Como ya expliqué en la entrada El sexismo y el currículum oculto. La educación invisible, se entiende por currículum oculto, en palabras de Miguel Ángel Santos Guerra, lo siguiente:
”Currículum oculto se define como el conjunto de normas, costumbres, creencias, lenguajes y símbolos que se manifiestan en la estructura y el funcionamiento de una institución. Sin pretenderlo de manera reconocida, el currículum oculto constituye una fuente de aprendizajes para todas las personas que integran la organización. Los aprendizajes que se derivan del currículum oculto se realizan de manera osmótica, sin que se expliciten formalmente ni la intención ni el mecanismo o procedimiento cognitivo de apropiación de significados”.
Es decir, el currículum oculto es el currículum que se nos inculca sin que nadie lo establezca explícitamente; son los aprendizajes que adquirimos de forma oculta.
Cuando leemos un libro de fantasía, por ejemplo, aunque la finalidad del libro no sea la de convencer sobre alguna opinión, aunque la finalidad del autor o la autora no sea la de enseñar algo, en realidad dicho libro siempre va a tener parte de su escritor/a, siempre va a tener sus ideas, su forma de ver el mundo, su estilo, su forma de expresarse... Siempre va a tener, de forma implícita, algún tipo de enseñanza, algo que quiere mostrar.
Un ejemplo claro de currículum oculto se da cuando en la televisión se muestran dibujos orientados a un sexo u otro y con sus correspondientes estereotipo.
Pero hay un ejemplo de currículum oculto que a mí me llama mucho la atención...
En los textos sagrados o en ciertos cuentos suelen aparecer las mujeres como malas pécoras dispuestas a "hacerte caer en el pecado", a darte muerte, a robarte o a cualquier cosa no grata. Y solo aparece como un ser dulce cuando es permisiva y deja que su marido se vaya con otra, o cuando se dedica plena y ciegamente a "las labores de su sexo".
De un modo oculto, tratan de poner a las mujeres sobre un pedestal y se anuncia que son dañinas por naturaleza, excepto cuando son obedientes y sumisas.
Pero una cosa es que te insulten o te traten mal... y otra cosa muy diferente es que te hagan desaparecer, como si no existieses, que es aún peor, bajo mi punto de vista.
Y es que a lo largo de la historia, se hablaba de la educación de los niños, de si el hombre es bueno o malo por naturaleza, de si el hombre tiende o no al bien, etc; pero a las mujeres no se las incluía. No existían en los textos filosóficos y científicos.
No existían ni siquiera en la educación (aunque posteriormente se comenzó a tener la idea de que las mujeres serían buenas para el magisterio, porque tendrían "dotes naturales", al poder dar a luz). La educación para las mujeres fue prácticamente vedada. Y para cuando empezó a aparecer, fue simplemente para ser educada en "las labores de su sexo" o para servir a alguien.
Por ejemplo, en los primeros años del cristianismo había diaconisas, mujeres con un rango importante en la Iglesia. Pero una vez que la Iglesia logró su objetivo de expandirse, una vez que todas esas mujeres habían prestado sus servicios de inculcar a hombres y mujeres la educación cristiana, las mujeres fueron relegadas a un puesto claramente inferior.
Otro ejemplo claro lo tenemos en España, con la Ley Moyano de 1857 (que se inspiró en el Reglamento de 1821, en el Plan Duque de Rivas de 1836 y en el Plan Pidal de 1845), la única ley de educación en España que se mantuvo vigente durante más de cien años (hasta 1970, con la creación de la Ley Villar), y en la que se anunciaba:
"En las enseñanzas elemental y superior de las niñas se omitirán los estudios de que tratan el párrafo sexo del art. 2º ["Breves nociones de Agricultura, Industria y Comercio"] y los párrafos primero y tercero del artº.4º ["Principios de Geometría, de Dibujo lineal y de Agrimensura" y "Nociones generales de Física y de Historia Natural"], reemplazándose con:
Primero. Labores propias del sexo.
Segundo. Elementos de Dibujo aplicado a las mismas labores.
Tercero. Ligeras nociones de Higiene doméstica".
Incluso en Francia, tan liberales que se mostraban, podemos encontrar a pedagogos como Jean-Jacques Rousseau, para quien, según indica en su libro El Emilio o de la educación, las mujeres eran un suplemento de los varones, y por tanto su educación debía servir para que supiesen educar a sus hijos/as. A diferencia de la educación de los varones, que debía tender a la autonomía, para Rousseau las mujeres debían ser educadas en la dependencia, primero del padre y después del marido, y el camino para ello debían ser el castigo, la sumisión y la obediencia.
Este hombre, al igual de los actualmente denominados "masculinistas" o "neo-feministas", hablaba muy bien sobre la educación de los infantes, sobre una crianza basada en el respeto del mismo, sobre lo natural, sobre la importancia de estar junto a sus hijos/as... pero también se olvidó de ser él también quien hiciese todo ello, y acabó por dejar a sus hijos en una institución porque no se fiaba de la educación que su mujer les proporcionaría.
Ya por aquellos tiempos se hacía desaparecer a las mujeres. Pero lo curioso es que hoy día esto se mantiene.
El primer ejemplo está en el lenguaje, en el cual, en español, el masculino ejerce como neutro, de tal forma que decimos, por ejemplo, "todos", haciéndonos referencia a "todos los hombres y a todas las mujeres". Y, lo queramos o no, inconscientemente, implícitamente, esto otorga a nuestra mente una organización que tiende a la exclusión de las mujeres y a la puesta de los varones por encima de ellas.
Otro ejemplo más visual, se da en las señalizaciones: ¿se han fijado en las señales de tráfico o en los carteles que podemos encontrar en el tren?
Las señales de tráfico muestran imágenes de varones. Las mujeres quedan invisibilizadas. Invisibilizadas excepto cuando se trata de hacer la compra o de cuidar niños/as.
No he podido pasar unas fotografías que hice, porque el blog hace cosas extrañas con ellas y no se ven, pero la próxima vez que se transporten en tren con la red de Cercanías, fíjense en los carteles. Todos ellos, como los de "prohibido cruzar las vías", muestran imágenes de varones. Pero si se aproximan a las puertas mecánicas en las cuales se introduce en billete para pasar, si se acercan a las puertas grandes que están habilitadas para que pueda pasar alguien que va en silla de ruedas, que va con niños/as, fíjense que en justo solamente en esos carteles aparecen tres mujeres: una con un bebé, otra con un niño de la mano y otra con un carrito de la compra.
Por lo demás, son inexistentes.
Y claro, luego los niños y las niñas aprenderán que las mujeres no han hecho nada interesante a lo largo de la historia porque en sus libros de texto a penas aparecen escritoras, reinas, científicas...; irán diciendo por ahí que los varones somos superiores porque aparecemos más en los libros de texto... Dirán por ahí que la genialidad es masculina.
Todo un currículum oculto henchido de sexismo.