viernes, 22 de julio de 2011

¡Mi tercer premio!

Ariette, del blog Me siento trabajadora social, me ha concedido el siguiente premio:




Muchas gracias, Ariette, por él.

Bien, paso a responder a las preguntas:

1- ¿Por qué comenzaste a escribir tu blog?

Porque empecé a visitar algunos blogs con cuyos contenidos estaba en desacuerdo en ciertas cosas, y decidí comenzar un blog propio para mostrar mi forma de ver el mundo y la pedagogía, y así contribuir a erradicar el sexismo, el racismo, la homofobia, el adultocentrismo, etc. De paso, así podría enseñar cosas que podrían ser de utilidad a otras personas, ayudarlas y llevarme a mí mismo a buscar información, aprender, leer más sobre educación y saber más. En definitiva, para intentar cambiar el mundo y mejorarme a mí mismo.

2- ¿Qué sería lo que más alegría y emoción te causaría en la vida?

La verdad es que no hay una única cosa que me causaría mayor alegría en la vida. A mí me pueden hacer feliz hasta los más pequeños detalles. Pero supongo que continuar junto a las personas a quienes quiero y lograr mis metas son de esas cosas que más me alegran la vida.

3- ¿Con qué sensación quedas, cuando escribes comentarios en otros blogs?

Pues eso depende del blog y la entrada en que comente. Unas veces se me queda una sensación de fascinación al leer algo sorprendente; otras, de amargura, al leer cosas que me parecen nefastas; y otras, de fastidio, porque a veces bloger da fallos, se pierden los comentarios y tengo que escribir de nuevo, jajajaja (así que ahora, cada vez que tengo que escribir un comentario largo, lo escribo en word y le doy a copiar y pegar, jejeje).

4- ¿Con qué sensación quedas cuando lees los comentarios que otras mamis o papis dejan en tu blog, y por qué?

Por lo general, de emoción, porque me encanta recibir comentarios, debatir, aprender de las experiencias y conocimientos de otras personas. Alguna vez me he llegado a enfadar porque en ocasiones hay personas que dejan comentarios insultantes (por supuesto, no los publico; este espacio es de respeto). Pero bueno... como comentó una vez Basta de Sexismo: "Gracias a quienes vienen a mi blog a insultar, porque hacen con ello que quede mejor referenciado en Google", jajajajaja.

5- Relata una anécdota que te emocionó hasta las lágrimas con tus hijos. Relata una anécdota divertida y alegre con tus hijos:

No tengo hijos/as. Pero tengo alumnos/as (ahora mismo no, ya que estoy de vacaciones y no me ha salido ningún trabajo con niños/as; así que me estoy yendo con mi padre a aprender fontanería y otras cosas). 

Así pues... una anécdota que me emocionó hasta las lágrimas con un alumno:

El día que me despedí de mis niños/as en el centro donde realizaba las prácticas, mientras jugábamos a un juego, un niño dijo:

-Venga, quien gane se lleva un premio.

A esto, una niña comentó:

-Vale; y el premio es que se quede Enrique.

Ohhh. ¡Qué rica! Me derritió al momento. Me llegó al alma... Esta niña ya incluso me había hecho un día, por sorpresa, un regalo en el colegio, y me lo dio. Se ve que le caí bien. :o)

¿A quienes les paso el premio?

A Euphorbia, del blog Euphorbia Splendens.

A Ser filosofista, del blog Ser Filosofista.


domingo, 17 de julio de 2011

Enseñar a equivocarse.

Vivimos en un mundo en el que por todas partes tratan de meternos en la cabeza que tenemos que ser total y absolutamente perfectos/as. En el mundo actual, las imperfecciones no se toleran. "Si tienes un poco peso de más, ponte a dieta urgentemente", anuncian en la televisión. "Si no te gusta tu pecho, hazte una operación". "Si tienes arrugas, usa esta crema". "Si te equivocas en el ejercicio, te pongo un negativo". En resumen: si no eres perfecto/a, no vales para nada y tenemos que moldearte.

Lo peor de todo es que nos introducen de este modo en una frustración constante y sin fin, pues no existe la perfección. Siempre pueden sacarse fallos en cualquier rincón. El mundo actual es un mundo que saca defectos y problemas en cada rincón y en cada esquina, y luego, hipócritamente, se acerca a nosotros/as con una aureola de santo en la cabeza, diciendo tener la solución a todos los problemas. ¿Y todo para qué? Para que no pensemos en otra cosa... y para que tengamos miedo.

Todo esto únicamente nos lleva, bajo mi punto de vista, a una cosa: al miedo al fracaso. Miedo a no ser aceptados/as socialmente; miedo a no superar un examen; miedo a que equivocarnos y que se rían de nosotros/as; miedo a nosotros/as mismos/as. Y a causa de este miedo nos entregamos ciegamente a ese mundo: nos entregamos a que cambien nuestra forma de pensar en un gabinete psicológico, a que cambien nuestro cuerpo en una sala de operaciones, a que sean otros/as quienes dicten lo que hemos de hacer (ya que "nosotros/as sí fallamos, mientras que esas personas son perfectas"). 

No estoy tratando de decir que no deberíamos ponernos metas, pero sí que al menos no deberíamos detenernos en ese punto. Deberíamos no tener miedo de nuestros fracasos, pues no hay podios sin derrotas. Hay mucha gente, pienso, que si no llega a lograr ciertas cosas que se propone, no es porque no tenga cualidades para ello, sino porque no superan sus fracasos, porque desisten ante los primeros obstáculos que se les cruza en el camino.

Dice Augusto Curry en su libro Padres brillantes, maestros fascinantes: "La sociedad nos prepara para los días de gloria, pero son los días de frustración los que dan sentido a esa gloria".

Pero hemos aquí la solución: la educación. Mas... ¿una educación para la perfección? No. Todo lo contrario: una educación para aceptar los errores, las imperfecciones, los problemas... Una educación basada en el error.

Hoy día, hay padres, madres y docentes, que cuando detectan fallos en sus hijos/as y alumnos/as, se los resuelven o les castigan. "Aquí te has equivocado, corrígelo". "Esto no me gusta, queda muy feo. Tienes que hacerlo así...". "Eso no está bien... ¿Por qué? Porque lo digo yo". "Has escrito esta palabra mal. Tienes que escribirla bien cien veces".

Creo que deberíamos hacer pensar sobre los errores, porque solamente pensando sobre los problemas podemos entenderlos y buscar soluciones por nosotros/as mismos/as, sin esperar que sean otras personas quienes lo hagan todo. Porque nosotros/as no solo somos lo que hacemos, lo que decimos, lo que pensamos... También somos lo que no hacemos, lo que no decimos, lo que no pensamos... Lo que acertamos y lo que fallamos. Los fallos, los errores, son parte de nosotros/as. Tenemos que tener tendencia a mejorar, pero no a obsesionarnos con las imperfecciones, simplemente porque la imperfección va ligada a nuestro cuerpo y a nuestra psique, pues somos seres incompletos, inacabados e imperfectos.

Y para eso, en la escuela y en casa, en vez de ir corrigiendo constantemente y castigando los fallos, creo que deberíamos hacer pensar a niños y niñas dónde se han equivocado y qué solución le darían. Y sobretodo, enseñarles a ser persistentes, a no estancarse, a afrontar la vida. 

Hay que tener dos cosas muy claras: 

1- Tarde o temprano, pues a veces nos cuesta y caemos veinte veces con la misma piedra, de los errores se aprende.

2- Vencido/a no es quien cae, sino quien no se levanta.

Si yo quisiese construir una sociedad perfecta (cosa que no quiero que ocurra nunca, y que, afortunadamente, nunca sucederá), en vez de castigar los errores, los permitiría, y pondría una única condición: que cada fallo fuese siempre nuevo.

Si introducimos en los niños y las niñas la semilla para aprender de sus errores, aunque al principio acabemos llorando, aunque acabemos frustrándonos al pensar que no hemos hecho nada bien porque al inicio se equivocarán, estoy seguro de que tarde o temprano la semilla germinará y dará sus frutos.

Recuerdo una parábola que contó Jesús de Nazaret, que explica muy bien cómo a veces, para ver cambios y mejorías, tenemos que esperar con sabia paciencia, porque tarde o temprano se aprende de los errores y se hace uno/a mejor persona:

"Un hombre tenia dos hijos y el más joven de ellos dijo al padre: 

-Padre, dame la parte de la herencia que me corresponde.

Y él les repartió la hacienda.

No muchos días después, el más joven reunió todas las cosas y se marchó a una región lejana. Allí disipó su hacienda, viviendo pródigamente. Cuando lo gastó todo sobrevino un hambre grande en aquella región y el empezó a tener necesidad. Fue y se acercó a cierto ciudadano de aquella región que lo envió a sus tierras para apacentar puercos. Y deseaba llenar su estomago con las algarrobas que comían los puercos pero nadie se las daba.

Entonces, entrando dentro de si, decía: "¡A cuantos jornaleros de mi padre les sobra el pan, y yo aquí muero de hambre. Me levantaré iré a mi padre y le diré: Padre he pecado contra el cielo y contra ti, ya no soy digno de ser llamado hijo tuyo. Trátame como a uno de tus jornaleros".

Se levantó y fue a su padre.

Todavía estaba lejos, cuando lo vio su padre, que se conmovió, corrió, se echó sobre su cuello y lo besó. Y el hijo dijo: 

-Padre, he pecado contra el cielo y contra ti. Ya no soy digno de ser llamado hijo tuyo. 

Pero el padre dijo a sus criados: 

-Traed enseguida la mejor túnica y ponédsela. Dadle un anillo para su mano, y unas sandalias para los pies. Traed el novillo cebado, matadlo, comamos y alegrémonos. Porque este hijo mío había muerto y ha resucitado; se había perdido y ha sido encontrado. 

Y comenzaron a comer con alegría".

Fuente: La Biblia (Lc: 15, 11-32).

domingo, 10 de julio de 2011

Revolucionemos la pedagogía escolar.

Éstas son algunas de las pautas que cambiaría en el entorno escolar:

1- La escuela, más que un centro educativo, a mi juicio, se ve como un simple centro de enseñanza, donde el alumnado aprende unos conocimientos básicos, debiendo, si es posible, aspirar a grados superiores para tener una buena formación académica, y por ende, en teoría, poder acceder a un buen puesto laboral. Yo, sin embargo, no veo la escuela como un mero centro de formación. Creo que la escuela debe centrarse también, y con prioridad, en una educación integral, que lleve una buena función de educación intelectual, emocional, física, artística y moral. ¿Para qué queremos personas que tengan grandes conocimientos de física y química, si esos conocimientos los emplean para fabricar bombas con las que quitar vidas? La educación debe tener, para mí, como máximo fin, el formar personas, seres humanos críticos, libres y con grandes cualidades éticas; no simples robots llenos de datos.

2- Comprensión y reflexión frente a la memorización. La escuela se rige más bien, a mi parecer, por mi experiencia como estudiante, por la enseñanza memorística. Parece que apenas importa si el alumnado comprende y piensa o no. Alumnos/as pasan cursos memorizando contenidos (y digiriéndolos como corderitos), en vez de comprendiendo y reflexionando. De esta forma, lo que se hace es llenar mentes. Yo no estoy de acuerdo con ello. Yo creo, como dijo Plutarco, que "la mente no es un vaso para llenar, sino una lámpara para encender". 


En la escuela se está llevando a cabo lo que Paulo Freire denomina como educación bancaria. Si ustedes van ahora mismo al banco a introducir dinero, tendrán el dinero ahí almacenado, pero no podrán utilizarlo mientras esté ahí dentro. Algo así ocurre con los conocimientos impartidos en la escuela: la mente de niños y niñas es rellenada de datos, pero éstos/as no saben qué hacer con ellos; y de nada sirve un dato si no puede crearse una idea con él.




3- Supresión de los libros de texto. Una de las cosas que no soporto es ver a niños y niñas cargando en la espalda más peso del que debieran. Y no solamente estoy en contra de los libros de texto por eso, sino que también porque, bajo mi punto de vista, con los libros de texto se fomenta el llenado y rellenado de mentes. Todo el alumnado lee y memoriza el mismo contenido (a gusto del profesor o la profesora de turno, según la ideología que tenga), y debe "devolvérselo" a su docente mediante exámenes. Si en el libro de texto dice "los varones son superiores a las mujeres" y el alumnado no está de acuerdo, ajo y agua. Eso es lo que debes aprender y es lo que debes responder en los exámenes si quieres pasar de curso. Es decir, que el libro de texto, para mí, no está para enseñar, y mucho menos para educar, sino para adiestrar. Yo prefiero que no haya libros de texto. Prefiero que el o la docente enseñe permitiendo la reflexión y la crítica de sus educandos, y que el alumnado, al no regirse por un exclusivo libro en común, busque en otras fuentes, investigue, se documente, critique... y encienda su mente.

4- Supresión de exámenes memorísticos. Los exámenes solamente sirven para comprobar lo que el alumnado ha memorizado, y no lo que ha aprendido realmente (y el contenido memorizado, en su mayoría es olvidado días posteriores a la realización del examen). Además, con un examen final con el cual se decide si se pasa o no la asignatura, olvidamos todo el proceso realizado a lo largo del curso. No importa cuánto se haya esforzado el alumnado, cuánto haya trabajado, y no importa tampoco si ese día a un/a discente en particular le aconteció un problema determinado (como el fallecimiento de un pariente, por ejemplo). Si se aprueba ese examen, bien; si no, a fastidiarse. Yo propongo sustituir los exámenes por trabajos, debates, exposiciones, actividades... y tener también muy en cuenta la actitud, el esfuerzo, el compañerismo...

5- Fomento de la participación en el aula por parte de los educandos y de las clases dinámicas. Antaño, la escuela tradicional consistía en un "el profesor o la profesora habla, y el alumnado calla y traga". Actualmente esta dinámica está evolucionado, pero muy lentamente. Yo no quiero discentes adoctrinados, cabizbajos, que escuchen mis palabras y las asimilen. Quiero discentes que sepan pensar, criticarme y criticarse, entablar un diálogo sano y respetuoso, que construyan junto a mí el conocimiento, que alegren el aula con su participación, con su actividad, con su voz y con sus sonrisas.

6- Aumento del número de excursiones. Las excursiones son, bajo mi punto de vista, un recurso pedagógico bastante atractivo, y del cual se puede sacar mucho provecho. Asimismo, pienso que ayudan a desconectar del aula y a cambiar de aires, haciendo que varíe la dinámica del curso y se haga menos pesado. También creo que hay que aumentar el número de excursiones porque me gusta que el alumnado adquiera contacto físico, visual, auditivo... con lo que estudia, es decir, que lo conozca por experiencia, y no exclusivamente por lo que se le muestra en el aula. Sirve para acompañar con un objeto a la palabra aprendida. Yo, desde luego, prefiero ver una jirafa y que me enseñen sus características, a que me hagan abrir un libro y empiecen a dictarme "la jirafa pertenece al reino animal; es un mamífero herbívoro...".

7- Aumento del número de prácticas y de trabajos manuales. Para mí, una buena teoría debe ir acompañada de una buena práctica. Solamente a través del contacto con la situación se puede conocer realmente la realidad. Además, con sinceridad, ¿confiarían en un/a cirujano/a que sepa mucho de medicina pero que no haya operado nunca en toda su vida?

8- Fomento de la cooperación y eliminación del espíritu competitivo en la escuela. Los estudios lo demuestran: el proceso de enseñanza-aprendizaje se ve favorecido en contextos cooperativos más que en competitivos. En un ambiente cooperativo, se aprende a ser solidario/a, a ayudar, a amar, a cuidar. Los y las discentes se apoyan los/as uno/as a los/as otros/as, comparten apuntes, colaboran en la enseñanza de quienes tienen mayores dificultades, dan ánimos cuando alguien suspende o se equivoca (en vez de reírse y ponerle orejas de burro, como se hacía antaño), y se alegran por sus compañeros/as cuando dominan la asignatura.

9- Fomento del deporte y el juego. Me aterran los padres y las madres cuando piensan "ha suspendido mi hijo/a Educación Física. Bueno, eso no es importante". Ah, ¿no es importante tener un cuerpo sano y equilibrado? Asimismo, me horroriza un sistema educativo tradicional, en el que se trata a los niños y las niñas como si fuesen reclutas de un ejército, todos/as rígidos, en fila, cantando al unísono contenidos para memorizarlos simplemente, y sin la posibilidad de moverse. El juego es una de las actividades que más beneficia el desarrollo físico y psíquico, a la psicomotricidad de los y las infantes. No hemos de olvidar que un/a niño/a que no se mueve, o está enfermo/a o tiene un problema.

10- Mayor coordinación escuela-familia. Creo que vivimos en un mundo en el que casi nadie quiere ser responsable de los problemas que vemos diariamente. Pienso que por este motivo, muchos padres y muchas madres culpan a la escuela de los malos modales que adolescentes y jóvenes tienen hoy en día, y al mismo tiempo, la escuela echa las culpas a las familias. Creo que ha llegado la hora de dejar de señalar a las personas con el dedo en busca de culpables, y que apuntemos todos/as en una misma dirección: los problemas, los cuales han de ser solucionados cuanto antes posible, pues ello es lo que realmente beneficia a los niños y las niñas.

11- Dar el mismo valor a todas las asignaturas y mejorar la estructura de los horarios de los centros educativos. Personalmente, no estoy de acuerdo en cómo están estructurados los horarios. Hay asignaturas a las que se les dedica un mayor número de horas que a otras. Yo no creo que haya asignaturas con mayor valor que otras. Por ejemplo, la asignatura de  Educación para la Ciudadanía de 4º de la E.S.O., es dada solamente una hora a la semana. ¿Por qué la filosofía y la ética habrían de tener menos valor que las matemáticas y el inglés? Yo no creo que asignaturas que enseñan a reflexionar, a conocer el mundo, a ver y aprender ideas, a adquirir empatía con las demás personas, tengan un valor inferior a otras asignaturas.

12- Eliminación de las palabras "aprobar" y "suspender", y sustituirlas por "dominar o no dominar la materia". Cuando hablamos de alumnos/as que han aprobado o suspendido una asignatura, hablamos de alumnos/as que han pasado o no un examen. Yo prefiero hablar de discentes que dominan o no dominan la materia, en tanto que para mí lo importante no está en si pasan o no un examen, sino en si realmente conocen o no conocen.

13- Embellecimiento del entorno escolar. Cada vez que miro una escuela... me entristezco. Está llena de ladrillos, asfalto y vallas. A mí me gustaría que hubiese más campo, flores, árboles... Que estuviese limpio y lindo. Que el alumnado pueda recibir clases fuera del aula en los días de buen tiempo, manteniendo contacto con la naturaleza, y que no pase todo el tiempo entre cuatro paredes con rejas, como si de delincuentes se tratasen. Cada vez que veo un aula conforme están creadas hoy día, y cada vez que veo a niños y niñas ahí encerrados/as durante horas... me da por pensar que a la palabra "aula" le falta una "j" inicial. Son más bien, bajo mi punto de vista, jaulas...

viernes, 1 de julio de 2011

Carta a un padre.

Lo has esperado con tanta impaciencia... Lo has deseado con tanto ímpetu... Has anhelado tanto durante nueve meses que llegase este bello momento... Y por fin está ahí, delante de ti. Por fin ves a tu hijo.

Veo cómo le miras... con esa mirada de profundo entusiasmo, con una mirada de inmensa termura, con la curiosa mirada de un/a infante ante algo que le resulta novedoso, bello y grande.

Sé que le quieres; o mejor dicho, que le amas, que le adoras. Sé que anhelas con toda tu alma tenerlo entre tus brazos, acariciarle, besarle, mimarle, darle tu calor, transmitirle tu cariño, proporcionarle tu protección.

Pero no sabes que te ocurre; algo te detiene antes de acercarte a tu hijo. Yo sí sé de qué se trata. Es el miedo al rechazo de la sociedad. Es el temor a ser visto como un bufón "afeminado". Es el lavado de cerebro que te ha hecho un mundo cruel, injusto y sin escrúpulos, al afirmar diariamente, sin sentir el más mínimo remordimiento, que al cargo de un/a bebé ha de estar disponible en exclusiva la madre. Es la poupérrima educación sexista que el mundo te transmitió desde tu nacimiento, con la que se te instó a estar por encima del resto de las personas, a no mostrarte "demasiado blando", a ser el que tiene el poder, a ser quien ha de triunfar en la vida y vivir como una simple y mera máquina de producir dinero para tu familia... y sobre todo, y en definitiva, a no expresar tus emociones. Esas emociones que siempre has tenido desde pequeño, guardadas y acalladas cada vez que te abofeteaban o te gritaban por llorar. Emociones tiernas, dulces, grandiosas, que quedaron aplacadas al más oculto rincón de tu corazón por culpa de una sociedad que pide de ti que des muestras de grandeza y fortaleza. Quieres hacer aflorar esos majestuosos sentimientos, lo sé; quieres que salgan y mostrarlos al Universo. No quieres ser uno más en la Tierra. No deseas que tu rol sea solo el de aportar un gameto y traer dinero a casa. Quieres alzar la voz en el cielo, y gritarle al mundo entero que amas a tu hijo, y que quieres estar a su lado.

No pongo en duda, y por fin los estudios lo demuestran, que, al igual que en tu pareja, la oxitocina corre, alterada, por tu sangre. No pongo en duda que en tu interior, ese interior que quedó sellado por años y años de pésima educación emocional, yace el amor. Un amor inmenso e infinito, que espera salir a flote para ser traspasado a tu bebé.

Así que, anímo amigo mío, resiste ante el yugo de la presión social, lucha contra las cadenas que el mundo puso en tu espítiru, rebélate contra ese maldito diablo que susurra a tu oído "vuelve al trabajo a proveer, y no te preocupes del bebé, que de él ya se encagará tu mujer. Solamente tu mujer".

Llora, grita, patalea, lucha. ¿A qué estás esperando? No te pierdas este momento que es tan bello e importante para ti. No esperes a que sea tu pareja quien agarre tu mano, quien tire de ti y te implique en la crianza y la educación de tu hijo. Hazlo por ti mismo. Vamos, no te cortes, ya que puedes y quieres hacerlo. Lo sabes tan bien como yo: ¡deseas hacerlo! Vamos, ánimo, da un paso adelante.

Ya no dudas. Le coges en brazos, le miras, le pegas a tu pecho. Piensas en todo el tiempo en que permanecerás a su lado, cuidándole, criándole, protegiéndole, apoyándole, dándole tu cariño.

Enhorabuena, amigo mío, al fin eres padre; un padre que no será ausente. Al fin te has deshecho del miedo y de las ataduras. Por fin eres libre. Eres feliz. Muy feliz. Y una lágrima cae por tu mejilla, mientras, tras darle un cálido beso a tu hijo en la frente, con un suave susurro, tus labios dejan escapar una frase: "Te quiero, mi niño".

lunes, 27 de junio de 2011

El verdadero valor del anillo.

Espero que este cuento les sirva en aquellas ocasiones en las que se vean a ustedes mismos/as con poco valor, y en aquellas en las cuales les persiga ese autorrechazo que vimos en la entrada anterior:

"-Vengo, maestro, porque me siento tan poca cosa que no tengo ganas de hacer nada. Me dicen que no sirvo, que no hago nada bien, que soy torpe y bastante tonto. ¿Cómo puedo mejorar? ¿Qué puedo hacer para que me valoren más?

El maestro, sin mirarlo, le dijo:

-Cuánto lo siento, muchacho. No puedo ayudarte, ya que debo resolver primero mi propio problema. Quizá después... -Y, haciendo una pausa, agregó-: Si quieres ayudarme tú a mí, yo podría resolver este tema con más rapidez y después tal vez te pueda ayudar.

-E… encantado, maestro –titubeó el joven, sintiendo que de nuevo era desvalorizado y sus necesidades postergadas.

-Bien –continuó el maestro. Se quitó un anillo que llevaba en el dedo meñique de la mano izquierda y, dándoselo al muchacho, añadió-: Toma el caballo que está ahí fuera y cabalga hasta el mercado. Debo vender este anillo porque tengo que pagar una deuda. Es necesario que obtengas por él la mayor suma posible, y no aceptes menos de una moneda de oro. Vete y regresa con esa moneda lo más rápido que puedas.

El joven tomó el anillo y partió. Apenas llegó al mercado, empezó a ofrecer el aíllo a los mercaderes, que lo miraban con algo de interés hasta que el joven decía lo que pedía por él.

Cuando el muchacho mencioaba la moneda de oro, algunos reían, otros le giraban la cara y tan sólo un anciano fue lo bastante amable como para tomarse la molestia de explicarle que una moneda de oro era demasiado valiosa para entregarla a cambio de un anillo. Con afán de ayudar, alguien le ofreció una moneda de plata y un recipiente de cobre, pero el joven tenía instrucciones de no aceptar menos de una moneda de oro y rechazó la oferta.

Después de ofrecer la joya a todas las personas que se cruzaron con él en el mercado, que fueron más de cien, y abatido por su fracaso, montó en su caballo y regresó.

Cuánto hubiera deseado el joven tener unamoeda de oro para entregársela al maestro y liberarlo de su preocupación, para poder recibir al fin su consejo y ayuda.

Entró en la habitación.

-Maestro –dijo-, lo siento. No es posible conseguir lo que me pides. Quizás hubiera podido conseguir dos o tres monedas de plata, pero no creo que yo pueda engañar a nadie respecto del verdadero valor del anillo.

-Eso que has dicho es muy importante, joven amigo –contestó sonriente el maestro-. Debemos conocer primero el verdadero valor del anillo. Vuelve a montar tu caballo y ve a ver al joyero. ¿Quién mejor que ´l puede saberlo? Dile que desearías vender el anillo y pregúntale cuánto te da por él. Pero no importa lo que te ofrezca: no se lo vendas. Vuelve aquí con el anillo.

El joven volvió a cabalgar.

El joyero examinó el anillo a la luz del candil, lo miró con su lupa, lo pesó y luego le dijo al chico:

-Dile al maestro, muchacho, que si lo quiere vender ya mismo, no puedo darle más de cincuenta y ocho monedas de oro por su anillo.

-¿Cincuenta y ocho monedas? –exclamó el joven.

-Sí –replicó el joyero-. Yo sé que con el tiempo podríamos obtener por él cerca de setenta monedas, pero si la venta es urgente…

El joven corrió emocionado a casa del maestro a contarle lo sucedido.

-Siéntate –dijo el maestro después de escucharlo-. Tú eres como ese anillo: una joya, valiosa y única. Y como tal, sólo puede evaluarte un verdadero experto. ¿Por qué vas por la vida pretendiendo que cualquiera descubra tu verdadero valor?

Y, diciendo esto, volvió a ponerse el anillo en el dedo meñique de su mano izquierda".


Fuente: Bucay, J. (2005). Déjame que te cuente los cuentos que me enseñaron a vivir. RBA bolsillo: Barcelona.

martes, 21 de junio de 2011

Autorrechazo.

"Estaba allí desde el primer momento, en la adrenalina que circulaba por las venas de tus padres cuando hacían el amor para concebirte, y después en el fluido que tu madre bombeaba a tu pequeño corazón cuando todavía eras sólo un "parásito".

Llegué a ti antes de que pudieses hablar, antes aun de que pudieses entender algo de lo que los demás te decían. Estaba ya cuando torpemente intentabas dar tus primeros pasos ante la mirada burlona y divertida de todos. Cuando estaba desprotegido y expuesto, cuando eras vulnerable y necesitado.

Aparecí en tu vida de la mano del pensamiento mágico; me acompañan... las supersticiones y los conjuros, los fetiches y los amuletos... las buenas formas, las costumbres y la tradición... tus maestros, tus hermanos y tus amigos...

Antes de que supieses que yo existía dividí tu alma en un mundo de luz y uno de oscuridad. Un mundo de lo que está bien y otro de lo que no lo está.

Yo te traje tus sentimientos de vergüenza, te mostré todo lo que hay en ti de defectuoso, de feo, de estúpido, de desagradable. Yo te colgué la etiqueta de diferente cuando te dije por primera vez al oído que algo no andaba del todo bien en ti.

Existo desde antes de la conciencia, desde antes de la culpa, desde antes de la moralidad, desde los principios del tiempo, desde que Adán se avergonzó de su cuerpo al notar que estaba desnudo... ¡y lo cubrió!

Soy el invitado no querido, el visitante no deseado, y sin embargo soy el primero en llegar y el último en irme. Me he vuelto poderoso con el tiempo escuchando los consejos de tus padres sobre cómo triunfar en la vida.

Observando los preceptos de tu religión, que te dicen qué hacer y qué no hacer para poder ser aceptado por Dios en su seno. Sufriendo las bromas crueles de tus compañeros de colegio cuando se reían de tus dificultades. Soportando las humillaciones de tus superiores. Contemplando tu desgarbada imagen en el espejo y comparándola después con la de los famosos que salen por televisión.

Y ahora, por fin, poderoso como soy y por el simple hecho de ser mujer, de ser negro, de ser judío, de ser homosexual, de ser oriental, de ser discapacitado, de ser alto, bajito o gordo... puedo transformarte en un montón de basura, en escoria, en un chivo expiatorio, en el responsable universal, en un maldito bastardo desechable.

Generaciones y generaciones de hombres y mujeres me apoyan. No puedes librarte de mí.

La pena que causo es tan insostenible que para soportarme deberás pasarme a tus hijos, para que ellos me pasen a los suyos por los siglos de los siglos.

Para ayudarte a ti y a tu descendencia me disfrazaré de perfeccionismo, de altos ideales, de autocrítica, de patriotismo, de moralidad, de buenas costumbres, de autocontrol.

La pena que te causo es tan intensa que querrás negarme y, para eso, intentarás esconderme detrás de tus personajes, detrás de las drogas, detrás de tu lucha por el dinero, detrás de tus neurosis, detrás de tu sexualidad indiscriminada. Pero no importa lo que hagas, no importa adónde vayas. Yo estaré allí, siempre allí. Porque viajo contigo día y noche sin descanso, sin límites.

Yo soy la causa principal de la dependencia, de la posesividad, del esfuerzo, de la inmoralidad, del miedo, de la violencia, del crimen, de la locura.

Yo te enseñé el miedo a ser rechazado y condicioné tu existencia a ese miedo. De mí dependes para seguir siendo esa persona buscada, deseada, aplaudida, gentil y agradable que hoy muestras a los demás. De mí dependes porque yo soy el baúl en el que has escondido aquellas cosas más desagradables, más ridículas, menos deseables de ti mismo.

Gracias a mí has aprendido a conformarte con lo que la vida te da, porque, después de todo, cualquier cosa que vivas será siempre de lo que crees que mereces.

Has adivinado, ¿verdad?

Soy el sentimiento de rechazo que sientes hacia ti mismo.

SOY... EL SENTIMIENTO DE RECHAZO QUE SIENTES HACIA TI MISMO.

Recuerda nuestra historia...

Todo empezó aquel día gris 
en que dejaste de decir orgulloso: 

¡Yo soy! 

Y, entre avergonzado y temeroso, 
bajaste la cabeza y cambiaste tus palabras y actitudes
 por un pensamiento: 

Yo debería ser..."


Fuente: Bucay, J. (2005). Déjame que te cuente... los cuentos que me enseñaron a vivir. RBA bolsillo: Barcelona.

jueves, 16 de junio de 2011

Los/as niños/as hacen lo que ven 2.

Les paso aquí un vídeo que me dejó bastante impresionado cuando lo vi. Es otro ejemplo más de cómo el ambiente familiar influye signifivativamente en las actitudes de los niños y las niñas.



Al fin y al cabo, la mejor forma de aprender a odiar, es siendo odiados/as. Y la mejor forma de aprender a amar, es siendo amados/as.


Nota: Si quieren ver otro vídeo que puse en una entrada anterior, sobre un spot publicitario donde se reflejaba también la imitación que niños y niñas hacen de los comportamientos adultos, pueden hacerlo pulsando aquí.

domingo, 12 de junio de 2011

Educar con amor.

Bajo mi punto de vista...

Educar con amor es, ante todo, tomar al infante como un ser humano; un ser humano que merece el mismo cariño y el mismo respeto que toda persona adulta.

Educar con amor es vernos reflejados a nosotros/as mismos/as en el infante y recordar aquellos tiempos en los que deseábamos con profundo anhelo un beso, una caricia, un abrazo, una aprobación... un te quiero.

Educar con amor es respetar el desarrollo del infante, sin forzar. Existen métodos pedagógicos que nos permiten hacer que el niño o la niña aprenda ciertas habilidades antes de lo que les creíamos capaces. Si puede avanzar la pedagogía y lograr esto sin causar problema alguno en ellos/as, por mi bien; si no, mejor dejar crecer y esperar con sabia paciencia.

Educar con amor es educar hacia la autonomía, hacia la libertad del educando. Ahora bien, autonomía no significa ausencia. Podemos estar con nuestro/a niño/a animándole a hacer las cosas por sí mismo/a, pero apoyándole, haciéndole saber que nosotros/as, sus educadores/as, sus padres, sus madres, estamos ahí, y que le ayudaremos si precisa ayuda.

Educar con amor es no olvidar que la educación no debe ser meramente instrucción; pues educar no es simplemente enseñar; educar es llevar al ser humano, al infante, a ese ser pobre y humilde, a su máxima condición física, psíquica y moral. La enseñanza a secas es adoctrinamiento y moralmente vacía. La educación, la cual para mí sólo es buena si va acompañada de una ética correcta y digna, engrandece los corazones, las mentes y los espíritus.

Educar con amor es no llevar a cabo el proceso de la educación como un medio orientado hacia un fin, sino que la educación constituya un fin en sí misma. Si por ejemplo damos una educación feminista, esto es, igualitaria, pienso que no debe ser con el objetivo de conseguir una sociedad equitativa entre hombres y mujeres, sino que si se hace así, debe ser porque es lo correcto. Es decir, no pensar en un camino hacia la igualdad, sino que la igualdad sea el camino. No pensar un camino hacia la libertad, sino que la libertad sea el camino. No pensar un camino hacia la paz, sino que la paz sea el camino.

Educar con amor es pensar que el educando ya crecido no viene a nosotros/as vacío/a. Es pensar que lleva algo ya escrito en su mente: ideas y emociones. Es respetar ambas cosas. Es tener en cuenta que nuestro/a niño/a también tiene un cerebro que le permite generar ideas y sentir. No hay que centrarse meramente en la educación intelectual, ni tampoco exclusivamente en la sentimental. Educar en ambas cosas a la vez es posible.

Educar con amor es permitir moverse al infante. Es permitirle satisfacer su curiosidad y explorar el mundo, cual arqueólogo/a adentrándose en un nuevo mundo lleno de tesoros aún por descubrir.

Educar con amor no es amarrar a nuestro educando. No es tejer una cadena, ni siquiera lazos. Es construir un puente que nos permita estar en contacto, al mismo tiempo que nos permite ser tú y yo por separado.

Educar con amor consiste en desear lo mejor para nuestro educando y aceptarlo tal y como es, sin pretender cambiarle para nuestro propio gusto, ni utilizarle para nuestros propios fines.

Educar con amor es mostrar interés y preocupación por el infante, sin llegar a hacerlo de forma exagerada y extremista, hasta el punto de anularle.

Educar con amor pensar que ese pequeño y delicado ser no nos pertenece, sino que se pertenece a sí mismo (hemos llegado a un punto que el que los padres y las madres piensan "mi hijo/a es mío/a y tengo derecho a decidir sobre él/ella en todo momento y para todo, lo que me plazca"; y esto conlleva a que como pertenece a la madre y el padre, estos pueden decidir sobre su hijo/a cosas como propinarle una paliza. "Y que nadie me lo reproche porque es mío/a").

Educar con amor es desear el bien, la felicidad y la auto-realización del niño o la niña, sin significar eso la escasez del bien, de la felicidad y de la autorrealización propia, pues no puede ofrecerse aquello de lo que uno/a carece.

Educar con amor es como hablar en susurros, cual dos amantes hablándose labio a labio; sin gritos, sin prepotencia ni pedantería. Con humildad y delicado afecto.

Educar con amor es agacharnos y ponernos a la altura del infante. No podemos pedirle que éste/a se ponga a nuestro nivel, como si de una persona adulta se tratase, pero siempre podemos hacer que el mundo sea un poco más pequeño, a su medida. Porque a veces, para ayudar a crecer, hay que agacharse.

miércoles, 8 de junio de 2011

Hablemos de homosexualidad (¿?).

Hace unos días, una profesora sacó a debate el tema de la homosexualidad. Todos los compañeros y todas las compañeras que intervinieron en la charla hablaron a favor del tema y de las personas homosexuales.

Pero... yo, tal y como comenté, no estoy tan seguro de que realmente estemos 100 % a favor de la homosexualidad, o al menos 100 % concienciados/as con este tema.

Primero, porque aún nunca he oído preguntar, por ejemplo, a ninguna persona a un/a niño/a "¿tienes novio o novia?", sino que siempre se quedan en un "¿tienes novio?", si es niña; y "¿tienes novia?" si es niño. Tenemos la mente programada para dar por hecho que toda persona es heterosexual (aunque no comprendo por qué se le hacen esas preguntas a niños/as. Me parece un poco fuera de lugar a esas edades...).

Segundo, porque aún no he conocido a alguien que piense en sus hijos/as y nietos/as como personas homosexuales o bisexuales, que todos/as serán heterosexuales y tendrán hijos/as heterosexuales.

Tercero, porque aún conozco a gente que me comenta "yo estoy a favor de la homosexualidad, pero preferiría que mi hijo/a fuese heterosexual". O, "estoy a favor de las personas homosexuales, pero cuando muestran ese comportamiento tan... suyo". Vaya, ahora no sólo tenemos que decidir su orientación sexual, sino que también cómo deben moverse (por supuesto, a lo "masculino" si son hombres, y a lo "femenino" si son mujeres. Nada de ser muy "mariquita" o muy "machorra", ¿eh? [...]).

Y por último, y la razón más sencilla, es que, si realmente estamos tan concienciados/as y a favor de esta orientación sexual... ¿por qué sacamos este tema a debate? Nunca he visto que se saque a debate un tema acerca de la heterosexualidad, pues este tema sí que está realmente normalizado y bien visto. Si la homosexualidad fuese en nuestras vidas algo tan normal y corriente como quien ve a una persona con ojos verdes... no dialogaríamos sobre ella.

domingo, 5 de junio de 2011

Mujer versus madre. Elisabeth Badinter.

La siguiente entrada pertenece a Mamá española en Alemania, del blog Una Mamá Española en Alemania. Habla sobre el libro Le conflit la femme et la mère (El conflicto la mujer y la madre), de Elisabeth Badinter. Os dejo con ella, y al final dejo algunas anotaciones mías. Espero que disfrutéis el texto.

"Pues yo sí que me lo he leído. Enterito. 

Me daba bastante pereza, lo reconozco. Llevaba sin leer filosofía desde que entregué mi tesina y aquello fue tan apoteósico, triste y frustrante (entre otras cosas porque el mierdapueblo había dejado de ser una posibilidad para convertirse en un hecho inminente y con él la aceptación resignada del sacrificio de mi proyección académica), que decidí aparcar la filosofía, sino para siempre, por lo menos hasta que doliese menos.

Además, la filosofía francesa por lo general no me gusta. Me irrita. Me parece poco metodológica, bastante inútil y pedante. Pero me lo habían recomendado y después de leer cosas como ésta, a pesar de estar de acuerdo en el quid de la cuestión (o sea, una masculinización de las mujeres como punto de partida para la supuesta igualdad), me saltaron todas las alarmas. Y viendo que además Madame Badinter suele ser criticada sin piedad por las que se hacen llamar neofeministas, pedí su libro. Y no me ha decepcionado en absoluto. Ha sido el soplo de aire fresco que necesitaba en mi constante lucha interior o conflicto entre aquello por lo que daría mi vida (mis hijos) y MI vida.

No voy a contar todo lo que en él expone y argumenta (de manera impecable además), pero sí que voy a poner en antecedentes sobre los temas que ahí se tratan y de qué manera:

- No critica la lactancia prolongada, ni el colecho, ni la crianza con apego/respeto o como quieran llamarlo sus partidarias.

- No critica la reivindicación de muchas de su derecho a ser madres, ni que haya mujeres que se quieran quedar en casa a cuidar de sus hijos, ni que muchas no se sientan realizadas con el trabajo, sino con la maternidad, la lactancia o lo que les dé la real gana.

¿Qué critica entonces? 

El paso de la reivindicación legítima de un derecho que en muchos países se ha obviado o pisoteado (bajas maternales más largas si se quieren, lactancia prolongada…etc.) a la imposición moral ilegítima de una de las muchas formas de afrontar la maternidad como única buena y verdadera.

Ahora resulta que, como ser madre no es obligatorio, si una mujer decide convertirse en madre está moralmente obligada a sentirse realizada como mujer siéndolo. Esta nueva ola feminista-naturista, pasa de luchar por su derecho (repito por si las moscas: legítimo) a ser madre a su manera, a imponer ese modelo de buena madre/madre ideal como ideal moral a seguir. O sea, o estás 100% dedicada en cuerpo y alma al niño, te fusionas con él totalmente, o no eres digna de llamarte madre. Una vez te conviertes en madre, tu esencia femenina se equipara a tu esencia como madre y no hay más que hablar. Que la maternidad “sólo” sea una parte de tu identidad como mujer, aunque sea grande, no vale. 

Hemos pasado de ser las que otorgan el don de la vida (1) a estar en deuda perpetua con nuestros hijos. Más que hacerles un regalo, parece que firmamos un contrato unilateral de antemano con ellos. Claro, como no han pedido nacer y este mundo es complicado y está lleno de maldades, tenemos que estar resarciéndoles por nuestra decisión (¿egoísta?) por siempre jamás. Si esta es la filosofía por la que se trae un niño al mundo, mejor no lo tengas, sinceramente.

¿Y a qué se apela para fundamentar todo esto? A la culpabilidad que toda madre siente en relación con sus hijos, al constante miedo al fracaso como madre, a los posibles traumas que se les pueda causar (¡incluso por estar triste durante el embarazo!). Y así se ha ido demonizando todo lo que no cuadra con este ideal de madre entregada: el trabajo, el biberón, el chupete… ¡ahora incluso tengo que leer el cochecito y el sexo! 

¿Realmente es feminista afirmar que “El coito para nosotras sólo es el principio de una amplísima y larguísima experiencia sexual: la maternidad”? ¿Y los homosexuales? ¿Las mujeres que toman anticonceptivos? ¿Las que no quieren más hijos? ¿Las que son estériles? ¿De verdad tenemos que volver a pensar que si te acuestas con tu pareja sin querer quedarte embarazada significa que te están sometiendo a su machismo retrógrado? Yo creo que aquí el señor Ahmadinedschad encontraría un filón…

¿Y la lactancia? ¿y la crianza con apego? ¿Cómo se puede afirmar por un lado que el bebé te necesita constantemente, que tu atención tiene que estar centrada en él a todas horas, que el momento de dar el pecho es algo especial que requiere concentración, calma e intimidad y por otro afirmar que la ministra bien podría haberse puesto a dar de mamar a su retoño (o cambiarle los pañales o calmarle en medio de un cólico) en una reunión del congreso? ¿En qué quedamos, se puede o no se puede? No se puede decir llueve y no llueve para ganar adeptos. O llueve o no llueve.

Yo, que vivo en un país que promulga tanto que casi obliga que una mujer, al convertirse en madre sólo sea tenida en cuenta como esto último, resulta que me encuentro, pasmada, con que Alemania tiene la tasa europea más baja de natalidad. Aquí, si te conviertes en madre, lo haces con todas las de la ley y si se te ocurre desviarte del camino correcto prepárate para la crítica social. Elige: O madre o mujer, pero "las dos a la vez no se puede, o mejor aún, no se debe". Y los resultados, como no podía ser de otra manera, catastróficos. (Esto mismo, sobre Alemania, se trata extensamente en el libro que, por cierto, está traducido también a este idioma).

Hay un consenso común (y que está además reflejado en la ley, aunque esta a veces no llegue a todas partes) sobre lo que es ser un padre o una madre negligente, abusivo, maltratador. El resto es cuestión de principios éticos y de la ideología moral dominante. Personalmente creo que por lo general en Europa, a pesar de las carencias que todavía existen en este tema, vivimos en sociedades que han dejado de preocuparse constantemente por lo que es legal (porque se ha interiorizado) y en las que cada individuo procura vivir su vida según lo que él cree que está bien y evitando lo que cree que está mal. Esto es bueno, es síntoma de libertad resguardada. Y como individuos libres, tenemos derecho a luchar y pelear por el reconocimiento de nuestras opciones vitales. ¿Por qué, entonces, esa necesidad de demonizar lo otro para justificar lo nuestro? 

Yo soy partidaria de la lactancia prolongada (aunque no la haya practicado), pero también lo soy del biberón. También soy partidaria de que una mujer se quede en casa a cuidar de sus hijos y se sienta realizada como mujer con su maternidad, pero también lo soy de lo contrario. Soy partidaria del pañuelo para llevar a los niños, pero también del cochecito (que yo uso, al contrario que el primero)… En conclusión, soy partidaria de que cada mujer viva su maternidad como más le guste y la disfrute y, sobre todo, sin sentirse culpable por ello, porque yo no siento que no quiera a mis hijos lo suficiente porque duerman en su cuna o por no haberles dado el pecho mucho tiempo o por querer trabajar o leer o irme de vacaciones sola con mi marido y descansar. Es lo que más quiero en el mundo y me niego a aceptar que por mis decisiones parentales se esté poniendo constantemente en entredicho".


Notas:

1- No creo que la mujer sea quien otorga el don de la vida. Un/a bebé solo nace de la uníón de un óvulo y un espermatozoide; es decir, que una mujer no produce hijos/as por sí misma, sino que necesita a un varón, y por ende, son ambas partes, hombre y mujer, quienes dan la vida.

2- Al igual que la autora del texto, estoy de acuerdo con la crianza con apego, con el colecho, con la lactancia prolongada, etc. Con lo que no estoy de acuerdo es con los radicalismos que tratan de imponer una ideología como la única buena y aceptable, y para lograrlo, además, lo hacen amenazando a la mujer que no quiere ser madre o seguir esos patrones, e idolatrando exclusivamente a aquellas madres que lo aceptan.

2- Por supuesto, de acuerdo con los/as pro-crianza con apego, los/as pro-crianza natural, los/as pro-lactancia prolongada, etc, hay determinadas posturas pedagógicas que no comparto, tales como pegar o gritar a un/a niño/a, dejarle llorando o hacerle el vacío; pero jamás negaré que una familia, por necesidad, dé leche de fórmula a su bebé, y otras cosas que ya expliqué en mi entrada Mi opinión sobre la crianza natural. Y por supuesto, mucho menos trataré de asustar y de hacer sentir culpables a aquellas familias (en especial a las madres, que son las más atacadas, y por tanto las más vulnerables) que no se adapten al modelo de crianza ideal según como yo lo veo, pero que siguen otros modelos de crianza que igualmente se encuentran dentro de un límite ético que no suponga un maltrato al bebé.

3- Un ejemplo de cómo se echa la culpa a las madres puede ser un texto, entre otros muchos, que leí una vez que rezaba que "si un hijo que se enfada mucho con su madre en la adolescencia, probablemente se debe a que cuando era un bebé no pasó junto a su madre las primeras horas de vida" (cosa que demostré que no era cierto en mi entrada El mito de la vinculación madre-bebé. Otra hipótesis para fomentar la culpa de la mujer). Y el padre nunca es culpable de nada. Si un/a hijo/a tiene un problema en su juventud, resulta que se trató, siempre y sí o sí, de un fallo de la madre, que no siguió las indicaciones que la sociedad le indicó (lo cual es una contradicción, porque por un lado se dice que la madre tiene mucha responsabilidad, pero al mismo tiempo nunca es quien toma las decisiones; siempre lo hace por ella el/la pediatra, el educador o la educadora, un/a psicólogo/a... Y lo más irónico todavía es que son los/as especialistas quienes toman las decisiones por la familia, pero es la madre la culpable. ¿Alguien puede explicarme esto, por favor?).

4- Para aquellas personas que opinen que la ciencia nunca miente y que no es cierto que se inventen hipótesis para culpabilizar a las madres (e incluso a los padres), les recuerdo que ciertas teorías psicológicas de los años 40-50 afirmaban que "el autismo era provocado por los padres y las madres, que daban una educación fría a sus hijos/as", o que actualmente existen personas que afirman que "la homosexualidad es producto de una educación "excesivamente femenina o masculina" y hay que curarla con psicoterapia...".

5- Para aquellas personas que opinen que una madre que no lleva a cabo una lactancia prolongada, que usa carrito o que no practica el colecho no ama a su bebé, les diré que eso que afirman me parece tan absurdo como si yo comento ahora que una familia que vive en la ciudad quiere menos a sus hijos/as que aquellas que viven en el campo.

miércoles, 1 de junio de 2011

Motivación intrínseca.

El término motivación deriva del verbo latino movere (“moverse”). Supone algo que queremos alcanzar, algo que nos mueve y que nos ayuda a completar las tareas. En general, ha sido conceptualizada como un conjunto de fuerzas internas o de rasgos personales, de respuestas conductuales a determinados estímulos, o de diferentes escenarios de creencias y afectos.

La motivación requiere cierta actividad física o mental. La actividad física implica un esfuerzo, persistencia y otras acciones manifiestas. La actividad mental incluye un abanico de acciones cognitivas como la planificación, ensayos mentales, organización, supervisión, toma de decisiones, resolución de problemas y evaluación de cada progreso. Estos procesos motivacionales implican expectativas, atribuciones y afectos que sirven de ayuda para sostener cualquier motivación.

Las teorías conductuales y el condicionamiento consideraban que la motivación era aquello que incrementaba o mantenía una respuesta a un estímulo, según fuese la recompensa o el refuerzo. El punto de vista cognitivo, más contemporáneo, defiende que son los pensamientos de los individuos, sus creencias y emociones los factores que más influyen en la motivación (posición en la que me encuentro. Soy más bien cognitivista y no conductista).

De entre las diversas categorías en las que puede clasificarse la motivación, quiero resaltar dos: la motivación extrínseca y la motivación intrínseca.

-La motivación extrínseca es aquella que está causada por un agente externo a nosotros/as, lo que nos lleva a la ejecución de una tarea. Un ejemplo de motivación extrínseca es cuando se otorga un premio a quien mejor realice una determinada actividad.

-Se denomina motivación intrínseca a aquella que proviene de nuestro interior y que no está movida a causa de algo externo. Un ejemplo de motivación intrínseca, en mi caso, podría ser este blog. No busco ganar dinero ni aprovación ni nada. Simplemente escribo aquí porque quiero. No hay nada exterior que me mueva a publicar entradas.

Ésta segunda, la intrinseca, es para mí la que tiene más valor y la que debería darse siempre, o al menos en la mayoría de los casos. Ya desde pequeños/as, los niños y las niñas se mueven por el mundo a causa de una motivación que proviene de dentro. Desean explorar, investigar, conocer. Formulan muchas preguntas y curiosean por todos lados. Y da mucho gusto verles así; por lo menos a mí me lo da. No es preciso hablar de positivos, aprobados, regalos, etc, para que quieran aprender determinadas cosas.

Pero, por desgracia, la escuela derrumba la motivación intrínseca. Se fomenta que el alumnado estudie para aprobar un examen y tener éxito académico, y no por el deseo de aprender. Por este motivo, si me dedico a la docencia, nunca pondré exámenes a mis alumnos/as (excepto una pequeña evaluación al inicio del curso que me permita saber cuál es el nivel de la clase y comenzar desde un punto que todos/as puedan seguir). Bucaré métodos participativos, cooperativos y dinámicos para evaluar. Asimismo, nunca califiracé a mis niños/as de "suspensdidos/as" y "aprobados/as". Esos térmminos indican si se a aprobado o no un examen. Yo prefiero hablar de alumnos/as que dominan o no dominan la materia, porque con ello se diferencia entre quienes conocen y quienes no conocen. También mata la motivación intrínseca, pienso yo, los positivos y negativos. Fomentan que el alumnado haga los ejercicios por temor a un punto negativo o por el deseo de lograr un punto positivo, en vez de por el amor al conocimiento en sí mismo.


Bajo mi punto de vista, los premios pueden ser importantes en ocasiones para encaminar a un sujeto hacia la posibilidad de que llegue a gustarle una actividad de forma intrínseca. Por ejemplo, imaginemos que un/a niño/a nunca ha probado un puré de patata, mira el plato con recelo y dice que no quiere comérselo. Tal vez pueda venir bien un pacto de tipo "si te comes el puré te dejo comer después tal cosa que te gusta", a fin de que coma, y con ello pruebe el puré y pueda acabar gustándole, con lo cual no será preciso motivar extrínsecamente en otra ocasión. Pero utilizar premios y castigos constantemente, porque no se encuentra otra manera de hacer las cosas, me parece un error. Un error porque, a mi modo de ver, de esa manera no se aprenden realmente las cosas. Solamente se llevará a cabo una actividad, una conducta, buscando algún fin. Una vez que no haya premio ni castigo, existen probabilidades de que el comportamiento desaparezca.

Sin embargo, si manejamos la motivación intrínseca (lo que conlleva que nuestra labor se centre más en lo cognitivo que en lo conductual), las acciones serán realizadas siempre y por gusto propio (y de paso, si se desea, de vez en cuando se puede dar algún premio que refuerce aún más). 

Una vez leí en el libro Cómo estudiar con ganas, de José Sánchez Rodríguez, que un niño o una niña no deja de estudiar porque se distrae, sino que se distrae porque lo que tiene que estudiar no le atrae.

Quizá, si orientásemos la enseñanza hacia un modo abierto, divertido, participativo, en el que los educandos sean protagonistas del proceso y la metodología abandone el adultocenntrismo; quizá, si dejamos de emplear de manera abusiva técnicas conductuales; quizá, si suprimimos los exámenes y los sustituimos por trabajos en grupo, investigaciones, juegos, debates...; quizá, si dejamos de calificar (y clasificar) al alumnado para que se comparen con compañeros/as, y para que puedan alcanzar logros, y por contra les incentivamos a que se superen a sí mismos/as, y les presentamos los conocimientos de un modo atractivo para que les guste; quizá, si mejoramos la formación pedagógica de los/as docentes y les concienciamos en que se adentren en el mundo de la enseñanza por amor a la profesión y no simplemente porque era el único trabajo que habían encontrado; quizá, si conseguimos establecer un diálogo familia-escuela que no lleve a contradicciones pedagógicas; quizá, si dejamos de utilizar la escuela como arma política y económica, para convertirse en un centro donde la gente aprenda, piense y disfrute... Quizá con todo esto eliminemos frutraciones; potenciemos la motivación proveniente de nuestra curiosidad, de nuestro deseo, y lleguemos a ver a las cosas y las personas como fines en sí mismos, y no como medios para alcanzar algo... que solamente nos haga bien a nosotros/as mismos/as.

jueves, 19 de mayo de 2011

Primero hay que educar a los/as padres/madres.

Hoy, yendo a la Facultad, de camino he encontrado a un niño que iba comiéndose unas galletas y ha tirado el envoltorio al suelo. Si poder resistirlo, yo, que no me callo ni debajo del agua y no me ando con rodeos, sino que suelo ser muy directo, le comento tranquilamente y con buen tono al niño:

-Las cosas no se tiran al suelo, sino a la papelera.

Entonces, su madre, que estaba al lado, me dice bruscamente:

-Tú a mi hijo no le dices lo que tiene que hacer. Si quiere tirar las cosas al suelo, las tira. Para eso están los barrenderos.

<<Y las barrenderas>>, pienso yo.

El caso es que la madre, tras decir eso, saca un chicle y tira el envoltorio al suelo.

-¿Ahora me vas a decir a mí también que lo recoja?

Con calma (con una incómoda calma con la que suelo decir las cosas, porque la gente suele esperar más que grite o me ponga nervioso o dé muestras de enfado), solamente se me ocurre decir:

-No, señora, no voy a decirle que tire el papelito a la papelera. Simplemente, esta tarde, cuando vaya a casa de mi primita, le enseñaré que tiene que pegarle una paliza a su hijo. Pero usted no se preocupe por él, que pare eso ya están los doctores y las doctoras.

Espero que la señora haya comprendido lo que he querido decir.

Y es que, muchas veces hablamos de los niños y las niñas, de la adolescencia, de la juventud... pero muy poco de sus padres y sus madres, que en numerosas ocasiones, son los/as más irresponsables.

lunes, 16 de mayo de 2011

¿Los varones no existimos en las aulas de Educación Infantil?

Hace bastante tiempo, ya no recuerdo cuándo fue, fui al kiosko a bucar alguna revista de educación que fuese interesante, para tener alguna fuente más que consultar y entretenerme un poco aprendiendo más sobre el mundo de la pedagogía. Y me topé con algo que me hundió un poco la moral...

La revista se llamaba "Maestra Infantil", y tal y como su nombre indica, está escrita para "maestras". Es decir, que para esta revista los maestros no existimos... ¡Normal! Como "criar y educar es cosa de mujeres", según el sistema sexista... De hecho, para asegurarme, abrí la revista, la ojeé un poco... y de contenido estaba muy bien, lo reconozco, pero la palabra maestro no figuraba en ella (por lo menos no la encontré).

Y eso es algo que me parece mal, ya que la forma en que empleamos el lenguaje varía nuestra manera de percibir el mundo (crearé más adelante una entrada hablando de ello), y este tipo de cosas contribuye a reforzar inconsciente el tópico sexista de siempre: "Sólo las mujeres saben cuidar de un/a niño/a"

Al instante supe cómo debe sentirse una mujer cuando se habla exclusivamente en masculino y las mujeres no aparecen.

Pero bueno, han debido de haber quejas, o se han dado cuenta de que también existen varones docentes de Educación Infantil (esto es, aquélla que se comprende entre los 0 y los 6 años), o puede que hiciesen estadísticas en las cuales se mosraban que hay hombres que compran la revista.. no lo sé, pero ahora la revista se llama "Maestr@ Infantil". Y eso me deja más conforme. Ojalá logremos hacer el mismo progreso en el lenguaje pero en favor de las mujeres...

viernes, 6 de mayo de 2011

Premio número 2.

Rowina, del blog Una mamá feminista (aunque dice que me lo pasa desde otro blog que no quiere citar por cuestiones personales), me ha concedido este premio:

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Antes de nada, quiero darte las gracias por él, Rowina.

Bien, según indicaba su mensaje, tengo que responder a unas preguntas y elegir un máximo de seis personas a quienes les doy el premio.

Las preguntas son:

¿Por que creaste el blog?:

-Porque quiero mostrar mi forma de ver el mundo para poder cambiarlo a mejor.
-Porque me sirve para estudiar y reforzar lo que vaya aprendiendo.
-Porque pienso que las cosas que aprendo en la carrera pueden servir de ayuda a otras personas.

Si tuvieses que crear otro blog, ¿de que trataría?:

-La verdad, no lo sé. Pero por decir un tema: de música, poemas, frases y textos que me han llegado al corazón.

Cuéntate algo:

Mmm... 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10...

¿Tienes mascota? ¿Cómo se llama?:

-No tengo mascota. Ni quiero tenerla. Lo considero una burrada. ¿Te gustaría a ti que te apartasen de tu familia y amigos/as, te encerrasen en una casa o jaula y te atasen con una correa? A los animales tampoco. Yo quiero ver animales libres, en su hábitat.

¿Tu color favorito?:

-El rojo, por supuesto. Pero para determinadas cosas prefiero el negro.

¿Grupos de música favorita?:

-Mago de Oz.
-Warcry.
-La Oreja de Van Gogh.
-Café Quijano.
-Fito y Fitipaldis.
-Evanescence.
-Nightwish.

¿El mejor regalo?:

-Las personas a quienes quiero. Son los mejores regalos que me ha dado la vida.

¿A qué seis personas cedes este premio?: 

A...

-Bastadesexismo, del blog Basta de Sexismo.
-Gimena Meza, del blog Aurora de la paz.
-Misteriosa, del blog Los que vamos contra corriente.
-Mónica Quesada, del blog El placer es tuyo.
-Adilia, del blog Sexismo e misoginia.
-Marta, del blog Madre de mellizos.

Canción contra el racismo.

Les paso la letra de una canción que compusieron varios maestros del Hip-hop, en lucha contra el racismo. Espero que les guste.


EL RAP CONTRA EL RACISMO:
¿Te has parado alguna vez ha hablar contigo mismo?
La vida puede ser de otro color si se habla de racismo.
No vengo a dar un discurso de derechos humanos,
ni vengo a contaros una de romanos.
Es la lucided frente a la estupidez que existe;
yo me pregunto dónde empieza y dónde acaba el chiste.
Buen desplante al vendedor ambulante que es otro currante
con familia y un futuro por delante.

Cada uno es único en su especie;
no hay motivo ni razón para que se desprecie.
Es el temor a la igualdad y a ignorar lo diferente;
nos separa una absurda clase social permanente.
Máximo odio por la mínima razón,
no hay color, no hay comparación;
tan solo otro episodio donde el más intolerante fascismo
no se cura leyendo y el racismo viajando tampoco.

Por muchas canciones que hagamos,
por mucho que nos manifestemos,
por muchas victimas que sufran
no caigan a lo largo del terreno,
no nos concienciamos y así nos va;
en el árticulo número uno escrito está:
nacemos libres iguales en derecho y dignidad.
A ver, ¿por qué es tan difícil llevarlo a cabo fuera del papel?

Alto, bajo, feo, guapo, negro, blanco... ¿qué más da?
Dentro de cien años todos calvos bajo tierra, ¿va?
¿No has probado nunca conocer a un extranjero?
Fíjate en los niños, ellos saben de que va este juego.
Y es que la raza humana es un crisol;
el que no pueda ver belleza en esto no merece ver el sol.
Paso el relevo al compañero, para este mundo nuevo,
es el triunfo del amor contra el miedo.

Cuando la bestia racista siente rabia y muerde,
cuando la fobia se contagia y hierve acusándote de no ser igual,
cuando en un mundo global
el buscar comida en otra tierra te convierte en ilegal,
cuando la ley de extranjeria te atrapa sin motivo
y la hipocresia tapa sus ojos y sus oídos;
racismo y marginacion cuando solo ven la piel
y se olvidan de mirar al corazón.

Nadie te pide que salves el mundo de su dolor;
todos perdimos la fe en un futuro mejor.
Esta vida es tan cruel y tan canalla que lo entiendo,
a veces ser honrado es como mear contra el viento,
pero no mieres el color de mi piel
si realmente quieres ver el color de mis billetes.
Terremotos, huracanes, guerras, hambre...
el racismo está en los bolsillos del hombre.

Respira del todo esta brisa.
Ponte en la piel del otro a ver cuánto dura tu sonrisa.
Mostrar respeto al desigual por sexo, ideología o cultura
para que afecto y sensibilidad rodeen la estructura,
porque con intelorancia muestras déficit en cerebro y corazón,
hoy comparto mi voz y mi amor contra la sinrazón y el dolor
y la falta de inteligencia y comunicación.

Tú no eres racista, tío, eres imbécil.
Por culpa de unos padres ignorantes eres dócil;
hace ya muchos años que no existen los países,
la frontera está en la piel de cada uno
y todos nuestros nietos seran grises.
¿Cómo quieres que te recuerde, como aquel que decía que
odiaba negros pero se escondía por si muerden?
Cobarde sin actitud, si algún día te enfrentas a tus demonios
verás que son blancos como tú.

¿Por qué coño le miras con esa cara
si luego tú eres el primero en comprarle DVDs piratas?
Abodo por la amistad de las razas, difícil en este puto mundo
intolerante de ratas.
Ningún ser humano puede ser ilegal.
Lo ilegal es que un ser humano no tenga dignidad.
Yo apoyo al negro, al chino, al árabe incluso al marciano.
Por mi parte bienvenido a mi tierra romano.

Superando la treintena de edad
me escribí la de los niños.
Ésta va por el papá
que lanza insultos un domingo en el bar
cuando el negro al que idolatra no consigue marcar.
El partido está perdido al entrar;
el efecto secundario es que tu hijo sea un problema social,
el futuro es que tu hija exija dinero para el cine
y se vaya con el hijo del que te vendía clínex.

Realidad difusa haciendo menesteres.
¿Viste quién soy yo? Dime tú quién eres,
cobrando en papeles, denegando los placeres
de hombres y mujeres, héroes de tal desafio,
de luchar por su amor propio,
para que sus hijos no crezcan vacios;
nueva generación con principios
dando una buena educación sin prejuicios.

Cuando el dolor cubre el pecho,
un corazón aguanta lo que le echen,
pero dependiendo de los hechos
lucho por algo mejor: por derechos;
y las palabras se las lleva el viento.
Éstas no. Entre océanos hay una razón
que arrastra lágrimas hace siglos.
Yo solo me fijo en la persona.
Auto-júzgate antes de juzgar a cualquier otra.

No, no es el tono de la piel lo que interesa,
es el tono con el que te expresas. Racistas se quejan:
"el extranjero les quita horas en la empresa".
Más horas les quita la consola y es japonesa.
Pon atención, luchar por la libertad
es algo más que odiar al opresor;
pido comprensión, pues el pan se parte con las manos
pero se reparte con el corazón.

Por un lado me apena que sea necesario esto,
por otro me alegra oír a mis compañeros.
No se me ocurre un mensaje más tonto, ni más lógico, ni más obvio, ni más serio.
El problema viene cuando no ven el problema.
y el problema se queda cuando lo niegan.
Supongo que no hacia falta ni decirlo:
les queda claro, ¿no? El rap está contra el racismo.


Hay muchos crímenes de odio en nuestro país y se estiman más de cuatro mil agresiones al año. Actualmente existen más de diez mil páginas web en Europa que promueven el racismo y el odio. Y sé que las guerras continuarán mientras la nacionalidad y el color de la piel sean más importantes que el color de los ojos.

Creo esta entrada para concienciar, y se la dedico a aquellas personas que sufren discriminación de todo tipo. Porque cuando veo a amigos/as que provienen de fuera o que tienen otro color de piel, cuando hablo con compañeros/as de otros blogs, que pertenecen a otros países... solamente veo una nación, el planeta Tierra, y solo contemplo una única raza, la raza humana.
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