lunes, 10 de octubre de 2011

En contra de las calificaciones.

Fíjense en los niños y en las niñas de corta edad. Fíjense en su mirada, en cómo lo observan todo con la máxima atención y una gran motivación. Corretean de un lado a otro... Observan esto y aquello... Preguntan... ¡Preguntan mucho! "¿Qué es esto?" "¿Y esto otro?" "¿Por qué...?" Muestran un interés gigantesco por aprender, por comprender, por saber. Son muy curiosos/as. Y lo mejor de todo es que no precisan de nadie que les obligue a aprender. No necesitan de nadie que les diga "Debes leer esto", o "Tienes que estudiar esto otro para la semana que viene". No. Su interés por aprender proviende de sí mismos/as. Y para mí eso es maravilloso.

Existe un refrán popular que suele decirse mucho y que reza así: "La curiosidad mató al gato". A esto, la respuesta óptima, bajo mi punto de vista, sería: "Por lo menos, el gato murió sabiendo. Usted fallecerá ignorante". Aunque bueno, para mí que la curiosidad no llegó a matar al gato, sino que le hizo más sabio.

Ignorancia... Eso es lo que más se fomenta en la escuela. Y se fomenta, pienso, por culpa de las calificaciones. Calificaciones que matan, que destruyen, ese interés natural de los niños y de las niñas por conocer. Calificaciones que evaporan la curiosidad del gato.

He conocido a personas que en la presentación inicial de una asignatura, no se preguntan: "¿Qué aprenderé?", sino que más bien, por contra, se cuestionan: "¿Será fácil aprobar con este/a profesor/a?" De hecho, tengo amigos/as y compañeros/a que me suelen comentar cuando voy a echar la matrícula y a elegir las asignaturas: "Cógete esta asignatura, que es muy fácil de aprobar. Solo tienes que ir a unas cuantas conferencias que no tienes ni por qué esuchar... y tendrás un aprobado seguro".

¿Y de qué me sirve aprobar a mí si nada he aprendido? ¿De qué me sirve a mí como futuro pedagogo una buena calificiación si al final de mi carrera no sé nada?

¡Dichosas calificaciones! Solo hacen que la gente se centre en el premio (aprobado) o en el castigo (suspenso) que recibirán tras su evaluación. Fomentan, sobre todo, la competitividad por obtener el mejor rendimiento, pero no el mejor provecho para uno/a mismo/a.

Por este motivo, opino que en Infantil, Primaria y Secundaria, no deberían existir las notas académicas (1). Deberían existir una serie de evaluaciones continuas a lo largo del curso (como ya he dicho en otras ocasiones, no estoy de acuerdo con los exámenes como instrumento para evaluar, sino con otros métodos; pero eso lo trataré en otra entrada) que sirvan para orientar al alumnado y hacerle saber cuánto ha aprendido, en qué nivel se encuentra su aprendizaje. Y para eso no hace falta una calificación. Es más, la calificación no orienta, pienso, ni lo más mínimo. ¿Qué me dice a mí una calificación alta sobre mí mismo? Muy poco... llegando incluso a nada. Puede ser que realmente sepa mucho o puede que tenga la suerte de que me hayan preguntado lo único que sabía. Pero en verdad no me dice nada sobre mí. No me aporta nada. Cuando a Juan le decimos "has sacado un 7" y a Ana "has sacado un 4", no le aportamos nada más que un número. Con ello no les decimos "Juan, has hecho esto bien y sabes esto... pero te falta por mejorar en tal cosa", y "Ana, aún te queda por mejorar, pero ánimo, que puedes aprender mucho con un poco de empeño".

No. Con las calificaciones el alumnado se queda con un número, con una simple clasificación: Tú sabes, tú no sabes; tú eres listo/a, tú eres tonto/a. Y no sólo se quedan con una absurda clasificación, sino que además... la clasificación es, para mí, inhumana, ¡y puede ser incluso extremadamente equívoca! ¿Han conocido alguna vez a un/a compañero/a que no sabían absolutamente nada de la materia, pero que copiaron en el examen y obtuvieron una buena nota? Una nota injusta y errónea; una buena calificación que muestra que ese/a alumno/a sabe, pero eso es incierto. Una calificación que no sólo no muestra nada al individuo, sino que da una idea equivocada de él/ella.

Por eso, en lugar de ponerles una nota, una marca, premiarles o castigarles con la calificación, clasificarles, opino que lo apropiado es orientar, guiar, los/as discentes, y no ponerles una etiqueta. Considero más apropiado estar junto a los niños y las niñas, y ofrecerles un buen y verdadero conocimiento de sí mismos/as; orientarles en su proceso de aprendizaje; hacerles partícipes del proceso de enseñanza-aprendizaje; hacerles partícipes de la evaluación, evaluándose también ellos/as, auto-criticándose (de forma positiva y constructiva); ayudarles a darse cuenta de qué saben y qué no; mostrarles cómo pueden mejorar y crecer.

Y así, no tendremos que motivarles para aprender... sino que tan sólo tendremos que mantener viva la llama del interés natural que ya reside en ellos/as.


Notas:

(1)- Con esta entrada me refiero exclusivamente a Educación Infantil, Educación Primaria y a Educación Secundaria, porque en los niveles formativos el aprendizaje ya no es sólo para uno/a mismo/a, sino que además el hecho de que alguien sepa o no sepa influye en las demás personas. Me explico: si yo sé quiénes son Isaac Newon y Simone de Beauvoir, es algo que me repercute a mí; pero si yo obtengo el título de Licenciado (o ahora con el nuevo Plan Bolonia, el de Graduado) en Medicina y no conozco nada de medicina, puedo fácilmente acabar con la vida de otra persona. Por este motivo, en Formación Profesional y en la Universidad, niveles de estudio en los cuales el conocimiento o no de algo puede repercutir seriamente en la vida de los/as demás, sí creo conveniente clasificar de algún modo quién está preparado/a y quién no para ejercer la profesión. 



"El que sólo busca la salida no entiende el laberinto, y aunque la encuentre, saldrá sin haberlo entendido" (José Benjamín).

9 comentarios:

Arlette dijo...

Coincido contigo en una evaluación continua. Pero discrepo en que tengan que ser solo en los primeros niveles. Me explico: es cierto que en universidad y fp tiene que haber una calificación pero no puede ser lo único que se tenga en cuenta... Supongo que dependerá del tipo de estudios que cursemos, por supuesto...
Un saludo!

Enrique dijo...

Ariette:

Estoy de acuerdo contigo. Auque sólo en la Universidad y en F.P. considero apropiadas las calificaciones, no debe quedarse ahí solamente. Lo mismo que digo en los niveles inferiores sobre el aprendizaje continuo, el conocimiento de uno/a mismo/a, también lo veo apropiado para niveles de formación superior. Solo que eso, que además de ello, en esos niveles sí veo conveniente que haya calificaciones.

Quizá, incluso, podríamos prescindir de las mismas en los niveles superiores. Los/as docentes podrían dar indicaciones, sin necesidad de números, sobre a quiénes ven bien formados/as y a quiénes no. Pero no sé si eso daría a lugar a problemas. Tendría que pensármelo mucho.

Saludos.

laindefensiónaprendida dijo...

Te aconsejo el libro:
"Denken,lernen,vergessen" (Pensar, aprender, olvidar)del neurólogo Prof. Dr. Dr. Frederic Vester. Espero que lo encontreis en español.

En Escandinavia no se califica a los niños hasta los diez años. No se comienza a aprender inglés hasta los once. Y luego, todo va sobre ruedas, sin estrés y con gente motivada.
Te doy la razón en casi todo.
Solo que los culpables somos todos nosotros Enrique: El sistema educativo español es una vergüenza, los horarios interminables (para formar consumidores, gente NO CREATIVA, dependiente,gente SIN TIEMPO LIBRE, NIÑOS SIN TIEMPO LIBRE débil, estúpida y...a la larga claro, pobre).
Una nota NO dice nada del niño, dice de sus padres, de sus abuelos, de la TATA, de la NANI, del nivel de miedo con el que funciona cada uno, de la necesidad de cariño y de PREMIO, y un largo etc.
Tienes un gran proyecto por delante Enrique.

Enrique dijo...

Efectivamente, Inde: el Sistema Educativo español es una vergüenza. Parece una cárcel en la que se adiestran niños conforme a las ideologías del partido de turno (a parte de otras más globales), en vez de ser un lugar donde la gente aprende a tener ideas, a desarrollar la mente, la creatividad, el interés... Como bien dices, los horarios son muy extensos, y los niños y las niñas regresan a casa con centenares y centenares de ejercicios para hacer, con lo que no tienen tiempo ni para ser lo que son: niños/as.

Por ese motivo, a parte de impulsar mis ideas en el blog, espero poder en un futuro poder crear un centro propio y tener el suficiente valor para escribir ciertos libros.

Muchas gracias por la recomendación del libro; suena interesante.

Aunque tengo unas ideas de influencia muy variada, pedagógicamente hablando puedo decirte que tengo una gran influencia alemana. Empecé leyendo a Kant, el libro de Introducción a la Pedagogía que leí en la Facultad lo escribió un alemán (Frizt Marz) y acabé descubriendo el krausismo (fundado por Kraus), movimiento que llegó a España a finales del reinado de Isabel II, y que dio lugar posteriormente a la fantástica Institución Libre de Enseñanza. La mayor parte de las pautas las tomé de ahí.

Y por si fuese poco, adoro (¡no sabes cuánto!) la Gestalt. La descubrí cuando comenzé a estudiar Psicología en algunas asignaturas y gracias a Jorge Bucay. Ahora estoy comenzando a leer algunos libros que él recomienda para saber mucho de la Gestalt, que más que una psicología o psicoterapia, consituye toda una filosofía, una forma de ser, sentir y pensar.

Besos.

Euphorbia dijo...

Estoy de acuerdo, el alumno acaba feliz por sacar un 8 y no por lo que sabe, pero más nefasto que las calificaciones me parece el examen de evaluación, que un alumno vaya pasando lecciones y no se examine hasta el final del trimestre teniendo que repasar veinte temas al final con esa idea de "esto entra para exámen y esto otro no y ni me lo miro, que no tengo tiempo y tengo 7 exámenes más de otras materias para los que tambien tengo que estudiar esta semana".
Si el exámen fuera de temas muy concretos en evaluaciones continuadas esa nota sería significativa de lo que realmente sabe el alumnos sobre ese tema y de lo que tiene que repasar, además de ser mucho menos estresante.
Pero eso requiere menos alumnos por clase y mucha más dedicación por parte del profesorado, algo que para la escuela pública y concertada más popular es inviable, y menos aún ahora con los recortes.

Enrique dijo...

Estoy totalmente de acuerdo con lo que dices, Euphorbia.

Sólo añadir que yo sí creo que debería haber una evaluación final que englobe todo el temario por dos motivos:

1- Porque yo no veo los temas como partes aisladas entre ellas, sino que considero que todo debería estar relacionado. Si no haces una evaluación final no tratas la materia en conjunto.

2- Dado que yo no soy partidario de los exámenes, y opto por otras formas de evaluación más reflexivas y que ayuden a desarrollar habilidades, creo que sí se podría llegar a hacer una evaluación final que no perjudique tanto al alumnado (Con respecto a los exámenes, aunque existen formas y formas de hacerlos, pienso que por lo general sólo se fomentan la memorización, la pasividad del alumnado y no se desarrollan otras habilidades, como por ejemplo la creatividad).

Saludos,

mamisepa dijo...

Estoy de acuerdo en la idea, aunque creo que para eso es necesario un gran cambio de "chip". No basta con que mañana vengan los políticos y digan "bueno, fuera exámenes, ahora evaluación continua". El cambio tiene que ser en TODO, a nivel de sociedad. Por poner un ejemplo de lo que digo, y aunque se refiere a otro tema: Hace poco leí que en un hospital de España se habían planteado disminuir las cesáreas. Pero el objetivo quedaba ahí (antes hacíamos un 25%, ahora tenemos que hacer un 20%). ¿Y cómo lo conseguían? Pues dejando de hacer cesáreas que sí eran necesarias. Eran necesarias tras un proceso que ya todos sabemos (te atan, te inmovilizan, te tumban, oxitocina, etc). ¡Claro, si mantienes todo eso, la cesárea no es que sea necesaria, es que es imprescindible! Hay que cambiar TODO el chip de TODO el proceso, y entonces la cesárea no será necesaria. Y con esto supongo que hay que hacer algo igual, y que requiere mucho esfuerzo, y sobre todo muchas ganas de hacer ese esfuerzo. Un saludo.

Dejame que te cuente dijo...

Este tema me duele/afecta tanto...que no sé que decir...
Algunas veces...las malas calificaciones pueden desestabilizar la estabilidad de una familia entera...
lo he vivido... afortunadamente supe sobreponerme a tiempo...

Es largo de explicar...pero digamos que mis dos hijos siempre fueron malos estudiantes...
el niño ademas...agravado por su paralisis cerebral , retraso madurativo, problemas de memoria y aprendizaje, etc...

Ha sido duro y dificil...MUcho...
y efectivamente, creo que sikiera un examen puede valorar la capacidad de aprender de una persona...

hoy mis hijos tienen 21 y 19 años respectivamente...y seguimos en la lucha.... la niña estudia fuera ...y mi hijo acaba de empezar un modulo formativo...
son mi orgullo...nunca nadie dió un duro por ellos...
solo yo...y mas con paciencia y comprension... que con castigos y sobrecarga de trabajo y esfuerzos...(fue como probé al principio...pero los resultados fueron nefastos...afortunadamente supe levantar el pie del acelerador a tiempo)...


siento haberme extendido... ya te digo... tendria mucho que contar de este tema...

buen post amigo...

un abrazo

Enrique dijo...

Misteriosa:

Cierto, hace falta mucho tiempo para lograr esto, ya que es un proceso muy lento.

Quizá pueda ser más rápido de lo que esperamos si los/as docentes ponemos empeño.

El problema son las políticas educativas, que no ayudan. Las leyes de Educación no las hacen pedagogos/as, ni maestros/as... Las hacen economistas, gente que estudió derecho, y en el mejor de los casos, alguien que estudió psicología (nuestro actual Ministro de Educación es filósofo...).

Para nuestros políticos la cosa es sencilla: lo único que quieren es que aprendamos todos/as unos conocimientos establecidos por el Gobierno. ¿Que a alguien le cuesta? Pues nada, se hace una adaptación curricular para que aprenda la mitad, o para que tenga más tiempo para aprender. Pero el caso es siempre lo mismo: se centran en los contenidos a estudiar. Sin embargo, no debería ser así. No debería estudiarse para unos contenidos, sino que los contenidos deberían servir para desarrollar habilidades y valores. Y eso es justamente lo que no interesa. Que el pueblo piense... es justamente lo que no quieren.

Firenze:

He estado dando clases en un grupo con alumnos/as en riesgo de exclusión social. Entre ellos/as habían niños y niñas con algunas dificultades. ¿Pero sabes qué? Todo, con empeño, con confianza en uno/a mismo/a, puede hacerse. He visto a gente con Sindrome de Down sacarse una Licenciatura; tuve un alumno con retraso mental que ahora no necesita casi ayuda; he conocido a niños con Síndroe de Asperger que me dan envidia al ver todo cuánto saben; y gente con otros problemas que sabe salir mucho más adelante que gente considerada como "normal" (lo pongo entre comillas porque no me gusta eso de normal, ya que nadie lo es; todo el mundo tiene algo). Lo importante es intentarlo, hacerlo y ser feliz.

Tú ya lo has dicho: ya tienen tu hija y tu hijo 21 y 19 años y siguen estudiando. ¡Olé! Os doy mi más sincera enhorabuena. Y seguro que conseguiréis mucho más.

Y tranquila, Firenze, por mi parte puedes extenderte todo cuanto quieras. Ésta es tu casa. Tienes las puertas abiertas para expresar tus opiniones, tus dudas, tus miedos, tus alegrías... o lo que desees, aunque no se relacione con el tema.

Besos y a seguir adelante. Muchos ánimos. :o)

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