viernes, 20 de octubre de 2017

En educación, no todo es opinable.

Hace tiempo encontré trabajo como profesor de ajedrez en una escuela y decidí, por profundizar en contenidos ajedrecísticos y pedagógicos, hacer un curso de monitor de ajedrez por la Federación Madrileña de Ajedrez.

Aprendí algunas cosas gracias a la experiencia de docentes que llevaban años enseñando ajedrez a niños y niñas... pero me sorprendió que tan solo uno (que era psicólogo) tenía conocimientos didácticos.

De hecho, algunos sabían más o menos cómo enseñar determinadas cosas gracias al ensayo-error que llevaban practicando durante años, pero les cabía algunas dudas al respecto de cómo impartir ciertos contenidos.

Así pues, en un momento, un Maestro Internacional que nos dio las clases de táctica y de aperturas, formuló una pregunta para crear debate en clase.

Tras 5 años de Licenciatura en Pedagogía y varios años dando tumbos como docente por aquí y por allá, tenía más que clara la respuesta. Había investigaciones al respecto y la teoría psicopedagógica dejaba bien marcado el camino.

Al momento respondí con argumentos lógicos y demostrables... Y alguien, sin tener idea del tema, me replicó.

Ojo, no pongo en duda que siempre deba ponerse todo en cuestión, que el debate sea bueno y que cada cual tiene derecho a opinar... Aplaudo que la gente ponga las cosas en duda y no trague las ideas porque sí o porque yo lo diga.

Pero, leñe, me da rabia que en educación toooooodo sea opinable; hasta lo más "científicamente indiscutible"*.

Si una persona no sabe cómo operar un apendicitis, no le van a preguntar a alguien que se dedica a la albañilería cuál es su opinión, ni van a generar un debate al respecto en una clase sobre estudiantes de medicina.

Hay investigaciones, años de experiencia y métodos para operar que están más que claros. Otra cosa es que entre personas expertas puedan existir algunos puntos en los que se pueda diferir sobre si tal o cual cosa es mejor o no.

Pero parece ser que en educación todo el mundo puede opinar sobre cualquier cosa. Da igual que les saques estudios y conclusiones más que demostradas al respecto. Si a alguien se le mete que tal o cual cosa "es así porque yo así lo pienso", pues, ea, nada hay que hacer.

Por supuesto que la Pedagogía no es una ciencia exacta y existen muchos paradigmas y diversos puntos en los que podemos diferir entre las diferentes personas que a la educación nos dedicamos.

Pero, leñe, hay muchas cosas en las que estamos de acuerdo porque son cuestiones más que sabidas. Y aquello en lo que diferimos, lo haceos con criterios, no porque nos sale de las narices.

Y es aquí donde me da rabia que todo el mundo pueda opinar al respecto sin si quiera pararse a preguntar, leer o escuchar a quien teóricamente puede saber.

El profesor me escuchó, me dijo que se notaba que dominaba el tema y que se quedaba con mi aporte, pero el chaval que me replicó dijo que no le convencía y punto.

Pues bueno, no le voy a poner una pistola en la cabeza a nadie. Cada cual que piense lo que quiera.

T solo dijo una cosa clara: cuando la ciencia se llena de opiniones, deja de ser ciencia.

Y la Pedagogía, guste o no, es una ciencia. Así que lo siento, pero no, no todo en educación es opinable. 

* Digo "científicamente indiscutible" entre comillas porque todo en ciencia es discutible. Las teorías cambian con las nuevas investigaciones y lo que caracteriza a la ciencia es la no aceptación de dogmas, sino el poner todo en cuestión e investigar constantemente. No obstante, mientras no se demuestre lo contrario, no nos cabe otra más que afirmar que los estudios indican que estadísticamente las cosas son de esa manera y no de aquella otra que se propone.

lunes, 27 de marzo de 2017

4 argumentos contra los vientres de alquiler.

He recibido algunos correos por privado en los cuales se me pregunta por qué motivos estoy en contra de la legalización del vientre de alquiler (lo que por eufemismo se denomina ahora como gestación subrogada), así que aprovecho la ocasión y que el debate se ha avivado para elaborar una entrada en respuesta.

Si bien son 4 los argumentos principales por los que estoy en contra de la mencionada práctica, lo cierto es que mi respuesta podría resumirse en un único párrafo:

La legalización del vientre de alquiler supone un triple tipo de violencia: en primer lugar, violencia capitalista, en tanto que permite a la gente adinerada usar el cuerpo de la gente pobre en su propio beneficio; en segundo término, violencia adultista, ya que permite que las criaturas sean tratadas como simples bienes de consumo, como meras mercancías; y finalmente, violencia machista, en tanto que legaliza la explotación del cuerpo femenino y su sexualidad, al ser las mujeres reducidas a meras fábricas de producción que pueden ser controladas y privatizadas mediante dinero.

No obstante, voy a explicar esto detalladamente:

1- El vientre de alquiler es un nuevo mecanismo de explotación capitalista, a través del cual gente adinerada se aprovecha de las desgracias económicas de la gente pobre, utilizando el cuerpo ajeno en beneficio propio. Quienes se sometan a alquilar su cuerpo no serán las mujeres de alta clase, sino las de siempre, las pobres, las proletarias, a quienes por causa del sistema económico que la burguesía ha construido, no les queda otra más que agachar la cabeza y pasar por el aro.

La tolerancia a esta práctica, además, podría (sé que no tiene por qué ser así, no quiero caer en falacia) dar lugar a la tolerancia de otras prácticas, como la compra-venta de órganos, en beneficio de quienes explotan, humillan y esclavizan a trabajadores y trabajadoras a través del "derecho de libre empresa".

No obstante, a pesar de esto, hay quienes dirán que "no hay que privarle a una persona el derecho a ganarse la vida como pueda". Así pues, yo os pregunto: ¿por qué motivo, entonces, hasta hace poco tiempo criticabais que una familia de Mauritania cambiase a su hijo o hija por un camello o una lavadora, si simplemente "se ganaban la vida como podían"?

2- Los vientres de alquiler suponen una compra-venta de seres humanos, ya que unas personas se pueden llevar a una criatura gracias a poner dinero de por medio, como quien se lleva una mesa, un abrigo o un cuadro.

Hay quienes dicen que no, que lo que se paga es el trabajo de la mujer gestante. No obstante, esto no es cierto y voy a explicar por qué:

Supongamos que yo soy pintor y tengo una tienda. Para ganarme el dinero, trabajaría elaborando mis propios cuadros y los expondría ante un escaparate a la espera de que alguien me compre alguno. Pues bien, resulta que si yo pinto 5 cuadros y no vendo ninguno, no ganaré nada de dinero a pesar de todo mi esfuerzo. ¿Por qué? Porque nadie me paga por pintar cuadros. Me pagan por el producto final: los cuadros (en caso de que me los compren). Nadie pasa a mi tienda y me dice: "Tome usted, señor, una paga por haber elaborado esos cuadros tan bellos". No, no, no. Lo que la gente quiere es poder quedarse con mis cuadros, pues hasta que yo no lo consienta a cambio de dinero, son míos.

Lo mismo ocurre con el vientre de alquiler: lo que importa no es el trabajo de la mujer gestante. Lo que les importa a quienes pagan es llevarse al bebé como quien se lleva un libro de una librería. Si lo que importase fuese la gestación que ha realizado la mujer, le pagarían por haber gestado y ella se quedaría a la criatura. Pero resulta que si no entrega el producto final y acabado, no recibirá compensación económica (y en caso de haberla recibido de antemanto, tendrá que devolverla). No se paga el trabajo de "pintar al niño o la niña", sino la posibilidad de "sacar la criatura del escaparate y llevársela a casa".

Por ende, sí, el vientre de alquiler supone una compra-venta de bebés; una forma más de violencia adultista.

3- Hay quienes dicen que la criatura no es de la gestante, sino de quienes pagan porque son sus óvulos y/o espermatozoides. Esto supone algunas cosas muy serias:

- Supone pensar que padre o madre es solo quien pone la semillita, y no quien se ha ganado el derecho gracias al trabajo de cuidado que ha desempeñado. Por lo tanto, bajo esta premisa, si una mujer se queda en periodo de gestación y el varón la abandona, éste podría volver a los 10 años y reclamar la custodia tranquilamente. Quien se lo curró fue ella, estando ahí presente, atendiendo a las necesidades de la criatrua, etc. Pero, ea, "que lo importante es la semillita". También una familia podría tirar a su hijo o hija a la basura y aparecerse a los 10 años ante la familia de acogida exigiendo la entrega de "su hijo/a".

- Supone pensar que el haber estado 9 meses gestando un proyecto de ser humano no tiene valor alguno. Es volver a la vieja idea de que lo importante es el varón, que ha puesto "el homúnculo", y no el trabajo de gestación que ha llevado a cabo la mujer, quien es reducida a una simple vasija. Porque si poner tus esfuerzos, tu cansancio, tu gasto de energías, tu sangre... no es valorado y no te hace madre, sino quen se considera que el padre es él por haber puesto el espermatozoide... entonces, como siempre ha ocurrido, el foco de antención queda en el hombre, y la mujer, vista como una vasija.

- Supone tener mentalidad capitalista, opinando que lo importante no es realizar el trabajo, sino poner los medios de producción. Y yo lo tengo claro, "la tierra para quien la trabaja".

- Y supone, por último, problemas de legislación que explicaré en el siguiente punto. 

4- Moralmente y a nivel legislativo, se plantean numerosos problemas si se acepta como válido el vientre de alquiler; y todo este problema viene a raíz de la siguiente pregunta: ¿de quién es el bebé?

Si consideramos que la criatura nacida es de la gestante, porque ha puesto su empeño, su trabajo, sus esfuerzos, su sangre, su alimento... no cabe duda de que está vendiendo a su hijo o hija. Y esto, por supuesto, no puede tolerarse, ya que vender a tu hijo o hija es inmoral.

Pero si consideramos que el niño o la niña que nace no es de la gestante, hay que formularse las siguientes cuestiones:

- Desde el feminismo se ha repetido hasta la saciedad lo de "mi cuerpo es mío", y "mi cuerpo, mi decisión". Sin embargo, con el vientre de alquiler, el cuerpo ya no es de la mujer, dado que si no es su cigoto o embrión, entonces, si decide abortar porque no quiere seguir adelante con el proceso, ya no sería una decisión tomada sobre su cuerpo, sino sobre un ser ajeno a ella. Por lo tanto, estaría cometiendo un asesinato, al matar al hijo o la hija de otra familia. ¿La condenamos, entonces? Incluso podrían denunciarla por "daños y prejuicios".

- Por otro lado, si decide abortar, pero no se considera este acto un asesinato, sino una elección sobre su propio cuerpo, ¿recibirá alguna compensación por el esfuerzo realizado hasta el momento? Porque si se supone que se paga por el trabajo de gestación y no por la criatura, si ha trabajado durante 3 meses... ¿quién le compensa esos 3 meses? ¿O se quedará sin nada por no haber terminado su trabajo? ¿Tan poco vale el cuerpo y el trabajo de las mujeres que puede usarse durante 2, 3 meses... y ser desechado como si nada?

- Si no es su cuerpo, o incluso siendo su cuerpo, ¿puede ser forzada a llevar la gestación a término, so pena de ser multada por incumplir un contrato? ¿La encerramos en una casa o la atamos en una cama para forzarla a gestar y dar a luz?

- ¿Y si no quiere entregar a la criatura cuando nace? Si se considera que es de ella, está en su derecho. Pero si se considera que la criatura es de quienes ponen las semillas o el dinero, ¿quién compensa el daño emocional que sufra la mujer que no quiera entregar a ese ser con quien ha estado conectada durante los meses de gestación y de quien la obligan a separarse? ¿Podría ser acusada por robo esa mujer que sí ha establecido un vínculo afectivo con la criatura?

- Si se considera la gestación un trabajo pagable... ¿no se estarían incumpliendo los derechos laborales? Quiero decir, esa mujer está trabajando sin derecho a vacaciones, ni baja... y lo está haciendo durante 24 horas diarias. ¿En serio vamos a legislar un trabajo bajo esas condiciones?

Está claro: la mal llamada gestación subrogada es algo inmoral que no debe legalizarse. 

viernes, 24 de marzo de 2017

La leche viene del cartón y el pollo es solo asado.

Hace tiempo, dando unas clases de apoyo a un grupo de niños y niñas de 5 años, hicimos un ejercicio de dibujo. El ejercicio consistía en sacar una ficha de una caja en la que venía escrito el nombre de un animal, un producto, etc. Las niñas y los niños tenían que dibujar de dónde venía el producto o cómo era lo que les había tocado.

Fue sorprendente, porque descubrí la carencia absoluta de cercanía con la naturaleza que tenían las criaturas.

Hubo una niña a la que le tocó dibujar un pollo; y el pollo lo dibujó... asado. Me quedé alucinado. Así pues, le pregunté si sabría dibujar un pollito vivo en otra hoja, con su cabeza, las plumas..., a lo que respondió: "Los pollos no viven ni tienen cabeza ni plumas".

Nunca había visto la niña un pollo vivo y entero en su vida...

Pero es que otro niño, que tenía que dibujar de dónde venía la leche (de vaca), no dibujó una vaca... Lo que dibujó fue un Tetra-Brick. 

Los niños y las niñas no tienen ni el más mínimo contacto con la naturaleza. Y eso muestra por qué hay tanto especismo, tanta contaminación, tanta destrucción del planeta.

El ser humano es una especie alejada de la naturaleza. No nos acercamos a ella, y por lo tanto la vemos como algo inexistente, pero que está ahí y debemos cuidar y proteger. 

Es por ello que abogo por un modelo pedagógico diferente, que salga de los libros y se aproxime a la naturaleza y a la realidad, aprendiendo a comprenderla y a convivir con ella.

Ya sabéis: ojos que no ven, corazón que no siente.

Hagamos ver a las criaturas para permitirles sentir con mayor facilidad.

lunes, 20 de febrero de 2017

El truco perfecto del poder para acabar con el concepto de opresión.

Quienes nos movemos en círculos de movimientos sociales tales como el anti-especismo, el paidocentrismo, el comunismo (libertario o autoritario), el feminismo, el movimiento LGTB... sabemos y tenemos bien claro que la cultura que nos rodea es especista, patriarcal, adultocentrista, capitalista, clasista, homófoba, racista, etc.

Y dado que la cultura tiene estas características, nos topamos con que unas personas están oprimidas mientras que otras se ven privilegiadas, favorecidas, beneficiadas, por el sistema.

Por ejemplo, una criatura que nazca en un país pobre y en una familia que no tiene ni para comer, no tendrá las mismas oportunidades en la vida que otra criatura que nazca en una familia adinerada.

Está claro que no se le golpea a nadie en esta vida por ser heterosexual, mientras que la gente homosexual, bisexual... puede sufrir acoso, agresiones, etc, por el simple hecho de relacionarse con una persona de su mismo sexo.

Asimismo, no es lo mismo nacer de la especie humana que nacer de cualquier otra especie animal, ya que ni un toro nos capotea y pone banderillas, ni una vaca nos quita a nuestra prole para lucrarse económicamente.

Es obvio que hay gente en este planeta que está arriba, en una posición privilegiada y opresora, mientras que hay gente que está abajo, en una posición oprimida.

Vamos, que queda claro que hay categorías (a veces dicotómicas, como varón-mujer; persona nacional-persona extranjera; ser humano-animal; y a veces  politómicas, como por ejemplo clase alta-clase media-clase baja) que colocan a un colectivo arriba y por ende, privilegiado y opresor, y a otro colectivo, abajo, y por consiguiente, oprimido.

Hasta aquí nada nuevo bajo el Sol. ¿Cierto?

El caso es que para poder darnos cuenta de esto, necesitamos hacer algo sumamente importante: analizar qué categorías llevan a un grupo de personas a estar arriba o a estar abajo

Para darnos cuenta de que una persona heterosexual está privilegiada frente a otra homo o bisexual, es necesario que sepamos que hay personas a las que se las considera homosexuales, bisexuales o heterosexuales, y que en función de su orientación sexual van a recibir un trato u otro.

Para poder ver claramente que existe el especismo y que la especie humana tortura y explota a los animales, tenemos que dejar claro que aunque el Homo sapiens es un animal, no se identifica socialmente como tal y en base a esa diferencia recibe un trato superior al resto de especies.

Para poder ver claramente que una mujer sufre violencia de género por el simple hecho de ser mujer, tenemos que tener claro que hay personas en este mundo a las que se les considera mujeres y personas a las que se les considera varones.

Para darnos cuenta de que la cultura es adultocenrtista y que las personas adultas están por encima de las no adultas, tenemos que ser conscientes de que en nuestra culutra existe la categoría "Edad" y que en base a ella se le otorgan unos derechos a unas personas y a otras se les deniegan. 

Y que quede bien pero bien clarito: solo podemos hablar de opresión, de privilegios, de cultura hetero patriarcal, capitalista, especista... si nos damos cuenta de que nos guste o no, existen grupos encasillados en una bolsa con una etiqueta y otros grupos encasillados en otra bolsa con una etiqueta bien diferente.

Si no existen tales grupos, no tenemos nada de qué hablar. Si negamos la existencia de los grupos "Ser humano" y "Animales", no podemos hablar de especismo. Si negamos la existencia de los grupos "Persona blanca" y "Persona de cualquier otro color de piel que quieras insertar aquí", no podemos hablar de racismo. Si decimos que no hay "varones" ni "mujeres", no podemos hablar de patriarcado.

Porque si no existen las categorías que llevan a unas personas a estar favorecidas socialmente y a otras a estar desprivilegiadas, ¿qué sentido tiene hablar de opresión?

Pues bien, esto es lo que está ocurriendo: el poder se las está apañando para cambiar la lengua y que ya no podamos hablar de la existencia de categorías fijas que son inculcadas por la cultura. El poder se las está ingeniando para que ahora seamos lo que queramos ser a conveniencia, de forma que si yo mañana quiero decir que soy mujer, pues sor mujer, porque lo digo yo y punto.

Sí, sí. La cultura se la pasan por el ojo del culo. Ahora, a raíz del movimiento transgénero queer, cualquiera puede ser cualquier cosa solo por decir que así lo siente.

Y esto es el truco perfecto del poder para acabar con el concepto de opresión y con todo movimiento social que pretenda cambiar el sistema, dado que hablar de machismo, de estatismo, de clasismo, de capitalismo, de especismo... no tendrá ningún sentido.

¿Por qué? Muy sencillo:

Supongamos que yo, considerado socialmente como varón y por lo tanto educado como tal, mañana le pego una paliza a una mujer por ser mujer, es decir, que cometo un acto de violencia machista. Pero cuando llegue el juicio, yo digo: "No, no me pongan el agravante por violencia de género, porque yo no soy varón, sino que soy mujer". Y ya está. Digo que "soy mujer" y en un segundo he acabado con la idea de que pertenezco al género opresor y si hace falta convierto a mi víctima en agresora bajo la excusa de que niega mi identidad y me está oprimiendo. Y así,  ¿qué sentido tendría hablar de que pertenezco al género opresor y que he usado mi privilegio para hundir a esa mujer? ¿Qué sentido tendría la necesidad del feminismo si no se me puede señalar como persona perteneciente al género opresor y privilegiado si yo digo formar parte de otro género? Ninguno. 

Y solo con esa frase: "Yo soy mujer", porque sí, porque lo digo yo, se acabó el decir que las mujeres no podían votar, porque, TERFS, ¿quién no os dice a vosotras que esas personas a las que llamais "mujeres oprimidas por el sistema patriarcal y que no tenían derecho al voto"... eran mujeres? Porque no les habéis preguntado por su identidad de género. A lo mejor se consideraban varones. Y por lo tanto, nunca ha existido la prohibición del voto femenino.

Es más, ¿quién os dice a vosotros y vosotras, anti-capitalistas, que Amancio Ortega es un burgués, capitalista y explotador? A lo mejor este señor se siente del proletariado y le estáis oprimiendo. ¿Que él tiene el capital y explota gente? ¿Qué tontería es esa? ¿Le habéis preguntado, acaso, por su identidad de clase? Es más, a lo mejor Amancio no es un explotador, sino una explotadora, y no debemos decir que la mayor parte del capital se encuentra en manos masculinas, sino en manos de una burguesa, y que no es cierto que la pobreza esté feminizada (por no contar que a lo mejor el obrero o la obrera que trabaja en un zulo durante 14 horas diarias y por un mísero sueldo se siente una persona adinerada, y por ende, es él o ella quien realmente está oprimiendo al pobre proletario -o la pobre proletaria- de Amancio Ortega).

¿Y por qué llamarme a mí especista si mañana dejo de ser vegetariano, mato a un lechal con mis propias manos y me lo como? Tal vez yo no me siento Homo sapiens. ¿Y si digo que me siento una serpiente, o un león, o un lince? En realidad ese acto de matar al lechal y comérmelo, no sería especista, porque como no me identifico como ser humano, no estoy privilegiado frente al animal, sino que simplemente he seguido mis impulsos como cualquier otro animal carnívoro.

¿Veis? Si desaparecen las categorias que encasillan a las personas, ya no podremos hablar de opresión. Si cualquiera puede ser cualquier cosa solo porque así lo siente, no tendrán ningún sentido los movimientos sociales, porque cualquiera podrá negar pertenecer a los grupos privilegiados a su conveniencia y hacer lo que le plazca con los colectivos oprimidos.

Y sí, ya sé que justamente ésa es nuestra intención: que deje de haber géneros, razas, identidades sexuales... y que puede sonar incoherente hacer uso de tales categorías.

Pero es que una cosa es buscar su destrucción y otra cosa bien distinta, a ver si nos entra en la cabeza, es negar su actual existencia. Una cosa es que deseemos que desaparezca el género y otra cosa es inventarnos un inexistente mundo de yupi a través del cual negamos la realidad.

Nos guste o no, mujer, varón, blanco/a, negro/a... no se nace, sino que se hace; se hace por una cultura que nos viene dada al nacer. No es un sentimiento, sino una construcción social. Y para acabar con esta triste realidad hay que destruir esa construcción. Vamos, que para crear un mundo nuevo primero hay que destruir el ya existente. Construir sobre lo que tenemos no nos llevará a avanzar, sino a mantener la mierda maquillada.

Si tenemos un vertedero y ponemos un parque encima, eso no quitará que ahí debajo, en la raíz, hay un vertedero. El parque será un maquillaje y nos parecerá bonito... hasta que el vertedero pase factura y empiece a degradar el parque. Primero tenemos que limpiar y quitar el vertedero y luego ya pondremos el parque.

Es por eso que se hace imprescindible señalar y denunciar que existe tal vertedero y no decir que a lo mejor el vertedero se siente agua potable que podemos beber, porque nos vamos a tragar la mierda y nos vamos a intoxicar de lo lindo.

Primero destruir y luego crear. Y o vemos esto claramente, o el día menos pensado nos dan un golpe de Estado y el dictador o la dictadora dice sentirse anarquista y las balas que nos lancen van a ser flores.

miércoles, 15 de febrero de 2017

El transfeminismo del neo-machirulo cutre-queer.

Me llamo Enrique, pero me llaman Kike. Nací varón. O al menos eso dicen, porque nací con pene. Bueno, eso dicen, porque en realidad mi pene es una vagina y por culpa de él me preguntan en las entrevistas de trabajo si me voy a quedar embarazada, hecho por el cual no me seleccionan o me despiden al poco tiempo.

Desde mi más tierna infancia, me ha gustado jugar al ajedrez, practicar karate, dibujar... Pero también jugaba a las papás y a las mamás, con muñecas... Y he de ser sincero: adoro la cocina; me fascina cocinar.

Así que, como he hecho toda mi vida y hago cosas de mujeres, claramente no soy varón. Quede claro: soy mujer. Soy mujer porque hago cosas de mujeres (no, no soy sexista, pero es que cocinar es de mujeres, que lo sabe todo el mundo).Y me gustan.

Y aunque tenga pene entre las piernas, si a alguna de vosotras, feminazis (perdón, TERFS, que este insulto me viene mejor para despreciar a las mujeres sin que me puedan llamar machirulo), se os ocurre decir que soy varón y que oprimo a mis compañeras también mujeres, que sepáis que me estáis oprimiendo.

Sí, vosotras, feminazis, TERFS, me oprimís. Me oprimís cada vez que negáis que soy mujer y cada vez que que decís que soy del género opresor.

Porque, que lo sepáis, ser mujer es una construcción social, y puedo decir ser mujer si me da la gana y cuando me dé la gana. 

Y vosotras, TERFS, sois unas auténticas locas del coño. ¿Por qué no me dejáis entrar en los espacios feministas no mixtos? ¡Yo soy mujer, como vosotras! Y no solo sufro opresión por género, sino que además sufro opresión por vuestra culpa.

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No, no me he vuelto loco. Tranquilidad. Sé que esto que acabo de soltar es una auténtica estupidez. Jugar a las muñecas no vuelve niña a un niño; ni llevar falda no vuelve mujer a un varón; ni se puede ser mujer con solo decir "soy mujer"; y, por supuesto, no puede haber un varón oprimido por las feministas, solo porque ese varón dice ser mujer así porque sí.

Pero desgraciadamente, hay una corriente "transgénero" por la cual, en lugar de luchar contra el género (tarea que el feminismo siempre ha llevado a cabo), se busca reforzar la idea de género, inventando tropecientos mil géneros nuevos, y que además basta con decir "soy esto o lo otro" para serlo.

Para esta corriente, si digo "soy mujer", ya soy mujer. Y lo que es peor: encasillan a las personas en géneros en función de los roles que siguen.

Por ejemplo, mientras que el feminismo dice que jugar al fútbol no es de niños ni de niñas, y que las muñecas tampoco son ni de niñas ni de niños, esta gente dice que el fútbol es de chicos y que las muñecas son de chicas; y, por ende, que si eres chica y juegas al fútbol, es que en realidad eres chico; y que si eres chico y juegas a las muñecas, harías bien en considerarte mujer.

De hecho, hay hombres (sí, hombres) que llegan a espacios feministas no mixtos, dicen que son mujeres (porque sí) y que si no les dejan entrar y dicen que ellos son el género opresor, ¡entonces ellas son quienes están ejerciendo opresión por género!

Desde luego, los machirulos ya no saben qué hacer para mantener sus privilegios. Tras el masculinismo, que no les ha servido para parar el feminismo pues se ha demostrado con creces que tan solo son machistas resabiados y desesperados porque ven perder sus privilegios, se unen al transgenerismo, que busca criticar y destruir el feminismo radical (pues ataca al género desde su raíz, tratando de hacerlo desaparecer); y además dicen defender a transexuales mientras les insultan, agreden y expulsan (a quienes hemos padecido disforia y sabemos qué es ser "trans", si estamos contra la ideología transgénero, nos llaman "true scum" -auténtica basura-).

Como inventarse privilegios de las mujeres que no existen no les ha servido, han decidido que si dicen que no son varones, así acaban con las acusaciones de pertenecer al género opresor.

72

Tan solo espero que no lleguen a ningún lado. Y creo que así será, pues no dicen más que bobadas. Que yo diga que soy un pájaro, ni me convierte en pájaro ni me hace sufridor de especismo si me golpean.

Así que dejad esas chorradas de "me siento una persona no-binaria, demichica", etc. Esos géneros no existen.

Guste o no, solo existen dos sexos.
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