martes, 22 de enero de 2013

¿Quién protege a los niños y las niñas queer?

Hace unos días, Basta de sexismo pasó un texto de Beatriz Preciado (1) por Facebook. Como merece bastante la pena leerlo, aquí lo dejo:

"Los católicos, judíos y musulmanes integristas, los copeístas (2) desinhibidos, los psicoanalistas edípicos, los socialistas naturalistas à la Jospin, los izquierdistas heteronormativos y el rebaño creciente de los modernos reaccionarios estuvieron de acuerdo este domingo en hacer del derecho del niño a tener un padre y una madre el argumento central que justifica la limitación de los derechos de los homosexuales. Se trató de su día de salida, la gigantesca salida del clóset de los heterócratas. Ellos defienden una ideología naturalista y religiosa de la que se conocen los principios. Su hegemonía heterosexual ha reposado siempre sobre el derecho de oprimir a las minorías sexuales y de género. Se tiene la costumbre de verlos blandir una hacha. Lo que es problemático, es que fuerzan a los niños a portar ese hacha patriarcal.

El niño que Frigide Barjot (3) asegura proteger no existe. Los defensores de la infancia y la familia hacen llamado de la familia política de un niños que ellos construyen, un hijo presupuesto heterosexual y bajo la norma del género. Un niño que privan de toda fuerza de resistencia, de toda posibilidad de hacer un uso libre y colectivo de su cuerpo, sus órganos y sus fluidos sexuales. Esta niñez que ellos aseguran proteger exige el terror, la opresión y la muerte.

Frigide Barjot, su musa, aprovecha que es imposible para un niño rebelarse políticamente contra el discurso de los adultos: el niño es siempre un cuerpo a quien no se reconoce el derecho de gobernar. Permítanme inventar, retrospectivamente, una escena de enunciación, de hacer un derecho de réplica en nombre del niño gobernado que fui, de defender otra forma de gobierno de los niños que no son como los otros.

Alguna vez fui el niño que Frigide Barjot se enorgullece de proteger. Y me sublevo hoy en nombre de los niños que estos discursos falaces esperan preservar. ¿Quién defiende los derechos del niño diferente? ¿Los derechos del chico pequeño que ama vestir de rosa? ¿De la chica pequeña que sueña con casarse con su mejor amiga? ¿Los derechos del niño queer, maricón, tortillera, transexual o transgénero? ¿Quién defiende los derechos del niño para cambiar de género si lo deseara? ¿Los derechos del niño a la libre autodeterminación de género y sexualidad? ¿Quién defiende los derechos del niño a crecer en un mundo sin violencia sexual ni de género?

El discurso omnipresente de Frigide Barjot y de los protectores de los “derechos del niño a tener un padre y una madre” me hacen volver al lenguaje del nacional catolicismo de mi infancia. Nací en la España franquista, en la cual crecí con una familia heterosexual católica de derecha. Una familia ejemplar, que los copeístas podrían erigir como emblema de virtud moral. Tuve un padre, y una madre. Cumplieron escrupulosamente su función de garantes domésticos del orden heterosexual.

En el discurso francés actual contra el matrimonio y la Procreación Médicamente Asistida (PMA) para todos, reconozco las ideas y los argumentos de mi padre. En la intimidad del hogar familiar, desplegaba un silogismo que invocaba la naturaleza y la ley moral con el fin de justificar la exclusión, violencia e incluso asesinato de los homosexuales, travestis y transexuales. Comenzaba por “un hombre debe ser un hombre y una mujer una mujer, así como Dios lo ha querido”, continuaba por “lo que es natural, es la unión de un hombre y una mujer, es por esto que los homosexuales son estériles”, hasta la conclusión, implacable, “si mi hijo es homosexual prefiero matarlo”. Y ese hijo, era yo.

El niño a proteger de Frigide Barjot es el efecto de un dispositivo pedagógico temible, el lugar de proyección de todos los fantasmas, la coartada que permite al adulto naturalizar la norma. La biopolítica es vivípara y pedófila. La reproducción nacional depende de ello. El niño es un artefacto biopolítico garante de la normalización del adulto. La policía del género vigila la cuna de los vivientes por nacer, para transformarlos en niños heterosexuales. La norma realiza su ronda alrededor de los cuerpos tiernos. Si tú no eres heterosexual, es la muerte quien te espera. La policía del género exige cualidades diferentes del pequeño chico y la pequeña chica. Da forma a los cuerpos a fin de dibujar órganos sexuales complementarios. Prepara la reproducción, desde la escuela al Parlamento, industrializándola. El niño que Frigide Barjot desea proteger es la creatura de una máquina despótica: un copeísta empequeñecido que hace campaña para la muerte en nombre de la protección de la vida.

Recuerdo el día en el que, en mi escuela de monjas, las Hermanas Reparadoras del Sagrado Corazón de Jesús, la madre Pilar nos pidió dibujar a nuestra futura familia. Tenía 7 años. Me dibujé casada con mi mejor amiga Marta, tres niños y varios perros y gatas. Había ya imaginado una utopía sexual, en la cual existía el matrimonio para todos, la adopción, la PMA... Algunos días después, la escuela envió una carta a casa, aconsejando a mis padres llevarme a ver a un psiquiatra, a fin de arreglar lo antes posible un problema de identificación sexual. Numerosas represalias siguieron a esta visita. El desprecio y rechazo de mi padre, la vergüenza y culpabilidad de mi madre. En la escuela, se extendió el rumor de que yo era lesbiana. Una mani de copeístas y frigide-barjotianos se organizaba cotidianamente delante de mi clase. “Sal tortillera, decían, se te violará para que aprendas a besar como Dios lo quiere.” Tenía un padre y una madre, pero fueron incapaces de protegerme de la depresión, la exclusión, la violencia.

Lo que protegían mi padre y mi madre, no eran mis derechos de niño, sino las normas sexuales y de género que se habían ellos mismos inculcado en el dolor, a través de un sistema educativo y social que castigaba toda forma de disidencia con la amenaza, la intimidación, el castigo, y la muerte. Tenía un padre y una madre, pero ninguno de los dos pudo proteger mi derecho a la libre autodeterminación de género y sexualidad.

Huí de este padre y esta madre que Frigide Barjot exige para mí, mi supervivencia dependía de ello. Así, aunque tuve un padre y una madre, la ideología de la diferencia sexual y la heterosexualidad normativa me los has había confiscado. Mi padre fue reducido al rol de representante represivo de la ley del género. Mi madre fue privada de todo lo que habría podido ir más allá de su función de útero, de reproductora de la norma sexual. La ideología de Frigide Barjot (que se articulaba entonces con el franquismo nacional católico) ha desollado al niño que yo era del derecho de tener un padre y una madre que habrían podido amarme, y cuidar de mí.

Nos llevó mucho tiempo, conflictos y heridas superar esta violencia. Cuando el gobierno socialista de Zapatero propuso, en 2005, la ley del matrimonio homosexual en España, mis padres, siempre católicos practicantes de derecho, se manifestaron a favor de esta ley. Votaron a favor del partido socialista por primera vez en su vida. No se manifestaron únicamente en favor de defender mis derechos, sino también de reivindicar su propio derecho a ser padre y madre de un niño no-heterosexual. Para el derecho a la paternidad de todos los niños, independientemente de su género, su sexo o su orientación sexual. Mi madre me contó que tuvo que convencer a mi padre, más reacio. Me dijo “nosotros también, nosotros tenemos el derecho de ser tus padres”.

Los manifestantes del 13 de enero no defendieron el derecho de los niños. Defienden el poder de educar a los hijos en la norma sexual y de género, como supuestos heterosexuales. Desfilan para mantener el derecho de discriminar, castigar y corregir toda forma de disidencia o desviación, pero también para recordar a los padres de hijos no-heterosexuales que su deber es tener vergüenza por ellos, rechazarlos y corregirlos. Nosotros defendemos el derecho de los niños a no ser educados exclusivamente como fuerza de trabajo y reproducción. Defendemos el derecho de los niños a no ser considerados como futuros productores de esperma y futuros úteros. Defendemos el derecho de los niños a ser subjetividades políticas irreductibles a una identidad de género, sexo o raza".



Notas:

(1)- Beatriz Preciado es feminista e impulsora de la Teoría Queer.

(2)- Copeísta: Que sigue a Jean-François Copé, secretario general de la Union pour un Mouvement Populaire (Unión por un Movimiento Popular), una coalición de derecha, de la que forma parte Sarkozy.

(3)-  Frigide Barjot es el pseudónimo de Virginie Tellenne, una humorista francesa que ha formado el Collectif pour l'humanité durable (Colectivo por la humanidad sostenible), mediante el cual pretende luchar contra el matrimonio homosexual en Francia, contra la facilidad de acceso a la IVE, contra el principio de laicidad...

6 comentarios:

Tina dijo...

Precioso. Me ha encantado y, aunque estoy totalmente de acuerdo, nunca se me había ocurrido exponerlo de esa forma. Lo difundo.

Bastadesexismo dijo...

¡Magnífico texto de Beatriz Preciado que se debería colgar en todos lados!

Lomineti dijo...

No creo que Beatriz Preciado haga un favor a nadie poniéndole a todo quisqui la tarjeta queer. Ya varias asociaciones transexuales, y muchos homosexuales han dicho que no se considerar queer. Ser queer es una ideología, no significa que ser transexuales, lesbiana u homosexual sea ser queer, pueden serlo o no.

Angélica. dijo...

Totalmente deacuerdo Lomineti.

Menuda risa me da este feminismo de la deconstrucción que se enseña en las conferencias para estudiantes de Filosofía en la Universidad. Como si pudieran probar una sóla cosa de lo que dicen.

Y creo que va más halla de las creencias de las opiniones de cada uno,no son dos grupos de teorías respetables, cada una desde un punto de vista, al mismo nivel.

Que por un lado está la gente que sigue el método científico para elaborar teorías, ya sea sobre el sexo en el sentido biológico en los seres humanos, hormonas, desarrollo de características sexuales primarias y secundarias, etc etc. Estas teorías se pueden someter (de hecho, para el científico, es muy importante que se sometan) al criticismo informado y constructivo. Nada es más valioso para el científico practicante que ver sus teorías y puntos de vista debatidos y criticados por sus pares. Si las criticas no están bien fundamentadas, sus teorías pervivirán. Si la crítica, sin embargo, sí que tiene un fundamento sólido, entonces el científico sabe que debe cambiar sus teorías o incluso abandonarlas. En eso consiste el progreso científico.

Y luego está la gente tipo Beatriz Preciado, que te cuentan un cuento muy bonito, en donde cualquier tipo de análisis científico brilla por su ausencia, pero eso sí, todo lleno de "sugerencias", "crear realidades", "atacar al lenguaje". Que están en su derecho de inventarse historias y hablar de "binarismos", pero para una persona con una verdadera curiosidad por cómo funciona la naturaleza y la realidad, vienen a ser como escuchar la explicación de un chamán que piensa que tocando un tambor va a llover. Peor aún, porque el chamán puede afirmarlo desde su propio punto de vista incorrecto, pero desprovisto de esfuerzo de autoconvencimiento. Beatriz Preciado está a la altura de César Vidal, una hablando de conspiraciones para mantener la testosterona fuera de nuestras manos, otro te habla de que los masones controlan a Zapatero. Producen literatura que vende bien y sirve de armazón ideológico para sendos sectores de grupos sociales que están fidelizados, no están interesados en un debate sincero.
Yo, de hecho, emplearía el término "magufada" para calificar el tipo de porquería que se nos vende como "sociología" por parte de algunos medios y autores determinados.

Y esta señora en concreto, firmó un mafiesto en apoyó a Dragó defendiendo su "libertad de expresión" para decir que se había follando a dos menores de 13 años y llamarlas putas, zorras y guarras. Menuda feminista esta.

Saludos Enrique, esta interesnte tu blogger.

Angélica dijo...

si no era suficiente con el rollo de esta tía, os obsequio con un video de la dianapornoterrorista:

http: // pornoterrorismo.com/mira/entrevistas-radio-video-tv

si os metéis ahí, teneis una entrevista y luego en los comentarios un debate entre ella y otra gente...
menudas flipadas burguesas de la hostia

Enrique dijo...

Angélica, bienvenida al blog. No he leído nada de esta autora; tan sólo esta entrada que he publicado, que me pareció muy interesante por defender a niños y niñas homosexuales. Así que no voy a responderte a este comentario.

Pero sí te voy a pedir que, por favor, me permitas tomarme un tiempo hasta que revise si es validable o no tu otro comentario. Primero tengo que ver el vídeo, saber de qué trata, qué se dice, etc. No me gusta publicar cosas al azar, por si acaso.

Un saludo y discúlpame, porque tengo trabajo que hacer y puede que hasta mañana por la noche no lo haga.

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