martes, 20 de diciembre de 2011

El sexismo y el currículum oculto 2.

Como ya expliqué en la entrada El sexismo y el currículum oculto. La educación invisible, se entiende por currículum oculto, en palabras de Miguel Ángel Santos Guerra, lo siguiente:

”Currículum oculto se define como el conjunto de normas, costumbres, creencias, lenguajes y símbolos que se manifiestan en la estructura y el funcionamiento de una institución. Sin pretenderlo de manera reconocida, el currículum oculto constituye una fuente de aprendizajes para todas las personas que integran la organización. Los aprendizajes que se derivan del currículum oculto se realizan de manera osmótica, sin que se expliciten formalmente ni la intención ni el mecanismo o procedimiento cognitivo de apropiación de significados”.

Es decir, el currículum oculto es el currículum que se nos inculca sin que nadie lo establezca explícitamente; son los aprendizajes que adquirimos de forma oculta.

Cuando leemos un libro de fantasía, por ejemplo, aunque la finalidad del libro no sea la de convencer sobre alguna opinión, aunque la finalidad del autor o la autora no sea la de enseñar algo, en realidad dicho libro siempre va a tener parte de su escritor/a, siempre va a tener sus ideas, su forma de ver el mundo, su estilo, su forma de expresarse... Siempre va a tener, de forma implícita, algún tipo de enseñanza, algo que quiere mostrar.

Un ejemplo claro de currículum oculto se da cuando en la televisión se muestran dibujos orientados a un sexo u otro y con sus correspondientes estereotipo.

Pero hay un ejemplo de currículum oculto que a mí me llama mucho la atención...

En los textos sagrados o en ciertos cuentos suelen aparecer las mujeres como malas pécoras dispuestas a "hacerte caer en el pecado", a darte muerte, a robarte o a cualquier cosa no grata. Y solo aparece como un ser dulce cuando es permisiva y deja que su marido se vaya con otra, o cuando se dedica plena y ciegamente a "las labores de su sexo".

De un modo oculto, tratan de poner a las mujeres sobre un pedestal y se anuncia que son dañinas por naturaleza, excepto cuando son obedientes y sumisas.

Pero una cosa es que te insulten o te traten mal... y otra cosa muy diferente es que te hagan desaparecer, como si no existieses, que es aún peor, bajo mi punto de vista.

Y es que a lo largo de la historia, se hablaba de la educación de los niños, de si el hombre es bueno o malo por naturaleza, de si el hombre tiende o no al bien, etc; pero a las mujeres no se las incluía. No existían en los textos filosóficos y científicos. 

No existían ni siquiera en la educación (aunque posteriormente se comenzó a tener la idea de que las mujeres serían buenas para el magisterio, porque tendrían "dotes naturales", al poder dar a luz). La educación para las mujeres fue prácticamente vedada. Y para cuando empezó a aparecer, fue simplemente para ser educada en "las labores de su sexo" o para servir a alguien.

Por ejemplo, en los primeros años del cristianismo había diaconisas, mujeres con un rango importante en la Iglesia. Pero una vez que la Iglesia logró su objetivo de expandirse, una vez que todas esas mujeres habían prestado sus servicios de inculcar a hombres y mujeres la educación cristiana, las mujeres fueron relegadas a un puesto claramente inferior.

Otro ejemplo claro lo tenemos en España, con la Ley Moyano de 1857 (que se inspiró en el Reglamento de 1821, en el Plan Duque de Rivas de 1836 y en el Plan Pidal de 1845), la única ley de educación en España que se mantuvo vigente durante más de cien años (hasta 1970, con la creación de la Ley Villar), y en la que se anunciaba:

"En las enseñanzas elemental y superior de las niñas se omitirán los estudios de que tratan el párrafo sexo del art. 2º ["Breves nociones de Agricultura, Industria y Comercio"] y los párrafos primero y tercero del artº.4º ["Principios de Geometría, de Dibujo lineal y de Agrimensura" y "Nociones generales de Física y de Historia Natural"], reemplazándose con:

Primero. Labores propias del sexo.
Segundo. Elementos de Dibujo aplicado a las mismas labores.
Tercero. Ligeras nociones de Higiene doméstica".

Incluso en Francia, tan liberales que se mostraban, podemos encontrar a pedagogos como Jean-Jacques Rousseau, para quien, según indica en su libro El Emilio o de la educación, las mujeres eran un suplemento de los varones, y por tanto su educación debía servir para que supiesen educar a sus hijos/as. A diferencia de la educación de los varones, que debía tender a la autonomía, para Rousseau las mujeres debían ser educadas en la dependencia, primero del padre y después del marido, y el camino para ello debían ser el castigo, la sumisión y la obediencia.

Este hombre, al igual de los actualmente denominados "masculinistas" o "neo-feministas", hablaba muy bien sobre la educación de los infantes, sobre una crianza basada en el respeto del mismo, sobre lo natural, sobre la importancia de estar junto a sus hijos/as... pero también se olvidó de ser él también quien hiciese todo ello, y acabó por dejar a sus hijos en una institución porque no se fiaba de la educación que su mujer les proporcionaría.

Ya por aquellos tiempos se hacía desaparecer a las mujeres. Pero lo curioso es que hoy día esto se mantiene.

El primer ejemplo está en el lenguaje, en el cual, en español, el masculino ejerce como neutro, de tal forma que decimos, por ejemplo, "todos", haciéndonos referencia a "todos los hombres y a todas las mujeres". Y, lo queramos o no, inconscientemente, implícitamente, esto otorga a nuestra mente una organización que tiende a la exclusión de las mujeres y a la puesta de los varones por encima de ellas.

Otro ejemplo más visual, se da en las señalizaciones: ¿se han fijado en las señales de tráfico o en los carteles que podemos encontrar en el tren?

 Las señales de tráfico muestran imágenes de varones. Las mujeres quedan invisibilizadas. Invisibilizadas excepto cuando se trata de hacer la compra o de cuidar niños/as.

 
No he podido pasar unas fotografías que hice, porque el blog hace cosas extrañas con ellas y no se ven, pero la próxima vez que se transporten en tren con la red de Cercanías, fíjense en los carteles. Todos ellos, como los de "prohibido cruzar las vías", muestran imágenes de varones. Pero si se aproximan a las puertas mecánicas en las cuales se introduce en billete para pasar, si se acercan a las puertas grandes que están habilitadas para que pueda pasar alguien que va en silla de ruedas, que va con niños/as, fíjense que en justo solamente en esos carteles aparecen tres mujeres: una con un bebé, otra con un niño de la mano y otra con un carrito de la compra.

Por lo demás, son inexistentes.

Y claro, luego los niños y las niñas aprenderán que las mujeres no han hecho nada interesante a lo largo de la historia porque en sus libros de texto a penas aparecen escritoras, reinas, científicas...; irán diciendo por ahí que los varones somos superiores porque aparecemos más en los libros de texto... Dirán por ahí que la genialidad es masculina.

Todo un currículum oculto henchido de sexismo.

lunes, 12 de diciembre de 2011

Segregación en función de capacidades. ¿Sí o no?

¿Qué es preferible: segregar al alumnado en distintas clases en función de sus capacidades o mantenerles juntos/as, creando con ello una clase heterogénea?

Antes de nada, sin andarme con rodeos, comento que estoy a favor de la Escuela Inclusiva, es decir, de que el alumnado, por así decirlo, "más lento" esté junto al alumnado, por así decirlo, "más rápido" (y ante esto no sólo me refiero al alumnado "normal" pero con mayores o menores dificultades, sino que también al alumnado con Necesidades Educativas Especiales). Aunque para esto también habría que modificar alguna cosa del Sistema Educativo español actual (como el hecho de dejar de utilizar la palabras palabras "normal" y "anormal". Al fin y al cabo todo el mundo tiene sus puntos fuertes y sus puntos débiles. ¿Por qué realizar este tipo de categozicación tan absurda?). Así que voy poco a poco.

Empecemos con un ejemplo:

Supongamos que nos reunimos para realizar una carrera. Tres... Dos... Uno... ¡Salimos corriendo! Vamos corriendo, vamos corriendo... y algunos/as de nosotros/as se colocan en las primeras posiciones, y otros/as, en los últimos puestos.

Si yo me en cuentro en el cuarto lugar, y la distancia que hay entre las tres primeras personas es la suficiente como para que pueda alcanzarlas antes de llegar a la meta, eso me motivará para intentar apretar más fuerte y adelantarlas. Ahora bien, si yo me encuentro en los últimos puestos y las personas que están en las primeras posiciones ya van a llegar a la meta, ¿para qué esforzarme en intentar superarlas, si va a ser inútil?

Cuando hay en una clase alumnos/as con distintas capacidades, y la distancia entre ellos/as es corta, puede ser favorable que se encuentren juntos/as. Ahora bien, si la distancia es muy larga, puede ser desmotivador para las personas "más lentas" si el o la docente se adapta al ritmo de las personas "más rápidas".

Pero vayamos más lejos:

Como he dicho, habría que cambiar algo de nuestro actual Sistema Educativo. ¿El qué? La competitividad por la cooperación y el trabajo en equipo.

Retomemos el ejemplo de las carreras:

Imaginemos que quedamos para realizar una carrera. Pero la consigna no dice "quien llegue en primer lugar, gana la carrera, y quien quede atrás, se elimina". En este caso, la consigna dice "para ganar, todas las personas deben llegar a la meta". Si la consigna es esta, no competiremos por llegar primero, sino por llegar. Y no sólo nosotros/as mismos/as, sino todo el grupo trabajando en equipo. Si alguien va más despacio porque le cuesta más correr, las personas con mejor preparación física pueden animarlas, pueden ayudarlas, pueden apoyarlas, pueden dar consejos (si respiras profundamente, a corde con tu ritmo, aguantas más), etc. Las personas a quienes les cuesta más llegar se sentirán respaldadas, aprenderán no sólo de su entrenador/a, sino que también del equipo. Y al final, tal y como lo establece la consigna, llegarán todos/as.

En un ambiente cooperativo, las personas "más rápidas" no luchan por hacer morder el polvo a las personas "más lentas", sino que las ayudan, las enseñan, comparten apuntes, trabajan junto a ellas, etc. Aumenta el aprendizaje, pues no aprende el alumnado del o de la docente, sino que todo el mundo aprende junto a todo el mundo, en equipo.

Además, abandonando el enfoque adultocentrista, en el que hablamos de modelos de enseñanza-aprendizaje, y comenzando a centrarnos en el alumnado, acabamos hablando de procesos de aprendizaje-enseñanza, es decir, que no se trata de que el profesor o la profesora enseña y a partir de ello sus alumnos/as aprenden, sino que a partir de que el o la docente tenga en cuenta las formas de aprender de cada alumno/a por individual, sus capacidades y su nivel, es cuando puede surgir de verdad la enseñanza.

Pero ésta no es la solución que se da, sino que ante esta circunstancia la mayoría del profesorado decide siempre una solución rápida y eficaz: "¡Pues fácil! Hagamos una clase A y una clase B... ¡y todo arreglado!".
Estos/as docentes olvidan, ante todo, que los y las discentes no son personas tontas, y que por consiguiente decodifican rápidamente el significado oculto de los conceptos "clase A" y "clase B", y hablan de "la clase de los/as listos/as" y "la clase de los/as tontos/as".

Asimismo, olvidan que, aun haciendo esta segregación, dentro de cada grupo siempre hay "unos/as listos/as más listos/as" y "unos/as lentos/as más lentos/as". Pero con esta solución los maestros y las maestras se sienten a gusto (ellos/as, no sus educandos, por supuesto), y ya sienten que pueden hacer bien y con menos molestias su anticuada y anti-pedagógica clase magistral, recibida por un alumnado manso que calla y traga.

Pero, ¿cuáles son las desventajas de promover una clase A y una clase B (y C, D, E... según como le venga bien al centro y al equipo docente)? Las siguientes, según Purificació Biniés:

- "Los muy listos pueden llegar a creer que, por el hecho de ser listos/as, son mejores que los demás, desarrollando un complejo de superioridad que puede ser muy aislador y perjudicial, personal y socialmente hablando. Aislados y enaltecidos <<entre los mejores>>, no tienen la ocasión de comprobar que todas las personas, independientemente de sus capacidades, tienen un valor y pueden aportar algo importante a su vida.

- Los listos muy listos, o simplemente listos, pueden quedar privados de sentir que sus cualidades intelectuales podrían servir, también, para ayudar a entender conceptos, o ayudar a progresar a otro menos listo, o muy poco listo. Y quedan privades de aprender que la felicidad individual no es ser perfecto o ser el mejor, con el coste personal que esta meta imposible comporta, sino, más bien, sentirse valorado y saber valorar al otro. Es algo parecido a aquello que dijo, en lenguaje deportivo, Magic Johnson: "Una canasta hace feliz a un jugador, pero una asistencia hace felices a dos".

- Los menos listos, o muy poco listos, ven empobrecida su vida en lo que a estímulos, retos y apoyos se refiere; por tanto, pueden quedar limitadas sus oportunidades de progreso.

- Los menos listos o muy poco listos reciben un mensaje nefasto para su autoestima. El "no puedes" y "te cuesta mucho", junto con el "por tanto, no puedes estar con los demás", conduce a un complejo de inferioridad, reforzado por la exclusión, que comporta un coste personal importante que te limita todavía más. Son las barreras invisibles" (Biniés, P. Revista Aula de Innovación Educativa. Número 205. Octubre del 2011).

Pero, si no segregamos al alumnado, ¿entonces qué hacemos?

No son pocas las medidas que pueden tomarse. Además de fomentar la cooperación y el trabajo en equipo, siempre podemos fomentar la enseñanza individualizada (1); adaptar el currículum; mejorar la pedagogía y las didácticas de tal modo que no sea el aprendizaje meramente memorístico, y busque desarrollar capacidades y valores; aumentar el número de profesores/as por aula; crear programaciones con niveles variados; crear metodologías y organizaciones escolares que favorezcan la atención a la diversidad; y sobre todo, perseguir una pedagogía comprometida que exija recursos y apoyos que permitan responder a las necesidade específicas de cada alumno/a en concreto.

Todo esto no sólo lo comento por teoría, sino que también por experiencia. Realicé mis prácticas de pedagogía en uno de los centros de la asociación YMCA. En el aula se incluía a alumnos/as de todo tipo. Tuve un niño con Síndrome de Asperger, otro con retraso mental y otro con dislexia. El resto de niños/as eran, refiriéndome a las capacidades, "normales", pero se encontraban en riesgo de exclusión social. En el aula siempre había mínimo dos maestros/as (en mi clase estábamos tres docentes unos días, y otros días, cuatro), y nuestra labor era la de proporcionar un apoyo curricular y una educación en valores. Y la experiencia fue bastante buena. Todos/as colaborábamos, nos ayudábamos, compartíamos nuestras experiencias, nuestras opiniones... Algo, en mi opinión, muy enriquecedor.

Además, en mis clases de ajedrez siempre he tenido a gente de todos los niveles, y sabiéndote organizar, es posible llegar a todos/as (claro, también para esto hay que tener motivación e interesarte por ellos/as. Si lo que más me preocupase, fuese cómo hacer que mi trabajo sea más fácil, lógicamente lo mejor que me vendría sería segregarlos en función de su nivel o capacidad. Pero esto me beneficiaría a mí, no a ellos/as).

Ya por último decir que el 13 de diciembre de 2006, en Nueva York, la ONU aprobó la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad. En su artículo 24, sobre educación, se establece que:

"Los Estados Partes reconocen el derecho de las personas con discapacidad a la educación. Con miras a hacer efectivo este derecho sin discriminación y sobre la base de la igualdad de oportunidades, los Estados Partes asegurarán un sistema de educación inclusivo a todos los niveles, así como la enseñanza a lo largo de la vida".

Pienso que hay que tratar de conseguir que estos contextos no se conviertan en un problema, sino en un reto. Un problema nos paraliza; un reto nos estimula.

Estimulémonos para buscar la inclusión social y educativa de todas las personas... y será posible.


Anotación:

(1) Una enseñanza individualizada es aquella que atiende a las características individuales de cada sujeto. No confundir con la educación individual, que es aquella por la cual un/a maestro/a educa solamente a un/a alumno/a.

2- No me gusta nada hablar de alumnado "lento" y alumnado "rápido"; así como tampoco me gusta que se hable, como dije al principio, de alumnado "normal" y alumnado "anormal". Pero como para que se comprendiese mi punto de vista he realizado la comparación entre el aula con la carrera, he visto oportuno usar lo de "rápido" y "lento". Discúlpenmelo.

martes, 6 de diciembre de 2011

Amueblar la mente y desarrollar capacidades y valores.

Dicen que estamos entrando en la sociedad del conocimiento. Pero yo no lo creo. Yo prefiero decir que estamos entrando en la sociedad de la información, a secas.

Actualmente hay muchos, muchos libros por todos lados y de temas varios. Asimismo, tenemos el Internet, una herramienta que nos permite, mediante la web, acceder a todo tipo de información en poco tiempo (sin contar esos ordenadores que son tan lentos que dan ganas de golpearte la cabeza contra la pared).

Sin embargo, aunque esto es un punto positivo, creo que al final acabará acarreando más problemas que trayendo ventajas, dado que, desde mi punto de vista, no se está tocando este tema de un modo adecuado.

Poder acceder a la información no es saber. Saber es poder asimilar esa información, comprenderla, analizarla críticamente (porque en Internet siempre encontraremos información que llega a ser contradictoria entre sí), y sobre todo, saber emplearla y construir nuevos conocimientos a partir de ella.

La escuela ha quedado atrasada. Cada vez hay más docentes que emplean las nuevas tecnologías o que empean pautas pedagógicas como las que promuevo en este blog, pero no se dan cuenta de que la finalidad que persiguen en sus clases sigue siendo la de antaño. Quiero decir, que aunque promuevan una metodología activa y participativa, todavía se centran en el contenido, o sea, en el qué y cuánto aprender. Y a eso le llamo yo aprendizaje al peso. Veo a niños y a niñas llevando mochilas enormes, cargadas de libros y libros, llenos de información que será memorizada y olvidada a los tres días, y lo que se haya retenido, estará en su cabeza como si de un pájaro enjaulado se tratase. Y todo por ese motivo: porque la enseñanza se fija en el qué aprender y en el cuánto aprender, en dar muchas respuestas.

Esto nos lleva a olvidar el cómo y para qué aprender. 

El cómo aprender es importante, porque nos hace abandonar el punto de vista adultocentrisa en el que el maestro enseña y a partir de ello aprende el alumnado (y quien no aprende es porque es tonto/a), y en su lugar, nos centramos más bien en el aprendizaje de los/as discentes, y en función de ese aprendizaje podremos decir si hemos enseñado o no. Por lo cual, bajo mi punto de vista, haríamos bien en no obsesionarnos tanto en los métodos de enseñanza y comenzar a centrarnos más en los métodos de aprendizaje, de tal modo que no hablemos de un modelo de enseñanza-aprendizaje, sino de un modelo de aprendizaje-enseñanza.

Así mismo, es importante el cómo aprender, porque, lo queramos o no, los y las docentes tenemos que enseñar a aprender, ya que un alumno o una alumna que aprende a aprender, podrá seguir aprendiendo a lo largo de toda su vida (aprendizaje permanente); y eso es algo sumamente importante, ya que en una sociedad en la que la información crece día a día de forma muy rápida, tenemos que saber renovarnos. Hace varios años, una persona que estudiaba una carrera aprendía contenidos que podían servirle para muchos años. Actualmente, quien no se renueve, puede quedar anticuado/a en menos que canta un gallo.

El para qué aprender también es importante, en primer lugar, porque el alumnado se motiva más y aprende mejor si encuentra un sentido a lo que aprende (a mí me frustraba muchísimo preguntar a mis profesores/as "¿Para qué sirve aprender esto?" y obtener por respuesta un mísero "Para aprobar"); y en segundo término, porque no basta con aprender solamente, no basta fijarnos solo en los contenidos: hay que enseñar a desarrollar capacidades y valores a partir de los conocimientos y de los métodos. ¿De qué me sirve aprender algo si no sé darle una utilidad ni sacar una idea propia a partir de ello; si sólo me limito a reproducir al pie de la letra lo aprendido,  y además lo empleo para fines egoístas y dañinos?

Es por ello, pienso, que debemos dejar de pensar en métodos avanzados que nos permitan llenar mejor las mentes y comenzar a emplear técnicas que ayuden a los/as discentes a encender bombillas en su cabeza con los contenidos aprendidos, y a que esas ideas sean empleadas de un modo ético, cívico y socio-afectivo.

Y para ello, hay que enseñar a procesar, criticar, comprender y emplear la información que podemos encontrar hoy en día por cualquier parte. Hay que enseñar a amueblar la mente y a desarrollar capacidades con los conocimientos. Hay que enseñar a pensar y a pensar sobre el pensamiento. Tenemos que abandonar un modelo de escuela basada en dar respuestas exclusivamente, y comenzar a avanzar hacia un modelo de escuela que enseñe también a hacerse preguntas (pero, claro, si hacemos esto, el personal se vuelve preguntón... y hay gente a la que esto no le interesa...).

En la Escuela Tradicional, los y las docentes se centraban en los contenidos, los cuales formaban parte del currículum explícito. Y de forma oculta se inculcaban los valores (y a esto me recuerda cómo se está llevando a cabo la asignatura de Educación para la Ciudadanía: los valores enseñados son simples contenidos descritos en el libro. Y, bajo mi punto de vista, la solidaridad no se promueve mostrando que en un libro dice que hay que ser solidarios/as, sino a través de la metodología. A través de la metodología puede educarse en valores incluso en matemáticas y en química, porque no existirán números solidarios ni átomos tolerantes, pero una metodología solidaria, paricipativa, tolerante y cooperativa, fomentará la solidaridad, la participación, la tolerancia y la cooperación).

En la Escuela Activa, se enseñan métodos y herramientas para aprender. La enseñanza estaba centrada en los métodos. Es más, los contenidos no son importantes en la Escuela Activa.

Por consiguiente, tenemos que lograr un nuevo modelo de escuela en donde los niños y las niñas sepan, pero también sepan manejar los conocimientos. Una escuela que promueva la inteligencia, las habilidades, la reflexión, el pensamiento crítico... y la solidaridad, el compañerismo, la responsabilidad... Una escuela en la cual los métodos y los contenidos sean importantes, pero no lo principal del aprendizaje de los niños y las niñas. 

Tenemos que conseguir una escuela en la que los métodos y los contenidos sean medios para amueblar la mente, enseñar a usarla, y desarrollar capacidades y valores. 
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