En su momento, en otra entrada, mencioné más detalladamente por qué motivo el permiso de paternidad debe ser, en mi opinión, obligatorio, igual que el de maternidad e intransferible.
Expliqué que es beneficioso para los varones, pues evita que sean amenazados por las empresas si desean cogerlo; que es bueno también para las mujeres, en tanto que impide que se las discrimine por poder gestar; y, por último, aunque no por ello menos importante, que también constituye una medida paidocentrista al permitir a los y las bebés que su padre y su madre les atiendan responsablemente, por igual y en óptimas condiciones.
Hoy, con esta entrada, quiero hablar de los beneficios que tiene el permiso por paternidad obligatorio para un sector poco mencionado y también discriminado: el formado por personas homosexuales.
Sin un persmiso por paternidad obligatorio, las criaturas de dos varones homosexuales no pueden ser atendidas, en tanto que ninguno de los dos cuidadores tiene derecho a quedarse una temporada en casa cuidándolas.
Esto, obviamente, además de acarrear problemas para esos niños y esas niñas, trae numerosos quebraderos de cabeza para sus padres, los cuales van desde el tener que abandonar el trabajo una de las dos partes, hasta tener que gastar dinero forzadamente en contratar a otra persona que tenga que hacerse cargo de sus retoños.
Esto, obviamente, además de acarrear problemas para esos niños y esas niñas, trae numerosos quebraderos de cabeza para sus padres, los cuales van desde el tener que abandonar el trabajo una de las dos partes, hasta tener que gastar dinero forzadamente en contratar a otra persona que tenga que hacerse cargo de sus retoños.
Pero, por supuesto, dos lesbianas también se encuentran en una situación problemática sin tal permiso. Si ambas son mujeres, ambas corren el riesgo de no ser contratadas o de ser discriminadas y despedidas, por lo que o bien una de ellas tendría que quedarse en casa mientras la otra trabaja, o bien se verían en la necesidad de contratar a alguien que cuide de sus infantes, o bien tendrán que rezar a todos los dioses y a todas las diosas para no verse ambas partes en la calle y sin un céntimo con el que poder mantener a las criaturas.
De este modo, y en pocas palabras, observamos claramente que el permiso por paternidad obligatorio no solo es una medida anti-sexista y anti-adultista, sino que además ayuda a hacer frente a la discriminación por orientación sexual, o lo que es lo mismo, a la homofobia.
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