En una entrada anterior mostré cómo el Síndrome de Alienación Parental es un invento.
Un invento cuya terapia es un tanto espeluznante...
Un invento cuya terapia es un tanto espeluznante...
Cuando se diagnostica el SAP y se aplica tratamiento, lo que se hace es alejar al niño o la niña de la parte que "está alienando" y por tanto, "lavando el cerebro" (muy generalmente la madre), y se le fuerza a permanecer junto al progenitor rechazado "hasta que supera el trastorno" (o lo que es lo mismo: se realiza un cambio de custodia).
Si la criatura rechaza su cercanía, se considera un síntoma del SAP. Cuanto más se resiste, cuanto más rechaza a tal progenitor "alienado", cuanto más dice que le está maltratando o abusando, más afectada está en teoría.
Si la criatura rechaza su cercanía, se considera un síntoma del SAP. Cuanto más se resiste, cuanto más rechaza a tal progenitor "alienado", cuanto más dice que le está maltratando o abusando, más afectada está en teoría.
Pero, ¡oh casualidad!, llega un tiempo en el que el niño o la niña se muestra más sereno/a y comienza a negar los hechos que denunciaba.
Aquí alguien puede comentarme: ¿Cómo puede solucionarse con el tratamiento un síndrome inexistente? ¿No será que el niño o la niña realmente estaba sufriendo SAP y se ha curado? Nada más lejos de la realidad. La criatura niega los hechos por una razón sencilla: por mecanismo de defensa.
Imagínate que eres un niño o una niña, que te da mucho miedo la oscuridad y que tus progenitores te obligan a dormir solo/a en tu habitación. Comienzas a llorar y a llorar y a llorar, pero tu padre y tu madre no te hacen el más mínimo caso. Finalmente, tarde o temprano, llega un día en el que dejas de llorar. ¿Se debe a que han "sanado" tu miedo a la oscuridad? No. Simplemente, sabes que tu reacción no obtiene respuesta, por lo que dejas de llevarla a cabo. Sigues teniendo miedo, pero te sientes solo/a, desatendido/a, y que no te queda más remedio que aguantar y tirar hacia adelante, soportando el pánico que la oscuridad te produce.
Algo así sucede con "las terapias" contra el SAP.
Cuando se abandona a un niño o una niña, cuando se le desampara al no escuchar sus denuncias y se le obliga a permanecer con el progenitor denunciado, su reacción inicial será, obviamente, de rechazo. Montará cualquier drama con tal de deshacerse y alejarse lo máximo posible de quien dice que le maltrata o abusa. Empero tarde o temprano se encontrará en la situación de que no sólo nadie le hace caso, que nadie va a defenderle, sino que además se encuentra en soledad frente a quien comenta que tanto daño le hace. Y de este modo, el agresor o la agresora aprovecha la mayor vulnerabilidad de la criatura para amenazarla con dañarla más fuerte y más a menudo. La idea es clara para el niño o la niña en dicha situación: o retira su denuncia o está perdido/a. Aprende que si quiere volver a ver al progenitor que le defiende, ha de agachar la cabeza y resignarse.
De este modo, al igual que el niño o la niña que deja de llorar aunque sigue padeciendo el miedo a la oscuridad, el ser diagnosticado de SAP no tiene más remedio que admitir que todo "era una mentira" y seguir aguantando las agresiones.
Y de este modo, los defensores y las defensoras del SAP curan una enfermedad que no existe, silenciando a la infancia.
1 comentario:
Lo siento, machirulo Roberto, pero tus comentarios en defensa de la apología de la violación y el maltrato, no pasan más por aquí.
Se acabó el dejarte debatir para defender el adultismo y la misoginia, así como una pseudo-ciencia llamada psiquiatría, que está fundada en el subjetivismo e inventa trastornos (o considera cosas normales como trastornos, por ejemplo, ya en su día, la homosexualidad) a fin de convertir a la humanidad en una especie siempre enferma que debe amoldarse a la norma social y consumir pastillas para alimentar a grandes empresas.
Así pues, chau.
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