lunes, 11 de noviembre de 2013

La igualdad de oportunidades en educación no existe.

La creencia de que actualmente vivimos en un mundo libre e igualitario, es, en mi opinión, peor que la propia esclavitud explícita y la desigualdad. Al menos, en una sociedad en la cual la gente sabe que no es libre y que no todo el mundo tiene las mismas oportunidades en la vida, facilita la toma de conciencia en la búsqueda de un cambio a mejor. Sin embargo, allí donde la gente cree que vive en un mundo equitativo y libre, no hay más que una ceguera colectiva que trae como consecuencia la sumisión y la docilidad.

Y esto es algo que ocurre a día de hoy. Hay quienes opinan que vivimos en un mundo en el cual ya todo el mundo es libre y dispone de las mismas oportunidades para vivir dignamente y desarrollarse como persona. Y ésta es  una creencia especialmente arraigada entre la gente con posibilidades económicas. O, al menos, son conscientes de la desigualdad pero sueltan tal discurso a fin de mantener su posición privilegiada. No lo sé.

El caso es que hace un tiempo tuve una conversación sobre política, economía y educación con el novio de una amiga mía que vive por la zona norte de la Comunidad de Madrid y a quien dinero no le falta... y me sorprendió cuando comentó que, según él, hoy por hoy todo el mundo tiene las mismas oportunidades en educación y que quien no aprueba o que quien menos dinero gana a causa de tener una formación menor, tiene la culpa de su desdicha, porque o bien es que no quiere estudiar/trabajar o es que su cerebro no le da para más.

Que, ¿¡qué!? ¿Será posible? ¿Cómo que todo el mundo tiene las mismas oportunidades? ¿En serio piensas que solo porque la educación es pública (en teoría) ya existe igualdad para todo el mundo?

¡Pues no! No la hay. No hay igualdad; ni en educación, ni en ningún ámbito. Y, por lo tanto, tampoco hay libertad, ya que, como expliqué en una entrada de mi otro blog, no puede haber igualdad sin libertad ni libertad sin igualdad.

¿No me crees? ¿Necesitas que te lo muestre? Vamos allá, pues:

Caso 1:

Ana es una chica inteligente y estudiosa. Asiste a la Facultad de Medicina y está en su tercer curso. Le encanta leer y aprender. Ir a clase no le parece en absoluto aburrido. Siempre está atenta. Todos los días hace los ejercicios y se esfuerza. Estudia día a día. Pero tiene un problema: dentro de dos días tiene los exámenes finales de cuatro asignaturas parciales que le faltan del curso (las demás las  ha aprobado todas a lo largo del año) y ayer su padre y su madre fallecieron en un accidente de coche. Todo se desmorona para ella. Se siente sola y deprimida; no tiene ganas de estudiar ni de presentarse a los exámenes. Es más: el shock la lleva a olvidarse de que tiene exámenes. Solo puede pensar en la tragedia, en velar a su familia y no puede dejar de llorar. Además tiene una hermana pequeña a la que va a tener que cuidar de ahora en adelante.

Con esta situación, Ana no se presenta a los exámenes, suspende las cuatro asignaturas, se queda sin poder acceder a una beca el año que viene y entre que la matrícula será más cara el año que viene por haberlas suspendido, entre que ya no van a entrar en casa los ingresos de su madre y su padre, entre que la situación está muy mal para encontrar un trabajo digno, entre que el Plan Bolonia que han instaurado ahora en España no permite trabajar y estudiar al mismo tiempo, y entre que tiene que cuidar de su hermana pequeña, se ve obligada a dejar sus estudios.

Caso 2:

Marcos es un chico trabajador. Cursa 4º de la Educación Secundaria Obligatoria en un Instituto próximo a su casa. Sueña con ir a la Universidad y estudiar Pedagogía. Su padre y su madre sabe que se esfuerza mucho y que lo mejor sería permitirle que estudie un Bachillerato para que luego pueda entrar en la Facultad de Educación - Formación del profesorado. Pero están hasta el cuello. Él trabaja para una compañía que vende pisos y cobra a comisión, sin tener un sueldo muy elevado. Ella trabaja como limpiadora en un gimnasio y su sueldo es de 600 € mensuales. Y Marcos lo sabe. Sabe que su familia gana poco dinero, que casi no dan becas, que le cuesta mucho la asignatura de inglés y su familia no puede permitirse pagarle una academia de apoyo, y que aunque pueda llegar a la Universidad y entrar con una beca, todos los días será un agobio para él estudiar porque al mínimo problema podría perderla y poner a su familia en un aprieto.

Así pues, con la mala situación que hay en su hogar, finaliza la Secundaria con una buena nota media, pero, en lugar de matricularse en el Bachillerato para luego continuar sus estudios en la Universidad, se decanta por una Formación Profesional de Grado Medio. 

No le hace mucha ilusión, pero no está el horno para bollos.

Caso 3:

Andrés estudia un Bachillerato de Ciencias de la Naturaleza y de la Salud. El chico es inteligente y estudioso, y su familia tiene dinero más que suficiente como para pagarle un o una docente particular de apoyo en caso de tener dificultades con alguna asignatura. Pero su familia le maltrata, no le apoyan para estudiar y le dicen que no sirve ni para prostituto. Todos los días vive un infierno en su casa. Le controlan, le insultan y le golpean. Y es que él quiere estudiar Filología Hispánica, pero su padre y su madre le han dicho que eso es una payasada y que si quiere seguir con sus estudios, tendrá que matricularse en Ingeniería Civil, como su padre y su abuelo hicieron. De no tomar esa decisión, se puede ir a la calle con "los perroflautas".

No sabe ni cómo ha conseguido llegar a entrar en el Bachillerato en esa situación. Pero tarde o temprano se hunde. Solo por lograr estudiar algo, entra en la carrera a la que su familia le ha presionado para que se matricule. Pero no le gusta y las matemáticas son un horror. Suspende. Se mete en las drogas y un día se va de casa y se mete a trabajar en lo primero que pilla, en malas condiciones y con un sueldo bajísimo.

Caso 4:

Amaia es una chica a la que no le gusta estudiar mucho, que cursa 2º de la ESO y que vive con una familia humilde, pero que poco a poco va tirando hacia adelante y aprobando. Quiere estudiar Formación Profesional de Grado Superior en Educación Infantil. Pero tiene un problema: una enfermedad genética que apareció en su infancia la ha llevado a tener que apoyarse de vez en cuando en muletas para caminar y la orientadora (psicopedagoga) del Instituto le ha dicho que se olvide de querer estudiar eso, porque por su condición no va a poder desempeñar la profesión correctamente. Entonces Amaia se desmotiva. La Educación Infantil es lo único que le agrada y no sabe qué hacer. Pos si fuese poco, a los seis meses su padre muere de cáncer y un año después su madre fallece por otra enfermedad. Vive con una hermana mayor que tiene su mismo problema pero mucho más desarrollado, con un tío ya anciano que solo cobra una pensión y con un hermano mayor que ya se había casado y tenido una hija, por lo que su sueldo, junto al de su pareja, no da para mantener a tantas personas. Así pues, entre la desmotivación y la situación económica familiar, Amaia abandona el Instituto y acaba sin sacar el Graduado Escolar.


Todos estos casos están basados en situaciones reales que conozco, y son muchos más los casos de desgracias que puedo contar.

Hay quienes a pesar de los problemas llega a sacar una carrera; no lo dudo. De hecho conozco a gente que a pesar de sus problemas, está en la Facultad o ya ha finalizado sus estudios universitarios. Pero estos casos disponen de apoyo familiar, de dinero o de ayuda por parte de otras personas, e igualmente no son legión. No podemos, porque haya triunfado una persona, olvidar a las otras miles que se quedan atrás a raíz de su posición desfavorecida.

No podemos olvidar que hay:

- Quienes sufren desgracias en el camino, como la muerte de algún familiar cercano, y pierden una beca.

- Quienes no tienen recursos ni para pagar una academia de apoyo.

- Quienes padecen malos tratos.

- Quienes no reciben incentivos para estudiar por parte de su familia (por ejemplo, que en lugar de apoyo y ánimo, se topa con un padre y/o una madre que le pone cara de asco por haber elegido estudiar).

- Quienes sufren un accidente.

- Quienes se topan con una enfermedad que les aparta durante un tiempo de las clases y les mantiene en un hospital.

- Quienes se sienten mal por elegir estudiar, al ver que está poniendo a su familia en una situación económica más apretada por decantarse por esa opción, cuando bien podría estar trabajando y contribuyendo a pagar los gastos.

- Etc.

No, no se puede hablar de igualdad de oportunidades. No se puede decir que solo porque la Educación sea pública todo el mundo puede llegar al mismo sitio. No se puede afirmar esto sabiendo la cantidad de gente que es pobre o se encuentra con desgracias en su camino; y mucho menos sabiendo que en el sistema capitalista que vivimos, para que una persona gane, otra tiene que perder y ser pisoteada.

Pero esto es algo que gente como aquel chico con el que hablé jamás comprenderá. Al fin y al cabo es un pijo-progre, como yo le llamo, que se queja del sistema mientras lo fomenta y perpetúa, mientras dice que algo de capitalismo sí que es bueno que haya y mientras acude a las manifestaciones con un móvil de última generación. tras haber asistido a una discoteca en la que una botella de agua cuesta 70 €.

Al fin y al cabo, para los pijos y las pijas, la búsqueda de la igualdad y la libertad no es más que un juego.

Está claro que hoy día no hay igualdad ni libertad. Y tengo claro que en lugar de tantas becas y de tanta caridad, debería haber una sociedad más comunista, en la que la gente se apoye mutuamente, en la que exista la equidad social y en la que todo trabajo tenga el mismo valor.

Pero bueno, en parte comprendo a quienes dicen que quien no tiene es porque no quiere o no puede: al fin y al cabo la mayoría de la gente rica se pasa la vida en academias porque su inteligencia no les da para más y además estudia en centros privados que aceptan sobornos de papá y mamá en caso de que la criatura suspenda.

Vamos, que como dice el refrán: se cree el ladrón que todos son de su misma condición.

6 comentarios:

mamisepa dijo...

Jo, qué entrada más buena chico. La verdad, te iba a decir que el caso 4 es un poco exagerado, pero luego has dicho que lo conoces así que me desdigo. Yo he conocido gente en la que se fomentaba más el que se pusieran a trabajar pronto que que siguieran estudiando. Claro, trabajar de peón de albañil o limpiando casas, porque a duras penas se sacaron la -antigua- EGB.

Aparte de todo lo que mencionas (tener recursos materiales y apoyo emocional), creo que hay otro factor importante, y es que los padres puedan proporcionar apoyo cultural. Es decir, no es lo mismo una casa donde los padres se han encargado de que haya una enciclopedia y no sólo para adornar la estantería, sino fomentando su uso; que una casa donde no hay apenas libros. En el segundo caso, por mucha buena voluntad que le echen los padres, siempre habrá desventaja respecto al primer caso. No sé quién me contó esta historia (creo que fue mi hermana, que trabaja en un cole así que se entera de muchas cosas): en la clase había que hacer un trabajo de esos que se hacen por grupos. Niña acude a la casa de otra niña para hacer el trabajo juntas. En un momento dado, se encuentran ante una dificultad. La niña "externa" pregunta a ver si no tienen algún libro o algo. En la estantería encuentran un libro con el plástico aún puesto (sin abrir). La niña dice "uy, si eso es una enciclopedia, vamos a buscar ahí". Lo abren y buscan la información. Posiblemente lo habrían comprado en una de esas "ofertas" (a cambio le damos estas ollas), posiblemente más penando en las ollas que en el libro, y ¡no sabían ni lo que tenían en casa! O sea, no basta con tener el dinero para comprar la enciclopedia, hay que saber qué es, para qué sirve, etc. Y debemos ser conscientes de que eso no ocurre en todas las casas.

La verdad es que yo a veces caigo en la trampa de pensar como tu amigo, pero por suerte siempre me encuentro con posts como este que me ayudan a bajarme de las nubes.

Saludos.

Enrique dijo...

Estoy haciendo una entrada (aunque tardaré en terminarla y publicarla porque quiero sacar fuentes y sacar a la luz algunas entradas que tengo por ahí) que trata sobre los factores que influyen en el rendimiento académico, y precisamente uno de los que encontré en un texto que hacía alusión a los Informes PISA, trataba sobre la cantidad de libros que se disponen en casa y sobre la incidencia de las familias en leerles a las criaturas y animarles a leer y usar los libros.

Sobre los casos, el primero es totalmente real; el segundo y el tercero tienen parte de real y parte de ficticio; y el cuarto se queda corto. La chica del cuarto caso, que es una amiga mía que tiene una situación algo más complicada, pero por suerte algunas cosas han mejorado en su vida y para el año que viene, si la cosa se mantiene estalbe, se apuntará a la Escuela de Adultos para terminar la secundaria.

Esperemos que el PP no toque mucho más las narices...

Saludos.

Javier dijo...

En mi opinión la educación que se les da a los niños y jóvenes de hoy en día esta distante de nuestra realidad...una educación que no se enfoca en fortalecer habilidades que permita el crecimiento personal, social y cultural....pues lo que se hace es calificar a una persona con un numero y decirle que esta bien y que esta mal, sin pensar en sus intereses, motivaciones o sensibilidades...
en este articulo explica como esta nuestra educación en la actualidad http://javierariasa.blogspot.com/2013/11/la-educacion-en-nuestra-actualidad.html

Javier dijo...

La educación de hoy en día esta muy distante de nuestra realidad...
http://javierariasa.blogspot.com/2013/11/la-educacion-en-nuestra-actualidad.html

Enrique dijo...

Javier:

Antes de nada, bienvenido al blog.

Estoy de acuerdo con lo que dices y, por ello, por si te interesa, te paso dos entradas que escribí:

http://educacion-enrique.blogspot.com.es/2011/07/revolucionemos-la-pedagogia-escolar.html

http://educacion-enrique.blogspot.com.es/2011/10/en-contra-de-las-calificaciones.html

Enrique dijo...

Mamisepa:

¿El correo que indicas en tu blog sigue activo? Si es así, déjame un comentario confirmándomelo y te respondo ahí. Si no, mándame una dirección donde pueda responderte. Por motivos personales, prefiero hacerlo en privado.

Gracias y un saludo.

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