miércoles, 9 de enero de 2013

Alicia, Luis y su historia... ¿de amor?

Alicia era una chica de 19 años que mantenía una feliz relación de pareja con Luis, su novio. Bueno, no sé si ella era feliz realmente o no en aquella relación, pero ella así lo aseguraba.

Y es que Luis era el chico perfecto. Guapo, alto, atento con ella, gracioso, protector... Bueno, no sé si él era el chico perfecto, pero ella así le parecía.

Dado que tenía mucho tiempo libre, Luis iba a recogerla todos los días a la salida del Instituto. Estaba junto a ella todo el tiempo que podía y le hacía regalos de vez en cuando.

Pero Luis también se enfadaba si ella quería ir a un concierto de música, que a él no le gustaba, con su grupo de amigos y amigas. E incluso debaja de dirigirle la palabra, si ella quería irse con sus compañeros y compañeras de clase a una excursión de esas en las que tienes que dormir fuera de casa.

- No es por ti, Alicia -decía Luis, con tono de preocupación-, es por los chicos que irán al concierto. Allí irán heavies, y esa gente querrá meterte mano o pedirte salir. En serio, confío en ti, pero no confío en ellos.

Luis era listo. El truco de "confío en ti pero no en ellos" le suponía un magnífico truco para meterle miedo a Alicia e intentar salirse con la suya, sin parecer el chico malo. Emitiendo un prejuicio contra los chicos que escuchan heavy metal (olvidaba la existencia del lesbianismo, pues al decir "ellos", daba por sentado que una chica jamás intentaría ligar con Alicia. ¿O quizá no olvidaba el lesbianismo pero empleaba el "ellos" como masculino genérico?), lograba hacer que Alicia desistiese de su idea de asistir al concierto, al mismo tiempo que quedaba de hombre protector que trata de salvaguardarla de una "jauría de lobos hambrientos de carne fresca".

Pero el problema no estaba en los y las hevies, que por supuesto no van cortando cabezas y realizando rituales satánicos para invocar a Lucifer, y que por supuesto, nunca han sido ni serán más peligrosos/as que un grupo de creyentes que apedrean a homosexuales, que van contra la libertad de las mujeres y que rezan y llaman a un dios diabólico que asesina, tortura y envía sufrimiento a sus hijos e hijas. Para nada. El probelma único y verdadero se hallaba en el propio Luis, quien era inseguro y necesitaba rebajar las cualidades de las demás personas para sentirse grande ante sí mismo y ante Alicia, a fin de que ella le viese como un ser fantástico y no le abandonase. Y dicha inseguridad, obviamente, le llevaba a desconfiar de Alicia, pues si no confiaba en él mismo, ¿cómo iba a fiarse de otra persona?

Pero, por supuesto, no todo era malo en Luis. Alicia también tenía momentos muy agradables con él. Disfrutaba con las cenas románticas que tenía con él, se divertía con sus comentarios, la trataba también de manera dulce y hacían el amor de vez en cuando.

- Pero Luis te maltrata -le decía a Alicia una amiga-. Te controla y te llama cosas feas...

- ¡El no me maltrata! -protestaba ella-. ¡Él es fantástico! ¿Que tiene sus puntos negativos? Bueno, sí, ¡como todo el mundo! Simplemente, es que él es así... Además, el problema está en tu novio. ¿Acaso él va a recogerte todos los días al Instituto como el mío? ¡No! ¿Te da un toque al teléfono móvil todos los días? ¡No! Entonces, no te ama...

Él es así, una sencilla manera de justificar a las personas. Pero, ¿y si resulta que esa persona no debería ser así?

- Alicia -comentaba su amiga-, que te vengan a visitar todos los días a la salida del Instituto, que te dejen todos los días una llamada perdida al móvil o que se enfade por cómo vistes, no tiene por qué ser signo de amor. Y si lo es, te podrá estar queriendo mucho, pero no te está amando bien.

- ¡Sí lo es! -exclamaba ella-. Se pone celoso porque me ama. El tuyo sí que no te quiere. Si un chico no te cela, es que no le importas. Cuando a alguien le importas de verdad, sólo piensa en ti. Y sin embargo, ¡fíjate!, a tu novio no le molesta que salgas a cenar con otros chicos tú sola, sin él. Seguro que no le importa si esos chicos te violan...

Y es que a Alicia, tanto la sociedad como Luis le habían metido tan profundamente en la cabeza que una chica no puede ni debe ir sin un chico a su lado que la proteja, que al final había terminado por volverse insegura, dependiente y realmente vulnerable. Y lo que era peor: a esto se le sumaba que algunas de sus amigas le daban la razón y le decían que Luis demostraba su amor al "preocuparse" por su forma de vestir o por salir con otros chicos de fiesta, con lo cual acabó defendiéndose lanzando ofensivas más fuertes contra el novio de su amiga y contra ella.

- Para empezar -argumentaba su amiga-, esos chicos son mis amigos y no van a violarme. A diferencia del tuyo, mi novio no sólo confía en mí, sino que también confía en mis amigos y no los pone en juicio. Y no es que a él no le importe que me violen, es que salir a la calle todos los días con el miedo a que te hagan cierto daño porque vas sola, es similar a que hayan violado tu orgullo y tu libertad. Y para terminar, yo no soy su mundo, sino una parte de su mundo. Él tiene también vida propia y otros asuntos en qué ocuparse. ¿Insinúas que para amarme, tiene, forzosamente, que dejar de amarse a sí mismo? ¿Y si Luis te pidiese que abandones tus estudios para demostrar que le amas?

Mas un día Alicia comenzó a darse cuenta del problema que tenía encima. Por un lado, amaba a Luis; por otro, él no la trataba siempre con dignidad. Y comenzaba a sospechar de que tal vez su amiga y aquellas personas que le advertían de lo que estaba sucediendo entre ella y su pareja, probablemente tuviesen razón.

Así pues, cierta tarde habló con Luis:

- ¡Ay, cariño! Tengo que hablar contigo de una cosa.

- Dime, mi princesa, ¿qué ocurre?

<<¿Cómo puedo ser tan estúpida?>>, pensó repentinamente. <<Él me trata con ese tono tan dulce, tan suave... ¡Es imposible pensar qué él es un maltratador! Definitivamente, mis amigas, mis amigos y mis familiares, me están lavando el cerebro contra él. ¡Ellos y ellas sí que controlan!>>.

- No es nada -dijo rápidamente, pensando en contar otra cosa a diferente a lo que iba a comentarle-. Simplemente, tengo dudas de si me sienta bien o no esta mini-falda. Esta noche, cuando salgamos con tu grupo de amigos...

- Espera, espera -interrumpió Luis-. ¿Te has vestido así para salir esta noche? ¿Estás bromeando o qué? Pensaba, pensaba... que te habías vestido así por mí... ¡Para mí! Jo, Alicia, ¡qué asco me das! ¡Eres una auténtica guarra! ¿Qué pretendes, provocar a mis amigos para luego acostarte con ellos? ¡Te odio! Dices amarme, pero realmente no lo haces. Eres mi chica y sólo puedes vestirte así para mí. ¿Entiendes? Para mí y no para otros.

- ¡Oye, Luis, ya basta! Es mi cuerpo y mi vida. ¡Yo decido cómo visto! Me haces sentir fatal. Si no confías en mí...

- ¿Que te hago sentir mal? ¡Esto es el colmo! Mira, chica, ¡a mí no me hagas chantaje emocional!

Ah, la típica frase del chantaje emocional... Y es que hay mucha gente que, cuando hace daño a otra persona y ésta llora o se queja, rápidamente dice "no me hagas chantaje emocional", justamente para hacer chantaje emocional y así lograr que esa persona se calle, creyéndose ser el personaje malo de la historia.

- No, Luis, ¡no te hago chantaje emocional! Simplemente eres tú quien trata de confundirme, echándome la culpa de tus miedos e inseguridades, e insultándome si no me convierto en el tipo de chica que quieres que te sea. ¡Pero esto se acabó! ¡¡Hemos cortado!!

Luis levantó la mano para abofetearla, pero ella rápidamente le agarró por el cuello y lo apretó con todas sus fuerzas.

- ¿Lo... ves? -espetó él-. Eres... tú... la agresiva; quien... hace... daño... en esta... relación.

Muy típico. Uno o una se defiende de un ataque y ya se convierte en malo/a. ¿Será, pues, que lo correcto socialmente es agachar la cabeza, poner la otra mejilla?

- Si tan mala soy, entonces, por tu bien, lo mejor será que me marche.

Y así fue. Alicia se marchó y cortó la relación con Luis.

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Aunque el hombre de los personajes ha sido inventado, tanto Luis como Alicia existen de verdad. Los sucesos de la historia acontecieron de verdad, y aunque no deja de ser una historia que he simplificado y enlazado con palabras propias, lo cierto es que algunos comentarios dichos en los diálogos fueron realizados en su tiempo.

Y aunque Luis y Alicia cortaron, ella sigue saliendo con él como amigo, como si nada hubiese pasado, mientras que la amiga de Alicia y su novio tuvieron que abandonar el grupo; grupo que, por cierto, defendió a Luis y negó el maltrato cometido por él.

Es deprimente ver cómo alguien que ha hecho ciertas cosas puede hoy día, o en un futuro, estar haciendo y diciendo lo mismo con otra chica, y que aquella amiga de Alicia tuviese que dejar a sus amigos y amigas porque acabaron poniéndose en su contra por decir las cosas altas y claras.

Espero, al menos, que esta historia sirva para abrir los ojos a algún chico, a alguna chica o a algún grupo...

1 comentario:

mamisepa dijo...

Es realmente complicado hacerle ver a una persona que está siendo maltratada, controlada, y todo eso. Me ocurre en la vida real, con una compañera que en su día se casó con un capullo y que ahora ya se han separado, pero él consigue dirigir y amargar la vida de ella, con montones de denuncias chorras (que ha ganado ella), con que si los niños están hoy un día más conmigo, o no... Quienes la rodeamos ya no sabemos cómo ayudarla. Yo creo que cada persona tiene que andar su camino y darse cuenta en su momento, y los demás -por desgracia- sólo podemos seguir estando allí para cuando ese momento llegue, recibirla con los brazos abiertos. No sabes cuánto me ha costado entender esto. Yo antes era de "pues ella se lo ha buscado, ahora que se fastidie!!!". Pero entiendo que no todo el mundo ha sido educado igual, no todos tenemos la misma "mochila" a cuestas, por lo que es comprensible que, aunque tú veas una cosa como evidente, a la persona implicada le cueste aceptarlo y verlo tan claramente.

TAmbién ocurre por internet, en un foro en el que participo. A veces escriben mujeres, y la tónica suele ser:

Primer mensaje: Mi marido no hace nada en casa, se cree que soy su criada, no me valora, bla bla bla.
A lo cual se le responde: Pon las cosas claras, no le laves la ropa, no te está respetando, plantéate tu relación, etc etc.

Siguientes mensajes: Se va "suavizando el tema". En pla: bueno,no me expliqué bien, tenía un mal momento y claro, tenía que desahogarme, si en el fondo él es un cielo y me quiere mucho y a su hijo también, lo que pasa es que su madre se lo hacía todo y él aprendió así, y bla bla
VAmos, que está claro que son excusas para justificar lo injustificable. Yo imagino que para una persona, debe ser muy fuerte que le digan a la cara cosas como "Tu marido te maltrata" "Es un impresentable", "¿Qué haces con él?". Igual suena demasiado "tajante" y las personas solemos preferir auto-engañarnos, en lugar de afrontar la realidad. Yo creo que en realidad, la gente se decide a afrontar las cosas cuando ya es tan evidente para todos que es imposible esconderlo, y lo hacen más por vergüenza ante los demás que por convicción.

El caso es que es un tema complejo, más difícil de solucionar de lo que yo creía. O tal vez no. Tal vez bastaría con educar en la libertad y la igualdad. Ah, claro, que eso no es rentable para el patriarcado ni para el capitalismo!!!

Muy buena entrada. Saludos.

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