato". A esto, la respuesta óptima, bajo mi punto de vista, sería: "Por lo menos, el gato murió sabiendo. Usted fallecerá ignorante". Aunque bueno, para mí que la curiosidad no llegó a matar al gato, sino que le hizo más sabio.

Ignorancia... Eso es lo que más se fomenta en la escuela. Y se fomenta, pienso, por culpa de las calificaciones. Calificaciones que matan, que destruyen, ese interés natural de los niños y de las niñas por conocer. Calificaciones que evaporan la curiosidad del gato.

He conocido a personas que en la presentación inicial de una asignatura, no se preguntan: "¿Qué aprenderé?", sino que más bien, por contra, se cuestionan: "¿Será fácil aprobar con este/a profesor/a?" De hecho, tengo amigos/as y compañeros/a que me suelen comentar cuando voy a echar la matrícula y a elegir las asignaturas: "Cógete esta asignatura, que es muy fácil de aprobar. Solo tienes que ir a unas cuantas conferencias que no tienes ni por qué esuchar... y tendrás un aprobado seguro".

¿Y de qué me sirve aprobar a mí si nada he aprendido? ¿De qué me sirve a mí como futuro pedagogo una buena calificiación si al final de mi carrera no sé nada?

¡Dichosas calificaciones! Solo hacen que la gente se centre en el premio (aprobado) o en el castigo (suspenso) que recibirán tras su evaluación. Fomentan, sobre todo, la competitividad por obtener el mejor rendimiento, pero no el mejor provecho para uno/a mismo/a.

Por este motivo, opino que en Infantil, Primaria y Secundaria, no deberían existir las notas académicas (1). Deberían existir una serie de evaluaciones continuas a lo largo del curso (como ya he dicho en otras ocasiones, no estoy de acuerdo con los exámenes como instrumento para evaluar, sino con otros métodos; pero eso lo trataré en otra entrada) que sirvan para orientar al alumnado y hacerle saber cuánto ha aprendido, en qué nivel se encuentra su aprendizaje. Y para eso no hace falta una calificación. Es más, la calificación no orienta, pienso, ni lo más mínimo. ¿Qué me dice a mí una calificación alta sobre mí mismo? Muy poco... llegando incluso a nada. Puede ser que realmente sepa mucho o puede que tenga la suerte de que me hayan preguntado lo único que sabía. Pero en verdad no me dice nada sobre mí. No me aporta nada. Cuando a Juan le decimos "has sacado un 7" y a Ana "has sacado un 4", no le aportamos nada más que un número. Con ello no les decimos "Juan, has hecho esto bien y sabes esto... pero te falta por mejorar en tal cosa", y "Ana, aún te queda por mejorar, pero ánimo, que puedes aprender mucho con un poco de empeño".

No. Con las calificaciones el alumnado se queda con un número, con una simple clasificación: Tú sabes, tú no sabes; tú eres listo/a, tú eres tonto/a. Y no sólo se quedan con una absurda clasificación, sino que además... la clasificación es, para mí, inhumana, ¡y puede ser incluso extremadamente equívoca! ¿Han conocido alguna vez a un/a compañero/a que no sabían absolutamente nada de la materia, pero que copiaron en el examen y obtuvieron una buena nota? Una nota injusta y errónea; una buena calificación que muestra que ese/a alumno/a sabe, pero eso es incierto. Una calificación que no sólo no muestra nada al individuo, sino que da una idea equivocada de él/ella.

Por eso, en lugar de ponerles una nota, una marca, premiarles o castigarles con la calificación, clasificarles, opino que lo apropiado es orientar, guiar, los/as discentes, y no ponerles una etiqueta. Considero más apropiado estar junto a los niños y las niñas, y ofrecerles un buen y verdadero conocimiento de sí mismos/as; orientarles en su proceso de aprendizaje; hacerles partícipes del proceso de enseñanza-aprendizaje; hacerles partícipes de la evaluación, evaluándose también ellos/as, auto-criticándose (de forma positiva y constructiva); ayudarles a darse cuenta de qué saben y qué no; mostrarles cómo pueden mejorar y crecer.

Y así, no tendremos que motivarles para aprender... sino que tan sólo tendremos que mantener viva la llama del interés natural que ya reside en ellos/as.


Notas:

(1)- Con esta entrada me refiero exclusivamente a Educación Infantil, Educación Primaria y a Educación Secundaria, porque en los niveles formativos el aprendizaje ya no es sólo para uno/a mismo/a, sino que además el hecho de que alguien sepa o no sepa influye en las demás personas. Me explico: si yo sé quiénes son Isaac Newon y Simone de Beauvoir, es algo que me repercute a mí; pero si yo obtengo el título de Licenciado (o ahora con el nuevo Plan Bolonia, el de Graduado) en Medicina y no conozco nada de medicina, puedo fácilmente acabar con la vida de otra persona. Por este motivo, en Formación Profesional y en la Universidad, niveles de estudio en los cuales el conocimiento o no de algo puede repercutir seriamente en la vida de los/as demás, sí creo conveniente clasificar de algún modo quién está preparado/a y quién no para ejercer la profesión. 



"El que sólo busca la salida no entiende el laberinto, y aunque la encuentre, saldrá sin haberlo entendido" (José Benjamín).

lunes, 3 de octubre de 2011

La educación feminista y la libertad de elección.

Los varones y las mujeres no somos iguales. Eso es algo de lo que no me cabe la menor duda. Y es algo con lo que estoy absolutamente de acuerdo con los y las feministas de la diferencia. Lo único en lo que estoy de acuerdo con ellos/as. Y es que hay un factor que olvidan los/as feministas de las diferencias, y es por ello por lo que difiero tanto con estas personas: olvidan que tampoco somos iguales entre todos los varones y que tampoco son iguales entre todas las mujeres. Es decir, que las personas somos individuos únicos e irrepetibles en el mundo.

El feminismo de la diferencia se equivoca en dividir la especie humana en dos grupos, varones y mujeres, y en base a esta dicotomía nos atribuyen una serie de características diferentes a cada sexo. Según las y los feministas de la diferencia, o mejor dicho, según las personas sexistas, los varones somos todos, sin excepción, fuertes, brutos, insensibles, competitivos, agresivos, nos gusta trabajar y no dedicarnos al cuidado de nuestras crias, adoramos a las mujeres maquilladas y con tacones altos, etc, etc. Asimismo, según estas personas, las mujeres son todas dulces, sensibles, débiles, tiernas, rebosantes de amor, sólo piensan en el cuidado de sus hijos/as y nunca en el sexo, etc, etc. Y esto es un error. Lo cierto es que, como dije al comienzo, cada ser humano es un ser único e irrepetible. El simple hecho de nacer hombre o de nacer mujer no determina ni nuestro temperamento, ni nuestros gustos, ni nuestros deseos. En todo caso, en un principio podría condicionar, pero nunca determninar. Nada tengo yo que ver con Adolf Hitler, ni con Stalin, ni con Leo Messi, ni con Orlando Bloom. Nada tiene que ver mi abuerla con Julia Robers, ni con María Montessori, ni con Hipatia de Alejandría, ni con Valerie Solanas, ni con Angela Merkel.

"Yo soy yo y mis circunstancias", decía el filósofo José Ortega y Gasset. ¡Y cuánta razón tenía!

Podría presentarles a varios varones sensibles, tiernos, cariñosos, que se fascinan ante los/as bebés y que están dispuestos a tomar una baja por paternidad... Y, a su vez, podría mostrarles ejemplos de mujeres que maltratan a sus hijos/as, que son brutas, insensibles, competitivas, etc. Por si así lo desea, para hallar pruebas de estas diferencias de carácter individual e impulsados por la cultura y la educación, y no por la naturaleza, le recomiendo, entre otras muchas que podría citar, la lectura de los estudios sociológicos de Margaret Mead. Dos libros que me parecen sumamente interesantes de esta mujer, son: Sexo y temperamento en tres sociedades primitivas, y Sexo, adolescencia y cultura en Samoa.

Así pues, con esto queda claro que no habríamos de hablar de hombres y mujeres, o mejor dicho, no deberíamos hablar del varón y de la mujer (porque es lo que hacen las personas sexistas y los/as feministas de la diferencia: hablan del varón, refiriéndose al conjunto de los hombres; y de la mujer, generalizando a todas las mujeres, cuando realmente lo que pretenden es hablar por sí mismas. Lo que quiero decir es que un hombre o una mujer deja de ser, para estas personas, un hombre o una mujer, para dar lugar al hombre y la mujer, como conjunto estereotipado). En su lugar, pienso, haríamos bien en hablar de personas, de seres humanos.

Pero lo peor, bajo mi punto de vista, se encuentra no sólo cuando se nos atribuyen una serie de supuestas caracterísitcas que tenemos por el mero hecho de ser varón o mujer. Lo peor viene cuando llegan a más: cuando nos insertan dentro de un papel fijo, preestablecido e inamomible; cuando nos introducen en una serie de roles que debemos cumplir sólo por tener pene y testículos o vagina y clítoris.

¿Por qué yo, por haber nacido varón, he de dedicarme exclusivamente a proveer dinero para mantener a mi familia mientras mi pareja se dedica al cuidado de la casa? ¿Por qué mi pareja, por el simple hecho de ser mujer, debe dedicarse exclusivamente a las labores domésticas? Ojo, por favor, fíjense en que no estoy diciendo que la mujer deba trabajar mientras el hombre debe cuidar a sus hijos/as, ni que esté mal que una mujer sea ama de casa. A lo que me estoy refiriendo es a por qué ese papel fijo debe darse en todo varón y en toda mujer siempre, sí o sí, y sólo porque lo diga la sociedad. ¿Y si yo quisiera coger una baja por paternidad? ¿Y si mi pareja quiere trabajar? ¿Y si ambas partes, mujer y hombre, desean desempeñar ambos roles? ¿Y si ni el hombre ni la mujer quieren tener hijos/as y exclusivamente quieren elegir, libremente, la opción de trabajar? ¿Y si una familia opta por mantener los roles tradicionales pero de forma invertida? Y, por qué no, ¿qué malo habría en que una familia decida tener la postura tradicional?

Por supuesto, existen ciertas diferencias entre hombres y mujeres que sí son generales a cada sexo. Por ejemplo, las mujeres pueden gestar y parir, mientras que los varones no (y esto sin tener en cuenta que no ocurre tampoco este hecho en todas las mujeres. Las hay estériles o infértiles, y eso no las convierte en varones). Ahora bien, este hecho no debería implicar la obligatoriedad de llevar a cabo la función biológica.  Si una mujer no desea ser madre, no desea gestar y parir un/a hijo/a, ¿por qué habríamos de obligarla? ¿Porque es mujer y "es su función"? No. Indudablemente, para mí la posibilidad de hacer algo biológicamente no debería implicar tener que desempeñar la función de forma obligatoria. No quiero pensar lo que debe suponer para una mujer un embarazo no deseado (que no es lo mismo que un/a bebé no deseado/a. Puede no desearse tener la criatura en ese momento pero sí quererle); y mucho menos quiero pensar lo que ha de ser un parto no deseado (parir hay que hacerlo con tranquilidad, con la mente fija en ello, siendo respetada... Y si una mujer no desea hacerlo, no va a estar muy a gusto durante este proceso). Tampoco creo que a todos los varones, por mucho que digan que "a todos los hombres les encanta trabajar y sentirse importantes, aunque eso conlleve no permanecer junto a su cría, les encante pasar veinte horas trabajando y alejado por su familia (creo que la prueba de esto que digo está en que hay varones que piden derechos para los trabajadores y las trabajadoras). O por lo menos, a mí no me gusta (añado que a mí no, porque no quiero generalizar y cometer el mismo error de las personas sexistas).

El hecho de que un varón no pueda gestar o parir, no debería significar que los varones estén obligados a trabajar y a no poder cuidar de su prole. Si ese es el deseo de éste, y, más aún, de la pareja, ¿por qué prohibírselo? Criar, cuidar y educar a un/a bebé no es sólo cuestión de dar el pecho o haberlo parido. También necesitan caricias, protección, besos, cuidados básicos, amor, abrazos... Y esto son tareas que perfectamente pueden desempeñar los varones.

Y es que, al fin y al cabo...

La educación debe estar dirigida, bajo mi punto de vista, hacia la formación del individuo como persona, como ser humano, con una buena base moral, intelectual, física... y debe estar orientada siempre hacia la libertad del mismo. El fin último de la educación, pienso, debe ser la persona misma y no otro.

Empero, en un mundo en el que se segregan a las personas en función de su sexo (varón o mujer), en un mundo regido por las pautas sexistas o de los/as denominados/as feministas de la diferencia, la libertad no es posible, en tanto que el hombre y la mujer han de desempeñar unas funciones que no han elegido por su propia cuenta, sino que se les han sido impuestas por la sociedad, en primer lugar mediante la educación desde su niñez, y seguidamente mediante la promulgación de leyes que dificultan la elección (apenas hay bajas por paternidad, piensan dar una paga a las amas de casa pero no a los amos de casa en caso de haberlos o de querer haberlos, etc).

Por ese motivo opto por el feminismo de la igualdad. Y no es porque piense que hombres y mujeres somos iguales; como ya dije al inicio, somos diferentes. No es porque desee que todas las mujeres, sí o sí, vayan a trabajar. No es porque quiera que todas las mujeres, sí o sí, dejen a sus hijos/as únicamente en manos de sus parejas. No es porque desee que el hombre y la mujer se dediquen a la vez al trabajo y a las tareas domésticas de forma obligada. Ya lo digo y lo dejo bien claro: para mí, tanto el trabajo como el cuidado de una familia son funciones igual de importantes. Si no hubiesen personas a cargo de los niños y las niñas, las pobres criaturas no sobrevivirían. Y, al mismo tiempo, si no hubiesen personas que trabajan fuera del hogar, la sociedad no podría permanecer en pie.

Yo opto por el feminismo de la igualdad, porque es el feminismo que me trata como persona y no como varón, y por ende, no me introduce dentro de un grupo de características fijas, lo cual me lleva a tener la libertad de elegir lo que quiero hacer en mi vida. Opto por el feminismo de la igualdad  porque es el que me trata realmente por igual a una mujer; porque es el feminismo que no me hace desaparecer (para el feminismo de la diferencia no existen los hombres, sino "el hombre"; y tampoco existen las mujeres, sino "la mujer", y has de cumplir con lo que se te dice, porque si no eres un "hombre-mujer" (afeminado) y una "mujer-hombre" (machorra). ¡Qué tontería!).

Opto por el feminismo de la igualdad porque es a éste gracias al cual niños y niñas tienen el mismo currículum en la escuela, es decir, ambos sexos pueden estudiar matemáticas, lengua y literatura, conocimiento del medio, inglés, educación física... en vez de separarlos en "los chicos estudian química y las chicas costura y economía doméstica" (por cierto, no entiendo por qué estas asignaturas no se estudian en el Instituto. Siempre he pensado que a los/as jóvenes nos venría bien que nos enseñasen a desenvolvernos de forma autónoma cuando nos independicemos).

Opto por el feminismo de la igualdad porque es el que me permite estudiar pedagogía y estar con niños/as (tarea atribuida a las mujeres) mientras mi pareja estudia una ingeniería (labor socialmente asociada a los varones).

Opto por el feminismo de la igualdad porque es el feminismo que me permite elegir mi vida como individuo y no mi vida como varón.

A las personas que promuevan que los varones en general y las mujeres en general somos diferentes, en vez de tratarnos como a seres humanos individuales, solamente les pregunto: 

¿Por qué los niños y las niñas no podrían elegir jugar al balón o a las muñecas? 
¿Por qué los niños y las niñas no podrían elegir de qué color quieren vestir? 
¿Por qué los hombres y las mujeres no pueden elegir, sin que nadie les mire mal y les señale con el dedo, a qué quieren dedicarse? 
¿Por qué no una sociedad en la que no haya roles fijos, sino, en su lugar, roles opcionables e incluso rotables?
¿Por qué no una sociedad en la cual al varón y a la mujer se les den las mismas oportunidades, los mismos derechos, y el mismo respeto como persona y no como hombre o mujer? 

¿Por qué no una sociedad basada en el amor, la igualdad de trato y la libertad?
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