La Pedagoga y Terapeuta Sexual y de Pareja, Mónica Quesada Juan, del blog Modela tu placer, hace poco dejó un interesante artículo en Píkara Magazine. Con su permiso, aquí os lo dejo:
“Mi hijo tiene 9 años y de toda la vida tiene la costumbre de
estimularse frotándose contra las esquinas de las mesas o las sillas. Lo
hace disimuladamente ya sea viendo la tele o incluso en clase. Le he
explicado más de una vez que estimularse está bien, pero que en esta
sociedad, lo suyo es hacerlo en privado. Pero él dice que a veces no lo
puede evitar. No sé qué hacer, me dan ganas de explicarle lo que es
hacerse una paja en condiciones, para que cuando se excite se vaya al
baño o al cuarto o a donde sea a masturbarse en su intimidad, que eso de
frotarse contra una esquina… ¿Me puedes dar alguna pista de qué hacer
con esa situación? J”.
Hola J. Es una pregunta interesante porque de ello dependerá lo que
venga después. Seguramente nos hayamos cansado de oír aquello de “la
sexualidad no se enseña, es algo natural”, “cada quien que aprenda por
su cuenta”… Pero es curioso que se evite hablar de algo tan natural, ¿no
os parece? La sexualidad es un proceso de aprendizaje que nos acompaña
durante toda la vida, así que qué mejor que empezar con una buena base
desde el principio. ¿Recuerdas qué educación sexual recibiste en tu
infancia? ¿Te pareció suficiente? ¿Cómo te gustaría que hubiese sido?
En este caso has actuado bien explicándole que es una práctica que en
esta sociedad se hace en privado, y no estaría de más acompañarlo de
las siguientes sugerencias:
Naturalidad. La primera idea que suele venir a la
cabeza cuando hablamos de tener una charla de sexualidad con las
hijas/os es una seriedad extrema en la que nos sentamos en una mesa para
hablar de ese tema tan importante. Como si el mundo se parase. Y cuando
se le da tanta importancia a algo, pueden surgir los miedos. ¿Por qué
no hacerlo de manera natural? Tomaos un tiempo para hablar con calma,
sin ser necesario parar el mundo. Tal vez el momento idóneo es un paseo
por el campo, una comida, al ver alguna imagen en una película, con
algún libro (podrás encontrar bibliografía al final del artículo), etc.
En definitiva, lo que cada cual considere una situación natural.
Una vez encontrado el ambiente idóneo, explora desde la curiosidad de
la que aún no tiene mitos en la cabeza. Tal vez observar la sexualidad
desde su mirada te descubra nuevas cosas. Es más, explicar la sexualidad
es la oportunidad ideal para replantearnos la visión que tenemos de la
misma y si es esa la que nos gustaría transmitir. ¡Tal vez descubras
cosas de ti que aún no sabías!
Aprovecha para observar la sexualidad desde su
mirada libre de prejuicios. Explicar la sexualidad es la oportunidad
ideal para replantearnos la visión que tenemos de la misma. Si sientes
vergüenza, reconócelo, y propón investigar juntos.
Preguntar. Hay gente que se bloquea a la hora de
explicar qué es la sexualidad porque lo asocian a tener que proporcionar
información que tal vez no se sientan seguras manejando. Lo ideal es
comenzar preguntando qué sabe el niño o la niña para poder ajustar la
conversación a su edad. Saber de dónde partimos y así poder tener una
conversación y no una ponencia sobre sexualidad; siendo conscientes de
que la idea adulta de sexualidad (bastante castrada, todo hay que
decirlo) no es la misma que la que se tiene en la infancia. De ahí que
sea esencial una comunicación bidireccional. ¡Y sobre todo que no se
quede en sólo una conversación! La sexualidad es un proceso de
aprendizaje, tanto para él como para ti.
Reconocer. Si sientes vergüenza, dilo. Al hablar
con niñas y niños desde nuestro mundo adulto creemos que tenemos que
contar todo desde la sabiduría, pero hay personas a las que la
sexualidad les incomoda. Reconoce que te da vergüenza, pero no como
excusa para no hablar de ello, sino como una oportunidad de crecimiento
afrontando el tema. Si hay algo que no sabes, propón investigarlo
conjuntamente.
Explicar. Con respecto a la masturbación, es muy
sano que exploren su cuerpo para conocerlo. Lo hacen desde edades
tempranas, puesto que la mentalidad infantil va en la línea de: “Si algo
me da gustito, lo hago”. Según crecemos vamos castrando este
pensamiento hasta el de: “¡A ver si voy a disfrutar demasiado!”. Tu
papel aquí es naturalizar el placer. Contarle que es algo muy natural;
es como cuando se tiene hambre, no puedes evitar tenerlo, aunque no
siempre se pueda comer. De hecho, si comes con ansia es probable que no
lo disfrutes tanto como si te preparas aquello que más te apetece y te
lo comes a tu ritmo para disfrutarlo plenamente. No es lo mismo
masturbarse disimuladamente que darte un homenaje en toda regla.
Pregúntale qué hace cuando tiene hambre y después puedes hacer el
paralelismo con la masturbación, él entenderá mejor que es algo
natural… tan natural como comer. Indicar que es un comportamiento
privado no es castrar el placer, sino posponerlo para un momento más
adecuado.
Cuidado con la creencia de que los impulsos
sexuales son incontrolables. Enseñar a responsabilizarse de cómo
gestionar el deseo evitará en el futuro el manido “no lo pude evitar”
que alegan los agresores.
Nombrarse. Es importante que aprendan a nombrar sus
genitales, reconocerlos y saber de qué están formados: el pene, los
testículos, el clítoris, los labios externos e internos, la vagina, el
meato urinario, el perineo y el ano. Esta información les ayudará a
conocer más su cuerpo y poder disfrutarlo desde el conocimiento.
El placer: ¡Que no se nos olvide el placer! Si una
persona aprende a valorar su placer como un todo y no sólo como una
explosión momentánea, valorará más su propia seguridad. Se hará más
responsable de hacer todo aquello que le proporcione placer sin
exponerse a riesgos innecesarios. Así pues, evita centrarte en los
riesgos. De lo contrario, partimos de la base de que la sexualidad sólo
son relaciones coitales, cuando en realidad la sexualidad es mucho más:
desde cómo expresamos nuestro afecto hasta el autocuidado. Gracias a
nuestro cuerpo podemos estar hoy aquí; por tanto, si aprendemos a
valorarlo y reconocerlo como nuestro, nos será más fácil cuidarlo y
disfrutarlo.
Responsabilizarse. La creencia de que no puede
evitarlo va de la mano de la creencia de que los impulsos sexuales son
algo animal que no se pueden evitar, siendo por tanto incontrolables.
Cuidado con este punto, sobre todo en el caso de los niños, porque se
evade la responsabilidad sobre los mismos y hay gente que piensa que
esos impulsos son algo que te ataca y por tanto no se pueden gestionar.
Lo que tiene el ser humano es que es un ser racional y como racional
puede gestionarlos. De no ser así, hay terapias en las que se puede
trabajar esa sensación de descontrol. Se puede tener el impulso, pero
qué hacer con él es responsabilidad de cada quien. Con un buen
aprendizaje en este tema se evitarán situaciones futuras en las que un
hombre agrede a una mujer y alega: “No pude evitarlo”.
Así pues, sólo queda aprovechar esta oportunidad para crecer juntos
en este tema y no olvidar que la educación sexual en familia existe
siempre, incluso cuando no se habla de ella, puesto que la ausencia de
la misma ya es educación. Cada quien decide qué tipo de personas adultas
quiere que se conviertan sus hijos e hijas.
Para la bibliografía quería agradecer las recomendaciones de Primera Vocal y Librería Mujeres, que muy amablemente dedicaron su tiempo a mostrarme las novedades literarias.
Bibliografía para Madres, Padres y educadoras/es:
- “La Educación Sexual de la primera infancia. Guía para madres, padres y profesorado de educación infantil”. Graciela Hernández Morales y Concepción Jaramillo Guijarro.
- “La Educación Sexual para niñas y niños de 6 a 12 años. Guía para madres, padres y profesorado de educación primaria”. Graciela Hernández Morales y Concepción Jaramillo Guijarro.
- “Sexualidad Humana. Guía para profesionales de educación y de salud.”. Coordinado por Mª Luisa Barrero García.
- “Libro blanco de Educación Sexual de la Provincia de Málaga”. Mª del Mar Padrón Morales, Lola Fernández Herrera, Ana Infante García y Ángela Paris Ángel.
- “La Educación Sexual de los hijos”. Félix López.
Adolescencia:
- “El diario rojo de Carlota”. Gemma Lienas.
- “El diario rojo de Flanagan”. Andreu Martín.
Infancia:
- “El Placer está en tus manos” Fanzine.
- “El tesoro de Lilith”, de Carla Trepat.
- “Mamá, me ha venido la regla”, May Serrano, Julia Serrano y Marta Serrano.
- “Mamá puso un huevo”, Babette Cole.
- “Sexo… ¿Qué es?” Robie H. Harris, Michael Emberley.
2 comentarios:
uy uy uy...
me sale una sonrisa de oreja a oreja... te contaria tantas cosas si no fueran tan personales....¡¡¡
como madre...he tenido que lidiar con situaciones como esta...y mucho mas precoces...
pero yo no se si lo hice mal o bien...pero siempre "naturalice" estos temas...
mi hijo...era bastante chiquitin...tanto que aun no pronunciaba bien...y ya me vino un dia a preguntar como hacian el amor dos hombres....
y se lo explique...
le dije "igual que un hombre y una mujer"...logicamente él hizo sus preguntas...yo se las contesté...TODAS....y todos tan felices....
en cuanto a la masturbacion....siempre fui clara pero seria....
es normal...hazlo cuando quieras... cuando te apetezca....pero en privado..es feo que los demas te vean....
bueno que me enrrollo...jajjaa...
me encanta leerte.....que lo sepas....¡¡¡
abrazossss
¡Gracias! ^^
Un besazo.
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