Hace poco, en Píkara Magazine, Beatriz Gimeno, feminista y activista por los derechos del colectivo LGTB, publicó un artículo titulado ¿Es compatible ser feminista y tener empleada doméstica?
En ella, resumiendo, habla sobre si se puede considerar o no feminista a una mujer que contrata a una criada para que se ocupe de las tareas del hogar.
En líneas generales, estoy de acuerdo con ella: la liberación de ciertas mujeres se basa en la explotación de otras tantas que son pobres y que deberán realizar una doble jornada, limpiando en la casa de la dueña y en la suya propia; los cuidados están infravalorados; una de las principales preguntas que hemos de respondernos ante este debate es quién limpia en la casa de la empleada doméstica; y, además de a las mujeres adineradas, la contratación de criadas libera a los varones, los cuales no tienen que aguantar una pelea con su pareja para ver quién limpia o si lo hacen ambas partes.
He de decir que, en mi opinión, este tipo de labores deberían estar más valoradas, en tanto que son un trabajo (bien lo haga una persona ajena a la casa, bien lo hagan quienes en ella conviven); que en lugar de contratarse asistentas del hogar, deberían repartirse las tareas, tanto como si son de limpieza, como si son de cuidado (sobre todo si son de este segundo tipo); y que me importa un pimiento si a causa de la revalorización de estos quehaceres, las mujeres de clase media tienen que aguantarse y quedarse sin poder contratar a una pobre que limpie en su casa. Decir que hay que mantener el sueldo bajo para que ellas puedan liberarse es como decir que hay que mantener el salario de cualquier empleo bajo, además de un despido libre, para que los empresarios y las empresarias se encuentran más a gusto. Aquí, o se libera todo el mundo o no se libera nadie. Que no me vengan con cuentos de que es mejor que paguen unas a costa de otras, en lugar de todas juntas. Si por mí fuese, las mujeres con poder adquisitivo, sean de clase media, sean de clase alta, serían las últimas en obtener derechos, hasta que no los tengan las pobres, o hasta que los y las pobres desaparezcan.
Si yo no voy a poder comer mañana, prefiero quitarle el pan al dueño o la dueña de una multinacional, a decidir que es mejor que yo muera para permitir que esa persona siga viviendo.
No obstante, aunque esté de acuerdo en líneas generales con la entrada de Beatriz Gimeno, no voy a negar que hay algo que me chirría bastante: la conclusión a la que llega; la cual me es total y absolutamente non grata.
¿Por qué? Por ser, para mí sin duda, una conclusión adultista (y, por ende, patriarcal).
Está claro: si te mueves dentro del mundo feminista, soltar un comentario machista, xenófobo, homofóbico, etc, queda feo. Pero como atacar a la juventud no es algo que se vea mal, es más, incluso se aplaude, si se mantiene una actitud adultocentrista (así como clasista, en este caso), no hace poner a nadie el grito en el cielo.
Y éste es el caso de la entrada de Gimeno, dado que primero nos muestra lo mal valorado que está el trabajo doméstico, luego nos cuenta lo horrible que es que haya mujeres explotadas por otras mujeres... y como no es políticamente correcto dejar la basura para las mujeres pobres (mujeres pobres adultas, ya que, por lo visto, si son jóvenes, sí pueden ser utilizadas), o para
la gente extranjera, o para quienes tienen la piel negra, o para homosexuales, etc… emplea a la juventud para que carguen con ella.
Lo deja bien claro cuando dice:
"Así, en lugar de pretender revalorizarlo en la lógica del capital, sería
posible entenderlo más bien como un trabajo complementario, como un
trabajo que realizan jóvenes y/o estudiantes de ambos sexos para
costearse gastos, por ejemplo".
Dejando a un lado que, teniendo en cuenta que actualmente se contratan a más mujeres canguro y limpiadoras que a varones, muy probablemente el sexismo no desaparezca y siga siendo una labor dominada por el sexo femenino, observamos que su lógica es ésta: <<¿Que no está bien utilizar a mujeres adultas? ¡No pasa nada! Dejemos este tipo de trabajo para los y las jóvenes. Así, como capitalistas, ricachonas y mujeres liberadas a costa de la explotación de otras personas que somos y queremos ser, podremos seguir utilizando el cuerpo y la fuerza de trabajo de quienes menos tienen, solo que ahora de paso podremos contratar a un jovencito con quien acostarnos. ¿Por qué íbamos a luchar por que estos trabajos se revaloricen y se compartan? ¡Oh, no, por favor!, que si no entonces tendremos que seguir peleándonos con nuestras parejas y correríamos el riesgo de dejar de ser unas pijas liberadas>>.
¡Ojo! Con esta entrada, con esta crítica al adultismo que Gimeno está mostrando en su conclusión, no quiero decir que esté mal contratar a jóvenes para hacer este trabajo (bueno, en realidad sí pienso que esté mal, pero porque detesto todo tipo de contratación, ya que es un signo capitalista; pero ese es otro tema). El problema no es que estudiantes puedan acudir a este tipo de trabajos para costearse algunos gastos que la Universidad, la Escuela Oficial de Idiomas, la Formación Profesional... generan. El problema estriba en que primero dice que es una basura de empleo, que está mal explotar a mujeres... y que en lugar de valorarlo, "no vaya a ser que quede centralizado por varones", mejor sería que se lo traspasásemos a jóvenes y estudiantes, que es otro sector discriminado, pero por el cual nadie le iba a echar la bronca. Y para colmo, al mismo tiempo, lo expresa como si las mujeres jóvenes no fuesen mujeres, y como si el trabajo, en lugar de un derecho personal y un deber social, fuese un regalo que se da a quienes menos tienen, en plan "no te quejes, que encima que te estoy dejando algo...".
Pues lo siento, querida Beatriz. El adultismo es también una forma de discriminación patriarcal; y por ello no te vas a librar de una crítica, además de dejarte claro una cosa: No quiero tu basura... Así que con esas condiciones, ¡tu casa la limpias tú!, junto a quien o quienes convivas, claro está.
Nota:
Gracias a Kuxille por su colaboración en la elaboración de la presente entrada.
Nota:
Gracias a Kuxille por su colaboración en la elaboración de la presente entrada.
1 comentario:
Hasta hoy no había leído la entrada de Beatriz Gimeno. ME ha encantado toda, excepto el final, que tb me ha parecido muy decepcionante. Todo era muy prometedor, pero ¿solucionarlo así? Me ha resultado frustrante. Un saludo.
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