martes, 27 de agosto de 2013

La importancia de las becas.

Últimamente en España, desde la rancia derecha (por no incluir otros calificativos), se está argumentando que las becas son perjudiciales porque hacen que el alumnado olvide el espíritu de esfuerzo, y que por esta razón hay que tener un nivel de exigencia muy elevado.

Sinceramente, no entiendo cómo se puede pedir exigencia sin antes proporcionar una real igualdad de oportunidades. Ser exigente con alguien a quien se le pisotea día a día es similar a pedirle a una persona que padece ceguera que sea capaz de ver.

Pero bueno, esta entrada no trata sobre los niveles de exigencia, sobre dónde debería estar la nota a alcanzar para poder recibir ayudas económicas para el estudio. Esta entrada trata sobre la importancia de las becas; sobre cómo éstas, al contrario de lo que se viene diciendo por parte del actual Ministro de Educación, Ignacio Wert, y el Partido Popular (PP), a lo que llevan realmente es a mejorar la calidad del Sistema Educativo, a aumentar el rendimiento académico por parte de los y las estudiantes, y a permitir que pueda existir la denominada cultura del esfuerzo.

Por otra parte, lo ideal para mí sería que no existiesen las clases sociales, de tal manera que directamente no haría falta dar ayudas económicas para el estudio, ya que todo el mundo tendría de partida acceso a la educación. Pero eso es otro tema. Así que dejémoslo a parte.

Sin ir más lejos, antes de entrar en detalles, os invito a reflexionar sobre esta pregunta: ¿puede dar buenos resultados en el trabajo, un varón o una mujer que padece acoso laboral? Probablemente, no. Si queremos que un trabajador o una trabajadora rinda, hemos de disponerle de un buen ambiente, aumentar su autoestima, valorar su trabajo, etc. Lo mismo ocurre con el Sistema Educativo: si no hay un buen sistema de becas, mucha gente no puede estudiar en condiciones, tiene que trabajar y estudiar al mismo tiempo, siente agobio porque además debe alcanzar un mínimo, etc. Por lo tanto, con las becas nos quitamos de un plumazo una multitud de variables que influyen negativamente en el rendimiento académico. Es decir, proporcionando ayudas económicas para el estudio, hay más posibilidades de que una persona procedente de una familia con un nivel socio-cultural bajo, aprenda.

Por algo, los estudios PISA constatan que las calificaciones obtenidas por los alumnos y las alumnas se correlaciona con el estatus socio-económico y cultural de sus familiares.

Sin embargo, esto no es lo que parece pensar nuestro Ministro de Educación. Él ha decidido ir por una vía mucho más rápida que, si bien es cierto que facilitará el que los papeles muestren una mejora de los resultados, ésta mejora no alcanzará a todo el conjunto del alumnado (cómo seguirá ese camino será tema de la próxima entrada).

Me explico:

Se suele decir que un país es económicamente potente cuando hay un conjunto de empresas que ganan mucho dinero y son capaces de generar empleo. Nada más falso. Esto no convierte a un país en una gran potencia; esto lo que genera es una nación que tiene en su interior potentes empresas. Nada más. Para que una nación sea verdaderamente rica, el conjunto de las personas que la pueblan deberían tener un nivel mínimo de vida que les permita vivir en condiciones. Es decir, un país debería considerarse potente, a mi juicio, cuando toda la nación entera convive con calidad; o lo que es lo mismo: cuando hay equidad social.

Ídem podemos decir en el Sistema Educativo: éste es bueno cuando el conjunto del alumnado rinde bien; y no cuando solo cuando una parte del mismo lo hace, pero el que obtiene malos resultados no se muestra porque se le ha apartado de los centros educativos.

Lo explicaré con matemáticas, para que se entienda mejor:

Imaginemos que en un aula hay 15 niños y niñas que obtienen, siendo el 0 la calificación más baja y el 10 la más alta, estas notas: 0, 0, 0, 0, 1, 1, 3, 5, 5, 7, 7, 7, 8, 9, 10

Por tanto, 4 discentes tienen la calificación más baja: 0; dos, un 1; uno o una ha sacado un 3; dos educandos tienen un 5; tres tienen un 7; alguien ha sacado un 8; otra persona un 9; y finalmente, tenemos a un o una discente cuya nota es la máxima, el 10. Tenemos siete suspensos y ocho aprobados.

La nota media entre toda la clase es de 63/15 = 4,2.

Para mejorar esa nota media tenemos dos soluciones:

La primera es promover medidas que favorezcan que los alumnos y alumnas con un rendimiento bajo mejoren su nota y se pongan a la altura de quienes tienen un rendimiento mayor, de tal modo que se reduzca la varianza del grupo y sea más homogéneo. Una de esas medidas es proporcionarle ayudas al estudio.

La segunda es expulsar del Sistema Educativo a quienes no superen una nota mínima, de tal modo que si solo estudian quienes han aprobado, automáticamente la nota media es de 7,25.

No hemos mejorado realmente la calidad de la enseñanza, no hemos tenido ni siquiera que invertir en educación, pero mágicamente los resultados nos indican lo contrario.

Con la primera opción buscamos que "toda la ciudadanía tenga un buen nivel de vida"; con la segunda, decimos que hay un buen resultado académico en nuestras escuelas a costa de invisibilizar y expulsar a "la gente pobre en calidad de vida".

Tal vez podríamos concluir que quienes han suspendido lo habían hecho porque no habían estudiado, con lo cual la segunda opción quizá podría ser aceptable (yo no estaría de acuerdo). Y esa es la opción más cómoda: mirar a otro lado, echar la culpa a quienes suspenden (no digo que no haya quienes la tengan) y pasar página.

No obstante, lo que es innegable, es que la economía familiar es un factor que repercute en los resultados académicos del alumnado. Solo con pensar que un o una discente X no pueda permitirse pagar clases particulares mientras que otro u otra discente Z sí, tenemos razón de sobra para pensar que ni hay igualdad de oportunidades, ni podemos esperar que, a priori, ambas partes alcancen el mismo nivel.

¡Ojo!, no todo es economía. En el Informe de Investigación TIMSS -Third International Mathematics an Science Study- (1) de la IEA -International Association for the Evaluation of Educational Achievement-, (2) se indica:

"Pero el rendimiento no se puede explicar solamente en función de factores económicos, sino que influyen también factores de índole social y cultural. El estudio realizado pone de manifiesto, y esto es común a otros estudios anteriores, que el rendimiento está asociado a factores muy relacionados con el entorno familiar, como son la disponibilidad de recursos educativos en el hogar, el número de libros que el alumnado tiene en casa y el nivel educativo de los padres" (3).

Existen múltiples indicadores que condicionan los resultados académicos de los educandos, a saber, el nivel socioeconómico, la clasificación profesional de la familia, el estatus social, el medio geográfico, el nivel cultural, el nivel de instrucción, los estudios del padre y la madre, las actitudes paternas hacia la educación, el nivel de capacidad...

Luego, quien ha obtenido el 0 bien podría ser, no porque es incapaz de aprobar o no estudia nada, sino porque se le murió un familiar hace poco y no tenía la cabeza para enfrentar el examen; porque le cuesta más que quien tiene el 5 pero no pudo pagar una academia que le explicase la materia; porque carece de apoyo para los estudios por parte de su familia y requiere de un incentivo externo; o vayamos a saber por qué razón ha suspendido.

Al mismo tiempo, quizá quien sacó un 7 se esforzó mucho menos, pero papá y mamá tienen una carrera Universitaria y le ayudan con los deberes cuando tiene dudas; quizá ésta es la octava vez que se presenta al examen pero como su familia puede pagar tantas matriculaciones como quiera, al final acaba aprobando; quizá copió en el examen; quizá, por qué no, aun sin proceder de una familia con unos ingresos económicos considerables, tiene la suerte de que su padre y su madre se preocupan por sus estudios y le animan a aprobar.

De hecho, Musgrave afirma que:

"Las clases sociales son subculturas dentro de las cuales existen diversos patrones de aprendizaje. El aprendizaje de clase social in-/cide sobre tres nociones psicológicas: la personalidad, la capacidad perceptiva y la manera de razonar. Debido a ello, los niños de cada clase social tienen diversas posibilidades de aprovechar la enseñanza que se les brinda. En una época amante de la igualdad, esta tendencia plantea el problema de cómo disminuir en lo posible estas diferencias de clase" (4).

Con esto no quiero decir que no exista gente vaga, ni que no debería pedirse un mínimo. Por supuesto, el ambiente no determina, sino que condiciona. Lo que vengo a decir es que a priori la ayuda debe existir y que además, conociendo la diversidad sociocultural y académica de los y las estudiantes, no podemos exigir unos niveles que se encuentran al nivel de una escasa élite, que, por norma general, está dominada por gente adinerada.

Programas de Educación Compensatoria (es decir, aquella educación que trata de compensar las desventajas del alumnado desaventajado) demuestran cómo, al contrario de lo que expresa el PP, ayudar económicamente a alumnos y alumnas de un nivel socio-económico bajo favorece la mejora del rendimiento académico. No en vano la Ley Orgánica de Educación, en su artículo 80.3, reza que:

"Las Comunidades Autónomas en sus respectivos ámbitos de competencia fijar sus objetivos prioritarios de educación compensatoria" (5)

Así pues, podemos concluir que nuestro Ministro de Educación, quien como hemos visto está equivocado, no solo no va a mejorar la calidad del Sistema Educativo español, sino que además, de llegar a dar la sensación de haberlo mejorardo, no será porque se hayan promovido buenas medidas, sino porque este grupo de neo-liberalistas se habrá encargado de mandar por la puerta de atrás a quienes no tengan presupuesto para pagarse los estudios.

Por supuesto, no voy a decir que el señor Ignacio Wert no tiene ni idea de educación. Conoce mucho, por supuesto. Solo tenemos que leer la nueva ley de educación, la LOMCE, para darnos cuenta de que aunque es una aberración de ley, sabe lo que hace. El problema es que sabe tan bien cómo funciona el Sistema Educativo... que no le cuesta nada dirigirlo en detrimento de las mayorías, es decir, la gente pobre, y en beneficio de unas pequeñas élites clasistas y pudientes.

Me queda claro que mientras hay quienes sostienen que es mejor no dar becas a quienes tienen dificultades porque no rinden, yo promoveré que hay que dar becas para solventar las mismas y permitir el éxito académico.


Notas y fuentes:

(1)- Third International Mathematics and Science Study, significa Tercer Estudio Internacional de Matemáticas y Ciencias.

(2)- International Association for the Evaluation of Educational Achievement, significa Asociación Internacional para la Evaluación del Éxito Educativo. 


(4)- Musgrave. Citado por López, E. Página 8. 


(5)- Ley Orgánica 2/2006, de 3 de mayo, de Educación.

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